MANSIÓN DE ALEXANDER
Alexander: Odio la Navidad. Espero no tener que ver a nadie cantando esos villancicos ridículos y sin gracia...
(De pronto, la puerta de la habitación se abre lentamente. Israelito entra abrazando su peluche favorito. Sin decir nada, sube a la cama y se acomoda en los brazos de Alexander.)
Israelito: Papito, ¿ya estás durmiendo?
Alexander: si, hijito.
Israelito: Pero estás hablando.
Alexander: Soy un durmiente muy hablador. Regresa a tu camita, mi amor.
Israelito: No, aquí contigo me siento feliz. Papito, ¿por qué mamá no vive con nosotros? Dile que venga a vivir aquí con nosotros.
Alexander: Lo sé, mi pequeño. Pero antes tendría que pedirle permiso a su papá.
Israelito: ¡Vamos juntos y le decimos que sí, sí, sí, síiii!
(Alexander suspira y sonríe con ternura mientras abraza a su pequeño. Aunque intenta mantenerse serio, las palabras de Israelito desarman su corazón de acero.)
Alexander: Está bien, mi amor. Veremos cómo lo hacemos. Ahora , a dormir.
(Israelito sonríe feliz, cierra los ojos y se acurruca aún más en los brazos de su papá, confiando plenamente en él.)
Israelito: (con los ojos cerrados pero aún despierto) Papito, ¿crees que mamá quiera vivir con nosotros?
Alexander: (acariciándole el cabello) No lo sé, hijito. Las cosas no siempre son tan sencillas.
Israelito: (bostezando) Tú siempre consigues todo, papito. Seguro mamá va a decir que sí porque eres el mejor.
(Alexander siente una mezcla de orgullo y melancolía. Sabe que Israelito lo ve como un héroe, pero también sabe que hay cosas que no dependen de él.)
Alexander: (con una sonrisa suave) Duerme, pequeñito. Mañana será un día largo y lleno de aventuras.
(Israelito se queda dormido en los brazos de Alexander. Su respiración tranquila llena la habitación de una calma que Alexander no recuerda haber sentido en mucho tiempo.)
(A la mañana siguiente, el sol se filtra por las cortinas de la habitación. Israelito se despierta primero y comienza a brincar suavemente sobre la cama.)
Israelito: ¡Papito, despierta! ¡Es de día!
Alexander: (tapándose el rostro con la almohada) Cinco minutos más, campeón.
Israelito: Noooo, tenemos que buscar a mamá. Dijiste que lo intentarías.
Alexander: (suspira y se sienta en la cama, despeinándose el cabello) Está bien, está bien. Pero primero vamos a desayunar. No podemos conquistar el mundo con el estómago vacío, ¿verdad?
Israelito: (riendo) ¡Verdad! Quiero panqueques, papito.
DOS HORA DESPUÉS
(Más tarde, en el auto mientras manejan hacia el lugar donde vive Eduardo, Alexander reflexiona en silencio. Israelito está emocionado, mirando por la ventana y canturreando una canción infantil.)
Israelito: Papito, ¿qué le vas a decir a mamá?
Alexander: (con una pequeña sonrisa) Le voy a decir que venga con nosotros. Y le voy a pedir permiso a su papá, como te prometí.
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FUEGO Y DESEO: EL DRAGÓN DOMINANTE (V+18P)
RandomDonde el dolor y el deseo se entrelazan, creando un placer que solo los valientes se atreven a explorar........