Capítulo 48

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A partir de este momento, el primero de julio, aniversario de la Batalla de Aretia, es declarado como el Día de la Reunificación y será celebrado en todo Navarre cada año en esta misma fecha para honrar las vidas que se perdieron durante la guerra...

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A partir de este momento, el primero de julio, aniversario de la Batalla de Aretia, es declarado como el Día de la Reunificación y será celebrado en todo Navarre cada año en esta misma fecha para honrar las vidas que se perdieron durante la guerra por salvar a nuestro reino de los separatistas y aquellas que fueron salvadas por el Tratado de Aretia.

—DECRETO REAL DEL REY TAURI EL SABIO




Alguien llama a mi puerta mientras recojo un montón de ropa de entre los restos de lo que solía ser mi armario.

— Adelante —digo ya que esperaba a Vi, echo la ropa a la cama.

La puerta se abre y Xaden entra, con el cabello revuelto como si viniera del campo de vuelo, y mi pulso se acelera.

Bueno esto si no lo vi venir.

— Solo quería... —comienza a decir, luego hace una pausa y observa el desastre que es mi habitación después de lo de anoche— De algún modo me
convencí de que no habíamos causado tantos daños, pero...

— Sí, es...

Me mira y ambos sonreímos.

— Esto no tiene por qué ser incómodo ni nada. —Me encojo de hombros, intentando aminorar la tensión— Ambos somos adultos.

Me mira

— Qué bueno, porque no me iba a incomodar, pero lo menos que puedo hacer es ayudarte a limpiar. —Su atención va al armario y hace una mueca— Te juro que entre la oscuridad no se veía tan mal esta mañana cuando me fui. Resulta que anoche también incendiaste varios árboles. Se requirió a dos personas que pueden manipular el agua para apagarlos.

Me sonrojo..

carajo.

— Te fuiste temprano. —Intento que mi tono suene despreocupado, mientras voy a mi escritorio, que milagrosamente sobrevivió, y me agacho para recoger algunos libros que tiramos.

— Tenía una junta con los líderes y tuve que levantarme temprano —Su brazo roza el mío cuando se agacha a recoger mi libro favorito de fábulas, el que Mira metió en mi maleta cuando regresamos a Montserrat aquella noche.

—Ah. —Mi pecho se aligera— Eso tiene sentido. —Me levanto y pongo las cosas sobre el escritorio— Entonces no fue porque ronco o hablo dormida ni nada parecido. —Vi solía molestarme con eso...

— No. —Su boca se curva hacia arriba, por un lado— ¿Cómo te fue en el entrenamiento con Carr?

Buen cambio de tema.

— Puedo lanzar, pero no logro dar en el blanco y es demasiado agotador. —Frunzo los labios pensando en el primer relámpago que lancé— ¿Sabes? Ayer fuiste medio cretino en el campo de vuelo.

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