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Pero yo no pude controlar al corazón

Y apenas que te vio de ti se enamoró

Y a cada instante me pregunta por ti.

—Las Locuras Mías, Silvestre Dangond.

Domingo 24 de diciembre de 2023 - Medellín, Colombia

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Domingo 24 de diciembre de 2023 - Medellín, Colombia

Tenía a mi princesa bella sentada en mis piernas lo más de cómoda y yo feliz de tenerla cerca porque esta mujer me trae loco, como dice la canción, la pobre compró los regalos de la familia de ella con tiempo y a última hora Juvena la hizo recorrer un centro comercial en pleno 24 y llegó molida, pero se había organizado que estaba hermosa, como siempre pero con un conjunto negro y encima una malla como con transparencias y unos botines, mi reina hermosa vino a estar un rato con nosotros y luego la llevaba a la casa porque sola por la calle no va a estar.

—Los regalos se abren el veinticinco en la mañana —sentencia Lau más segura que quien sabe que.

—No señora, el veinticuatro en la noche —respondo acariciando sus piernas.

—Sigo diciendo que es el veinticinco.

—El veinticuatro a las doce.

—Es lo mismo que decir que el veinticinco.

Esa era la pelea de todos los años, sigo y seguiré insistiendo que es el veinticuatro en la noche.

—Amor, reconozca que es el veinticuatro.

—No reconozco tu equivocada opinión, no me parece.

John llega luego de haberse tragado como dice buñuelos con Thian, yo me podía comer perfectamente esa misma cantidad de buñuelos pero tenía a Lau encima y prefería quedarme aquí sentado con ella a hacerla pararse para irme a comer.

—Hagamos una apuesta —propone mi hermano.

—¿Cuánto querés perder? —responde mi muñeca de una.

—Uy, ¿Qué estamos apostando? Yo quiero —se mete Neimar.

—Pongo 200 lukas a qué este siguiente año la chiqui sale embarrigada —suelta John.

Los ojos de mi muñeca se abren y casi que se ahoga con el vaso de gaseosa que estaba tomando, tose y le doy palmaditas en la espalda con una sonrisa pequeña.

—Dizque 200, débil, ¡Metale 300 Lukas a esa mierda! —Neimar se fue por lo alto —Mano, Metale nitro a esa cuestión porque vea que son 300 Lukas, ahí metí una parte de lo de los útiles del niño.

—¿Y por qué yo? —pregunta mi muñeca.

—Pues porque ni modo que me embarace yo chiqui —dice John como si fuera obvio, Laura no se aguanta y le saca el dedo medio —¡Ay, aprendió! ¿Quién me le está enseñando esas groserías a la niña?

APRENDER A QUERERTE - Richard RiosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora