CAPITULO 3

193 25 63
                                    


UNA SEMANA DESPUÉS

8 DE LA MAÑANA

Guardia de la prisión: —Pete, ven conmigo. Tu abogado ha llegado, te está esperando en la sala privada.

Pete, algo confundido, se levantó y lo siguió. Aunque tenía dudas, la mención de un abogado encendió una chispa de esperanza en él. Mientras caminaban, los pasillos oscuros y solitarios le daban una mala sensación, pero intentó ignorarlo. Cuando el guardia abrió la puerta de una pequeña sala privada, la sonrisa fría de Solem lo recibió.

Solem : —Mira quién ha venido. Pete el sarnoso, ¿te creíste la mentira del abogado? Qué ingenuo eres, Pete. Aquí nadie te salvará.

Pete, al darse cuenta de la trampa, sintió cómo la sangre le hervía. —¿Qué quiere señor Solem? ¿No tienes nada mejor que hacer que acosarme ?

Solem : se acercó lentamente, con una sonrisa sádica en el rostro. —Eres un juguete roto, Pete. Zamiriel  puede pensar que eres algo especial, pero yo sé la verdad. Solo eres un perro asustado, y los perros asustados no sobreviven mucho tiempo.

Antes de que Pete pudiera responder, Solem  le soltó un fuerte golpe en la cara. El dolor fue instantáneo, pero Pete, ya cansado de soportar las humillaciones, reaccionó de forma instintiva. Con toda la fuerza que pudo reunir, le devolvió el golpe directamente al rostro, sorprendiendo a Solem .

Solem  ,  con la cara enrojecida por la furia, retrocedió un paso más, gritando: —¡¿CÓMO TE ATREVES A LEVANTARME LA MANO?! ¡NO SABES QUIÉN SOY YO! Yo soy superior a ti. ¡Arrodíllate y pídele perdón a tu superior ahora!

Pete, con la respiración agitada pero decidido, lo miró con desdén. —No me voy a arrodillar ante usted. Sé perfectamente que todo esto es una farsa porque no quiere que le cuente a su esposo que es un infiel descarado. No le tengo miedo. Tengo a personas que me apoyan y no estoy solo.

Solem,  soltando una carcajada amarga y sarcástica, dio un paso hacia Pete, el desprecio brillando en sus ojos. —¿Hablas de Zamiriel? —se rió con malicia, su voz llena de veneno. —Es otro patético inútil como tú. ¿De verdad crees que te va a proteger? Si quieres conservar tu cuello intacto, te callarás y te olvidarás de todo lo que has visto. No sabes con quién te estás metiendo.

Pete, con una sonrisa cargada de sarcasmo, lo miró directamente a los ojos y dijo: —Me pregunto... ¿usted ama al señor Horacio o al joven Vegas? —El silencio que siguió solo confirmó lo que Pete sospechaba. Sonrió aún más, aprovechando el momento. —¡Vaya! ¿Se enamoró de Vegas, verdad? Pero no quiere perder su posición, su comodidad. Si su infidelidad sale a la luz, lo perdería todo. Le juro, por mi vida, que haré que Vegas lo desprecié. Ese será su castigo por mandarme a este infierno. Usted es el responsable de que me golpearan, de que casi me abusaran. Por su culpa, todo esto sucedió, porque no es más que un ser malvado y despiadado.

Solem , con una mueca despectiva, intentó mantener la compostura, aunque la furia brillaba en sus ojos. —¿De qué demonios hablas? Vegas está loco por mí. ¿Cómo vas a lograr que no vuelva a mí si estás atrapado aquí? Y él está en París disfrutando de su vida. —Su risa burlona resonó, pero había un leve temblor en su voz que delataba su inseguridad.

Pete, riéndose con descaro, respondió: —¿París? Ja, pues... telepáticamente, ¿no? —Su risa se hizo más fuerte, desafiando a Solem.

Solem , enfurecido, dio un paso hacia él, sus ojos llenos de odio. —¡¿Cómo te atreves?! —gruñó, apretando los puños.

Solem se lanzó sobre Pete para devolverle el golpe, pero en ese momento, la puerta de la sala se abrió de golpe. El Tuerto, entró rápidamente y apartó a Solem,  poniéndose frente a Pete como un escudo.

FUEGO Y DESEO: EL DRAGÓN DOMINANTE  (V+18P)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora