Taehyung, un joven serio y reservado que creció con su abuela, sin recuerdos claros de su infancia ni de sus padres. Jungkook, un alfa arrogante y coqueto que odia a los omegas. ¿Qué pasará cuando se encuentren? ¿Podrán sus personalidades llevarlos...
Taehyung salió temprano de su casa, con la mente llena de pensamientos confusos. Aunque la mayor parte de su tiempo lo pasaba trabajando desde casa desde que se enteró de que esperaba cachorros; había algo urgente que necesitaba hacer en la oficina: recoger unos documentos importantes. Sabía que solo sería una breve visita, pero aún así, el ambiente corporativo siempre lograba descolocarlo.
Llegó a la oficina, con los papeles en mente, y se dirigió directamente a la sala de archivos. El sonido de los archivadores deslizándose era lo único que rompía el silencio de la oficina vacía. Taehyung recorrió las estanterías, buscando los documentos que necesitaba, pero su tranquilidad no duró mucho.
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Antes de que pudiera irse, Hyuna apareció. Ella siempre tenía una manera de aparecer en los momentos más incómodos, y esa mañana no fue la excepción.
—Taehyung —dijo, deteniéndolo mientras organizaba algunos papeles sobre su escritorio—, he notado que últimamente te has estado alejando. ¿Es por algo en particular?
Taehyung la miró, sabiendo exactamente a dónde quería llegar.
—No es nada —respondió, intentando que su tono no sonara tan tenso como lo sentía.
Pero Hyuna no se dejó engañar. Dio un paso más cerca, su mirada afilada como siempre.
—Claro, nada —dijo en tono sarcástico—. Pero sabes, Tae, he estado pensando. Cuando tengas a tus cachorros, y tu cuerpo ya no sea el mismo, ¿quién crees que tomará tu lugar al lado de Jungkook?
Las palabras fueron como un golpe directo. Taehyung sintió una oleada de inseguridad recorrer su cuerpo. Hyuna no solo lo había dejado en evidencia, sino que sus palabras lo calaron hondo. El miedo de no ser suficiente para Jungkook comenzó a crecer dentro de él, esa duda que tanto trataba de ignorar, pero que en ese instante se hizo imposible de negar.
—Eso no tiene sentido —respondió, aunque su voz se quebró ligeramente.
Hyuna solo lo miró con una sonrisa calculadora.
—Lo que yo piense o no, no es lo que importa. Lo importante es que, cuando llegue el momento, todo lo que tienes se desvanecerá, y no va a haber nada que puedas hacer para evitarlo. Y Jungkook... ¿crees que siempre va a estar ahí para ti?
Taehyung solo solto una pequeña risa sarcastica — ¿y quién tomara mi lugar?, ¿tú?, ¿en serio crees que Jungkookpodria fijarse en alguien como tú?, no me hagas reir — decía Tae con una mirada dominante hacia Hyuna, sabia que lo que dijo le molesto, se veia en su semblante, y no importaba cunato en realidad le afectara lo que la beta le dijo, jamas se mostraria debil ante ella.
Hyuna solo se dio una media vuelta para irse, con la cara roja de la irá y dando un portazo al salir. Tae dejó salir todo el aire que no sabía qué estaba conteniendo. —¿Realmente estaría Jungkook allí para él cuando su cuerpo cambiara? ¿Cuando ya no fuera el mismo?
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Después de ese encuentro incómodo, Taehyung terminó de recoger los documentos y regresó a casa, la mente ocupada con las palabras de Hyuna. La inseguridad lo consumía, pero trató de no dejar que fuera obvio cuando entró a la casa.
Al llegar, la casa estaba en silencio. Se dirigió al pasillo y, al abrir la puerta del dormitorio, vio a Jungkook recostado en la cama, con la mirada perdida hacia el techo. Taehyung sintió una punzada en el pecho al verlo allí, tan tranquilo, tan ajeno a las tormentas que estaban pasando en su mente.
Se quedó allí, observándolo por un momento, sin saber cómo iniciar la conversación. La inseguridad que le había dejado la charla con Hyuna lo invadía por completo, pero no sabía cómo decirle a Jungkook lo que estaba sintiendo.
Jungkook guió la mirada hacia la puerta y, al ver a Taehyung, una sonrisa ligera se dibujó en su rostro.
—¿Todo bien? —preguntó con suavidad, notando la expresión distante de Taehyung.
Taehyung no pudo evitar suspirar. Caminó hacia la cama y se sentó al borde, sin quitarle la vista a Jungkook. Por un momento, permaneció en silencio, pensando en todo lo que había sucedido ese día. Finalmente, sus palabras salieron en un susurro.
—Hyuna... me dijo algo hoy. Algo que no puedo dejar de pensar.
Jungkook lo miró con preocupación, acercándose un poco para prestarle más atención.
—¿Qué te dijo? —preguntó, dejando de lado cualquier otra cosa en ese momento.
Taehyung tragó saliva antes de continuar.
—Me dijo que siempre estoy a tu sombra. Que cuando tengamos a nuestros cachorros y mi cuerpo cambie, ¿quién tomará mi lugar a tu lado? —la duda en su voz era palpable, y la inseguridad que sentía por dentro hacía que cada palabra le costara más de lo que imaginaba.
Jungkook frunció el ceño, un atisbo de ira apareciendo en su rostro al escuchar lo que Hyuna había dicho. Pero no era ira hacia Taehyung, sino hacia ella.
—Eso no tiene sentido, Tae —dijo con firmeza, tomando las manos de Taehyung entre las suyas—. Yo te amo por lo que eres, no por lo que puedas llegar a ser. No importa lo que pase, lo que digan los demás no me importa, yo se que me amas tanto como yo a ti y nunca, nunca vas a dejar de ser importante para mí.
Taehyung miró a Jungkook, buscando algún indicio de mentira en sus ojos, pero solo encontró sinceridad. Los miedos que lo habían atormentado por un momento parecieron desvanecerse con esas palabras.
—¿De verdad? —preguntó, su voz temblando levemente.
—De verdad —respondió Jungkook, acercándose más para abrazarlo con suavidad—. Yo estaré aquí, pase lo que pase. Nada ni nadie va a cambiar lo que siento por ti.
Taehyung cerró los ojos, dejando que la calidez de las palabras de Jungkook lo envolviera. En ese abrazo, se sintió más seguro, como si todas las dudas que le había planteado Hyuna comenzaran a desvanecerse.
—Te amo —susurró, aferrándose a él.
—Yo te amo más —respondió Jungkook, besando suavemente su frente.
Aunque el camino aún era incierto, ese momento, en los brazos de Jungkook, le dio a Taehyung la confianza de que, con él a su lado, podría enfrentar cualquier desafío.
