Taehyung, un joven serio y reservado que creció con su abuela, sin recuerdos claros de su infancia ni de sus padres. Jungkook, un alfa arrogante y coqueto que odia a los omegas. ¿Qué pasará cuando se encuentren? ¿Podrán sus personalidades llevarlos...
El sol se filtraba a través de las cortinas mientras Jungkook se preparaba para salir de casa. Había algo en el aire, algo que lo hacía sentir inquieto. Sabía que la situación con Hyuna no iba a ser fácil. Su mente seguía dando vueltas a lo que le había dicho, esa amenaza oculta sobre los cachorros y su lugar a su lado. No iba a permitir que ella se saliera con la suya. Si alguien tenía derecho a estar con Taehyung, era él, nadie más.
Taehyung, por su parte, también estaba listo para enfrentarse a la verdad, pero no por las mismas razones. Había estado revisando unos documentos en la oficina, algo no le cuadraba en los informes sobre el incendio de la casa de sus padres, y sentía que debía hablar con Namjoon para aclarar todo. Pero esa mañana, algo parecía estar en el aire, como si el destino les tuviera preparado algo más.
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En la empresa
Taehyung llegó a la empresa con su mente llena de dudas, pero cuando vio a Jungkook esperándolo en el pasillo, con su expresión seria, el peso sobre sus hombros pareció aligerarse. El ambiente entre ellos no era el mismo de siempre. Aunque el amor seguía presente, las tensiones de las últimas semanas los mantenían a ambos en vilo.
—¿Todo bien? —preguntó Jungkook al ver el rostro de Taehyung.
—Sí, pero... tengo que hablar con Namjoon sobre unos papeles. No todo está claro sobre el incendio de mi casa. —Taehyung no estaba seguro de lo que encontraría, pero su instinto le decía que había algo más.
Jungkook asintió, aunque sus pensamientos estaban centrados en Hyuna y lo que iba a hacer al respecto. A lo lejos, escucharon risas. Al girar, vieron a Bogum acercándose, con esa sonrisa arrogante que Jungkook detestaba.
—¡Oh, Taehyung! —exclamó Bogum con tono burlón—. ¿Vienes a trabajar hoy? Pensé que ahora preferías quedarte en casa a cuidar a tus pequeños cachorros, ¿no?
Taehyung frunció el ceño, pero antes de poder responder, Jungkook dio un paso al frente, sintiendo la tensión acumularse en su pecho. No podía permitir que Bogum siguiera hablando de esa manera.
—Te recomiendo que te calles, Bogum —dijo Jungkook, su voz cargada de amenaza. No pensaba tolerar más burlas.
Bogum lo miró con desdén, sin miedo alguno, ya que sabía que pronto dejaría la empresa. No le importaba lo que Jungkook pensara. La mirada de desprecio hacia él solo aumentó cuando vio cómo se acercaba a Taehyung.
—¿Qué vas a hacer? ¿Gritarme? —dijo con una sonrisa sarcástica—. No me hagas reír, Jungkook. Los dos son unos tontos. Pero ya saben, los omegas... son tan... fáciles de manejar, ¿verdad? No sé cómo no te das cuenta, Taehyung, de que en cuanto tus cachorros nazcan, ¿quién crees que tomará tu lugar a su lado?
Las palabras de Bogum fueron como una chispa que encendió la furia de Jungkook. Los ojos de Taehyung brillaron con el mismo fuego, pero lo que más le dolió fue la insinuación sobre sus cachorros, sobre su familia. Nadie, absolutamente nadie, tenía el derecho de hablar de esa manera.
—¡No vuelvas a hablar de mis cachorros! —gritó Taehyung, dando un paso hacia adelante.
Jungkook, igualmente furioso, se acercó a su lado. Sus cuerpos se alinearon como si fueran uno solo, preparados para cualquier cosa. La tensión aumentaba a cada segundo, y cuando Bogum vio la furia en sus ojos, se adelantó, intentando empujar a Jungkook.
—¿Qué vas a hacer? ¿Gritarme también, Taehyung? —le dijo con una risa burlona.
Fue en ese momento que Jungkook perdió el control. Empujó a Bogum con fuerza, exigiéndole que se callara, que dejara de hablar sobre ellos como si fueran objetos. Las manos de ambos se alzaron, preparándose para una pelea física.
—¡Dímelo en la cara, si te atreves! —le gritó Jungkook, mientras la furia se acumulaba dentro de él.
El intercambio de empujones y golpes comenzó, y Taehyung, sin pensarlo, se lanzó hacia ellos. La pelea entre Jungkook y Bogum era violenta, pero Taehyung sabía que no era el momento para que esto fuera a más. Tomó a Jungkook por los hombros y lo apartó con fuerza.
—¡Jungkook, basta! —dijo, respirando con dificultad—. No vale la pena. No dejes que este idiota te saque de tus casillas.
La mirada de Jungkook permaneció fija en Bogum, furioso, pero cuando escuchó las palabras de Taehyung, se calmó ligeramente. Sin embargo, Bogum, que ya no parecía dispuesto a retroceder, tiró una última provocación.
—Espero que sus cachorros salgan igual de estúpidos que ustedes —comentó con desprecio.
Las palabras fueron como una gota que colmó el vaso. Taehyung no dudó ni un segundo. En un solo movimiento rápido, lo golpeó con un puñetazo directo en la cara, enviando a Bogum al suelo.
—¡Nadie habla de mis cachorros de esa manera! —dijo Taehyung, su voz baja pero llena de autoridad.
Bogum, tambaleándose, se levantó lentamente, furioso, pero sabiendo que ya no tenía sentido seguir discutiendo. Se alejó, maldiciendo por lo bajo.
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Al llegar a casa, ambos hombres estaban exhaustos. La tensión de la pelea aún flotaba en el aire, pero había algo más, algo que los conectaba aún más profundamente. Taehyung no podía dejar de pensar en lo que había sucedido, en lo que Bogum había dicho, y en lo que Jungkook representaba para él. Ya no tenía dudas de lo que compartían, y esa fuerza interna lo mantenía firme.
Jungkook se dejó caer en el sofá, visiblemente cansado, tocándose el torso donde Bogum le había dado un golpe. Taehyung se acercó, preocupado por la herida, pero Jungkook lo detuvo.
—No hace falta, bonito —dijo con una sonrisa cansada—. Estoy bien. Pero si insistes... entonces quédate conmigo.
Taehyung, sintiendo el deseo de cuidarlo, se inclinó hacia él, tocando suavemente el torso de Jungkook, que aún mostraba marcas del golpe. Pero Jungkook lo atrajo hacia él, tomando sus manos con firmeza.
—¿Por qué no mejor... nos olvidamos de todo esto y te quedas aquí? —sugirió, su voz suave, acariciando el rostro de Taehyung.
Taehyung no dijo nada, pero lo dejó guiarlo hacia el sofá. Cuando Jungkook lo recostó sobre él, el contacto entre sus cuerpos se volvió más íntimo, más profundo. El calor de sus pieles se fundía mientras compartían un momento de cercanía, sin prisas, sabiendo que sus cachorros los conectaban de una manera aún más intensa.
—Te amo, Jungkook —susurró Taehyung, mientras sus manos recorrían suavemente el cuerpo de su pareja.
—Te amo más —respondió Jungkook, inclinándose para besarlo con ternura, dejando que todo lo que habían vivido ese día se desvaneciera en ese contacto tan íntimo.
Mientras sus cuerpos se unían con suavidad, cuidando de sus cachorros y del amor que compartían, Taehyung no podía evitar sentirse agradecido. A pesar de las dificultades, a pesar de las amenazas, al final siempre había un lugar seguro entre sus brazos. Y ese lugar era todo lo que necesitaba.