Capítulo 26

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Sigo caminando por las calles buscando a Robert, pero parece que su existencia en este mundo jamás ocurrió. Desapareció tan repentinamente, que me asusta dónde pueda estar. ¿Alguno de esos hombres me han secuestrado?.

Detesto admitir que mis manos tiemblan dentro de mí chaqueta y mi cerebro no termina de procesar la mala broma. No puedo ignorar el hecho que la posibilidad de alguien mirándome ahora mismo, en éste mismo instante, me hiela la sangre. Hay pocas cosas que me perturban realmente en la vida, se vigilada en cada movimiento y posición por alguien sin ser descubierto, violando tu privacidad e identidad, es una de ellas.

Es tanto el maldito sentimiento de inseguridad que busco la banca más cercana en el bosque que cruzo actualmente y dejo caer mi culo en ella. El sol ha empezado a bajar un poco, provocando tonalidades naranjas, rojas y rosas en el cielo lleno de nubes. Pierdo la noción del tiempo, pensando.

No soy una persona violeta que se diga, pero estoy llena de enojo y frustración dentro de mí, que cuando una mujer pasa justo delante de mis narices, quiero golpearla. La expresión verlo todo en rojo cruza mi mente.

Me muerdo la mejilla interior de mi boca hasta que saboreo algo metálico.

¿Quién se cree Rush que es? ¿Que puede jugar conmigo así como así y piensa que no haré nada al respecto? Tal vez, pero si ésta situación se hubiese desencadenado algunos meses atrás.

Estoy harta. Ugh, como me gustaría partirle la cara. Si tan sólo tuviera la mitad de su fuerza o físico.

Grandioso. Quiero patearlo hasta que no consiga movimiento pero carezco de lo obvio.

Que se joda. Haré mi cerebro al mando y el corazón se puede ir de vacaciones un buen rato. Nadie necesita sentimientos cuando se comienza un confrontamiento, sólo pasión y estrategia.

La maquinación de ideas en mi cabeza comienza y me relajo física y mentalmente. Si el hombre quiere jugar sucio, yo igualmente puedo hacerlo.

Hago un par de llamadas y posteo otras más. Me aseguro de depositar una cantidad exacta en una cuenta bancaria de camino a con Ashley y sonrío por dentro, como el gato de Alicia en el país de las Maravillas.

No se subestiman a las mujeres por buenas razones. Menos si somos silenciosas.

• • •

"Y ésta es al habitación principal. Tiene la ventana más grande de todo el lugar, por lo que la vista es la mejor" señala el hombre y sonríe a Ash.

Mi mejor amiga y yo damos vueltas en la recámara por momentos y me fascina. Es incluso más grande que la que tenía en Colorado.

"Ni sueñes que la tendrás" Ashley cruza los brazos.

Cómo no...

"Tú duermes hasta entrada la tarde, mujer. Entraría demasiada soleado y andarías de gruñona por semanas hasta que te acostumbres. ¡Meses! Vivirías sola, señora de los gatos"

Me encogo de hombros fingiendo que no me importa.

"Tú serás la loca de los gatos, me conseguiré un tipo cualquiera para que me cubra del sol" levanta una ceja.

"Entonces olvídate de los desayunos en la cama. Y sé cuanto adoras mis panqueques de chocolate".

Ashley frunce los labios y rueda los ojos.

My Sweet Nightmare © (EN REVISIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora