Taehyung, un joven serio y reservado que creció con su abuela, sin recuerdos claros de su infancia ni de sus padres. Jungkook, un alfa arrogante y coqueto que odia a los omegas. ¿Qué pasará cuando se encuentren? ¿Podrán sus personalidades llevarlos...
Un gemido gutural escapó de los labios de Taehyung mientras daba pequeños saltos encima de Jungkook, con esfuerzo debido a la prominente curva de su vientre. La semana prevista para el nacimiento de sus cachorros estaba cerca, pero la visión de su alfa semidesnudo, con gotas de agua resbalando desde su cabello húmedo y perdiéndose entre las líneas de su tonificado torso hasta la toalla que apenas cubría su cintura, despertó un deseo irrefrenable en el omega.
Jungkook, al notar la lujuria reflejada en los ojos de su hermoso omega, se acercó con lentitud deliberada, con una sonrisa ladeada que solo hacía aumentar el fuego en el cuerpo de Taehyung. Se inclinó hacia él, jugueteando con sus labios, dejando pequeños mordiscos en su cuello. -¿Por qué me miras así, amor? -murmuró, su voz grave y cargada de deseo.
Taehyung, lejos de avergonzarse, respondió recorriendo con sus manos los musculosos brazos y la espalda de su alfa. Lentamente, dejó que sus dedos vagaran por el torso definido de Jungkook antes de acercarse a su oído. -Me gustaría que mi alfa me complazca antes de que lleguen nuestros cachorros -susurró, con un tono bajo y lleno de intención.
Sin darle tiempo a reaccionar, Taehyung lo empujó suavemente, haciéndolo recostarse sobre el colchón mientras él quedaba encima. Su única prenda era una camiseta de Jungkook que apenas le cubría el cuerpo, y sin dudar, se deshizo de ella, quedando solo en un bóxer ajustado que delineaba sus curvas y el abultado vientre que contenía la vida que ambos habían creado. Jungkook lo observaba embelesado, como si estuviera viendo una obra de arte.
Taehyung comenzó a mover sus caderas en círculos, frotándose contra el alfa para estimularlo. La respuesta de Jungkook no tardó en llegar; sus manos grandes se posaron en las caderas de su omega, ayudándolo a mantener el ritmo y evitando que se cansara demasiado. Los gemidos y suspiros llenaban la habitación, cada sonido amplificando el deseo entre ambos.
Cuando ambos alcanzaron el clímax por primera vez, sabían que aquello no era suficiente. Jungkook, siempre cuidadoso con su omega y los cachorros, tomó un tubo de lubricante del cajón de la mesita de noche mientras arrancaba con facilidad el bóxer de Taehyung. El omega, con una sonrisa juguetona, no tuvo que luchar mucho con la toalla que cubría a Jungkook; con un movimiento ágil, la deslizó, dejando al descubierto la evidencia del deseo de su alfa.
Jungkook comenzó a estimular el estrecho orificio de Taehyung con un dedo, luego dos, y finalmente tres, trabajando con cuidado para no causar ningún daño. Sus movimientos eran pacientes, expertos, asegurándose de que su omega estuviera completamente preparado antes de continuar. -Quiero que me sientas, amor -murmuró Jungkook, su voz cargada de pasión.
Cuando estuvo listo, retiró los dedos y posicionó cuidadosamente a Taehyung sobre su erección, ayudándolo a bajar con lentitud para que ambos pudieran ajustarse al nuevo nivel de intimidad. Los gemidos de ambos llenaron el aire mientras se movían lentamente al principio, disfrutando de la conexión entre ellos.
Taehyung, a pesar de la preocupación de Jungkook, sabía que los cachorros estaban seguros; las mamás de Jungkook le habían asegurado que mantener la intimidad durante el embarazo no solo era seguro, sino que podía facilitar el momento del parto. Confiado en ello, dejó que sus instintos lo guiaran, moviéndose con más intensidad, buscando ese placer que solo su alfa podía darle.
La luz cálida de la lámpara resaltaba el brillo de las gotas de sudor que se acumulaban en la piel de ambos. Jungkook no dejaba de admirar la bella escena frente a él, su omega disfrutaba tanto como él y una vez ambos estuvieron satisfechos, el alfa no dudo en llenar a su omega de afecto y cariños.
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