Capítulo 20

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Yo soy consiente de cómo libera mis muñecas, y deja mi cuerpo inerte contra la cama. Me cuesta muchísimo respirar.

Levanta mi camiseta blanca y la arroja al suelo, junto con mis shorts y sus jeans negros, dejándonos vulnerables al frío, del cual me olvidó cuando empieza a entrar en mí. Arqueo la espalda y grito de la impresión. Es tan grande como la primera vez que lo sentí, expandiéndose en mí interior, buscando espacio entre nuestros cuerpos. Él gruñe por lo bajo y entierra su cuerpo contra el mío hasta que podemos convertirnos en uno sólo.

Su respiración es entrecortada contra mi cuello, y yo lo rodeo con mis brazos y piernas, acercando aún más su piel contra la mía.

"Oh, Dios" grito cuando empieza a salir y entrar lentamente.

Aprieto mis párpados y jalo de su cabello con mis dedos, sintiendo ese doloroso placer que me hace olvidarme de todo.

Él besa mis labios tiernamente y sigue moviéndose, torturándome a tal punto que gimo por más, tratando de que vaya más rápido con mis pantorrillas en su cadera.

"Nena, no te muevas" su voz es dura como el acero "Estás tan apretada, y no quiero dañarte".

Eso me hace gemir más fuerte y lo provoco, moviendo mis caderas y sigo con la respiración agitada, lo que lo hace exhalar fuerte varias veces antes de que se separe y me deja vacía.

"¡Rush!" me quejo por su repentina desaparición pero me voltea por la cintura hasta que quedo apoyada sobre mis rodillas y codos en la cama.

Se encorva contra mi espalda y abre mis muslos con los suyos. Pone una mano junto a la mía y con el otro brazo me rodea las caderas, para penetrarle con un sólo movimiento. Sentirle rodearme con todo su cuerpo encima del mío me calienta más que físicamente.

Me quedo sin aliento y el toma el control, golpeando mi trasero contra sus caderas, haciéndome la piel de gallina y me hace olvidar todo. Sigue golpeando ese lugar en mí interior hasta que el clímax me golpea y me caigo contra la almohada. Él sostiene mis caderas con su brazo y después de unos segundos lo siento liberarse dentro de mí.

Su cuerpo encima del mío me calienta en la noche y ambos tardamos mucho tiempo en poder volver a respirar con normalidad. Me sigue rodeando por la cintura con los dos brazos cuando empieza a regar mi espalda de besos.

Me siento tan feliz que no quiero ni siquiera abrir los párpados. Sólo quiero permanecer aquí para siempre.

Después de un rato se separa de mi cuerpo para volterme de nuevo, recostándose junto a mi, mirándome.

Su rostro está tranquilo, relajando sus labios en una sonrisa, y puedo ver sus ojos cálidos.

Levanto mis manos y tomó su rostro entre las palmas de mis manos, acariciando su piel suave pero firme.

De repente siento una paz que me rodea y mi corazón se hincha de felicidad.

Oh, Dios mío. Me estoy enamorando de él.

No me asusta, más bien me sorprende en cómo me encanta la sensación de felicidad con paz, mezclándose con un montón de sentimientos que nunca creí experimentar en mí vida. Su manera de hacerme sentir a salvo, sin miedo y en cómo es tan obsesivo del control cuando se trata de mí, en cómo me acaricia con cuidado, como si fuese algo tan frágil, en como me observa rodó el tiempo, en como me hace reír y llorar tan seguido que me recuerda lo mucho que lo extraño cuando no lo veo. Nadie nunca había tenido tanta atención sobre mí, además de mi madre y Ashley.

Es diferente, en tantas maneras.

No me importa si tiene a alguien vigilándome, o si tiene tantos secretos como los míos, o si tal vez me deje pronto. No puedo evitar sentir mi cuerpo lleno de algodón cuando está conmigo.

My Sweet Nightmare © (EN REVISIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora