CAPITULO 24

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Ángel: (entrando apresurado a la oficina, con el rostro lleno de preocupación) "¡Dios mío! Orlan, ¿qué tienes? ¿Estás bien?"
(Ve a Orlan sentado en el sofá, con la mirada perdida. En una mano sostiene un vaso de tequila y en la otra, su arma.)

Orlan: (sin mirarlo, con voz quebrada) "Ángel... ¿alguna vez te has enamorado de alguien que no puedes tener? Alguien que te consume cada pensamiento, cada respiro, y aun así está fuera de tu alcance..."

Ángel: (acercándose lentamente) "Hermano, me estás asustando. Por favor, dime qué pasa."

Orlan: (soltando una amarga carcajada mientras aprieta el vaso hasta romperlo en su mano) "¿Sabes lo que es amar a alguien al punto de querer arrancarlo del mundo solo para que sea tuyo? Lo que daría por haberlo secuestrado, por haberlo escondido lejos de todo. Pero llegué tarde, Ángel. Llegué demasiado tarde..."

(Se queda en silencio un momento, su voz temblando mientras intenta mantener la compostura.)

Orlan: "Congelé mi corazón, intenté no sentir, no amar... pero no puedo. Late por él, grita por él. Me duele, me duele tanto. Es mío, Ángel. ¡MÍO! Y de nadie más. Prefiero verlo muerto antes que en brazos de alguien más."
(Su respiración se acelera mientras las lágrimas comienzan a correr por su rostro.)
"Pero él no me ama como yo lo amo. Estoy perdiendo la cabeza, hermano. No sé qué hacer... No sé qué hacer. ¿Qué tengo de malo? ¿Por qué no puede amarme? ¿Por qué?"

Ángel: (tomándolo por los hombros, firme pero con calidez) "Orlan, mírame. Escúchame. No estás solo en esto, ¿me oyes? Pero no puedes dejar que este dolor te destruya. Vamos a encontrar una salida, pero primero, tienes que confiar en mí."

Ángel: "Hermano, este no eres tú. No puedes dejar que este amor, esta obsesión, te lleve a un lugar tan oscuro. Te estás rompiendo, y no quiero perderte también."

Orlan: "No entiendes, Ángel. Nadie entiende. Este amor... no es algo que pueda simplemente dejar ir. Es como un fuego que me quema por dentro. Cada día es una maldita tortura. Lo he intentado... lo juro. Pero no puedo. Él es todo para mí.

Ángel:  "Orlan, si lo amas tanto, ¿por qué quieres destruirlo? Decir que preferirías verlo muerto no es amor. Es dolor, es rabia... pero no es amor."

Orlan: (levantándose bruscamente, tambaleándose por el alcohol) "¿Y qué hago con este dolor entonces, Ángel? ¡Dime! ¿Lo guardo? ¿Lo ignoro? ¿Cómo se supera algo que te consume el alma? NADIE LO VA A TRATAR MEJOR QUE YO

Ángel: (acercándose con cuidado) "No se trata de ignorarlo, se trata de enfrentarlo. De encontrar una manera de seguir adelante, incluso si ahora parece imposible. Orlan, déjame ayudarte. Juntos podemos salir de esto."

Orlan: (cayendo de rodillas, finalmente cediendo bajo el peso de sus emociones) "No sé cómo, Ángel. No sé cómo vivir sin él. Estoy tan cansado de luchar..."

Ángel: (abrazándolo con fuerza) "No tienes que hacerlo solo. Estoy aquí, hermano. Siempre lo estaré. Pero tienes que prometerme algo: no dejes que esta oscuridad te gane. Tú eres más fuerte que esto. (con voz firme, como si hablara a un niño herido) "Primero, vamos a arreglar esa mano. Y luego... vamos a encontrar una manera de que vuelvas a ser el hombre que siempre he admirado. Esto no es el final, Orlan. Es solo un nuevo comienzo."

Ángel había logrado calmar a Orlan, al menos lo suficiente para que permitiera que le vendaran la mano herida. El alcohol ya no estaba sobre la mesa, y la pistola había sido guardada bajo llave. Sin embargo, la mirada de Orlan seguía perdida, atrapada en un dolor que parecía no tener fin.

Ángel:  "Escucha, hermano. No espero que esto se resuelva de la noche a la mañana. Pero lo que sí necesito de ti es un compromiso. Quiero que hables con alguien, un terapeuta. No estás solo en esto, pero necesitas ayuda profesional."

FUEGO Y DESEO: EL DRAGÓN DOMINANTE  (V+18P)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora