El amor tiene la capacidad de surgir en los momentos y en los lugares menos esperados, a veces ni siquiera lo estábamos buscando cuando él simplemente llega y causa revuelos.
Eso es algo que Richard y Laura sabían a la perfección.
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Viernes 02 de junio de 2023 - Medellín, Colombia
Desperté sintiendo cosquillas en la cara, al abrir los ojos me encontré a Laura besándome todo el rostro, sonreí al verla y la abracé para tirarla otra vez a la cama conmigo.
—¡Feliz cumpleaños mi amor! —exclamó entre risas mientras la besaba. Me abrazó y escondí mi rostro en su cuello aspirando su aroma, no tenía loción ni nada por el estilo, solo era el olor de ella que me hipnotizaba. Que su rostro fuera lo primero que ví al despertar en mi cumpleaños era el regalo más hermoso que pude pedir.
Miré el reloj a mi lado y eran las 6:00 a.m, junto al mismo reloj estaba una bandeja con un desayuno y una flor.
—Es que es con servicio a la cama y todo —dije acariciando su cabello y ella asintió con una sonrisa.
—Todo sea por mimarte.
—Ome pero iniciar mis veintitrés veranos al lado suyo es muy hermoso, ya tengo mi regalo.
—¿Despertar conmigo?
—Eso es un adicional, el mejor regalo que tengo en mi vida es tenerla aquí conmigo.
—Felices veintitrés, mi negrito hermoso —responde jugando con mi pelo, se sienta en la cama y toma la bandeja con el desayuno y me la entrega, el detalle que sigue llamando mi atención es la flor de Legos, la tomo con cuidado con una sonrisa traviesa —¿Qué?
—¿Usted la armó?
—¡Obvio! ¿Quién más? Estuve ahí bien entretenida armando esa flor.
Era la primera vez en veintitrés años que me daban una flor, era de plástico pero no dejaba de ser una flor. Y me la había dado la mujer de mi vida, me sentía en la cima del mundo pues.
—Te quedó muy hermosa —dije al ver el cuidado que le puso.
Acomodo la bandeja y corto un pedazo, le quedó riquísimo. Corto otro y se lo extiendo a ella.
—Es tu desayuno —dice rechazando el bocado.
—Y lo quiero compartir con vos —digo y entonces acepta.
Comemos juntos varios bocados y se levanta de la cama, la sigo con la mirada, como perro mirando al dueño —No me demoro —dice entrando al armario.
Me quedo en la cama siguiendo con el desayuno que mi hermosa novia me preparó, la veo regresar con algo en las manos.