Taehyung, un joven serio y reservado que creció con su abuela, sin recuerdos claros de su infancia ni de sus padres. Jungkook, un alfa arrogante y coqueto que odia a los omegas. ¿Qué pasará cuando se encuentren? ¿Podrán sus personalidades llevarlos...
Después de una cena tranquila y relajante, ambos se acomodaron en el sofá. Taehyung estaba recostado sobre el pecho de Jungkook, mientras este jugueteaba con los mechones oscuros del omega.
–¿Crees que sea un buen momento para contarles a tus mamás? –preguntó Taehyung en voz baja, rompiendo el cómodo silencio que los envolvía.
Jungkook asintió, dejando escapar un suspiro. –Sí, deberíamos decirles. Sé que estarán felices, pero también quiero que lo sepan de la mejor manera. Ellas siempre han apoyado todo en mi vida, y esto... esto es algo demasiado importante.
Taehyung levantó la cabeza para mirarlo a los ojos. –Entonces, vamos a visitarlas mañana. Quiero que ellas también compartan esta felicidad contigo.
Jungkook sonrió y besó suavemente la frente de Taehyung. –Gracias, Tae. Por darme todo esto.
–Es nuestro momento, Kookie. No solo tuyo. –Taehyung le devolvió la sonrisa.
Luego de un breve silencio, Taehyung agregó con cierta timidez: –También quiero ir a ver a mi abuela... aunque ella ya no esté físicamente, siento que necesito contarle.
Jungkook apretó suavemente su cintura y asintió con seriedad. –Por supuesto. Iremos a verla juntos.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
A la mañana siguiente, después de un desayuno ligero, Jungkook y Taehyung se prepararon para visitar a las mamás del alfa. El trayecto fue tranquilo, ambos disfrutaban del momento mientras hablaban de cosas triviales, tratando de calmar los nervios de lo que estaba por venir.
Al llegar, Sua, una de las mamás de Jungkook y la misma que había recibido a Taehyung con un cálido abrazo en su primera visita, abrió la puerta con una sonrisa radiante.
–¡Qué sorpresa tan bonita! Pasen, pasen. Justo estaba pensando en ustedes. –Los invitó a entrar con entusiasmo.
Mientras Jungkook se quedaba en la sala charlando con Siyeon, su otra mamá, Taehyung ayudaba a Sua a preparar algunos bocadillos en la cocina.
–Gracias por ayudarme, Taehyung. Aunque no era necesario, eres un invitado aquí.
–No se preocupe, me gusta ayudar. Además, su cocina es muy acogedora. –respondió con una leve sonrisa mientras cortaba algunas verduras.
De repente, Sua se detuvo, girándose hacia Taehyung mientras fruncía ligeramente el ceño, pero no de preocupación, sino de curiosidad.
–Tae... hueles un poco diferente. –comentó, inclinando ligeramente la cabeza para percibir mejor el aroma.
Taehyung, al escuchar eso, dejó caer el cucharón que tenía en la mano, y sus ojos se abrieron de par en par. Sua se cubrió la boca con ambas manos, sus ojos comenzando a llenarse de lágrimas mientras lo miraba con ternura.
–¿Estás...? –empezó a decir, pero la emoción la detuvo.
En ese momento, Siyeon entró en la cocina, atraída por el ruido, con Jungkook siguiéndola de cerca. Al ver a Sua en ese estado, Siyeon miró a Taehyung, notando su expresión nerviosa y sus mejillas sonrojadas.