the fate of omega (Kookv)

34

Jungkook, junto con Namjoon y el equipo, había movilizado todos los recursos para encontrar a Taehyung. Los drones sobrevolaban las áreas cercanas al parque, y los agentes revisaban cámaras de seguridad. Cada segundo que pasaba, Jungkook sentía que estaba perdiendo una parte de sí mismo.

Namjoon intentaba mantener la calma mientras daba instrucciones por radio.
—Jungkook, escucha. Vamos a encontrarlo. Necesitas concentrarte si quieres ayudar.

Pero Jungkook estaba fuera de control.
—¡No entiendo cómo pasó esto! ¡Yo debía protegerlo!

Se apoyó contra la pared más cercana, apretando el puño con tanta fuerza que sus nudillos se tornaron blancos. Cerró los ojos, tratando de calmarse, pero el pánico y la ira lo dominaban.

Namjoon puso una mano en su hombro.
—Lo encontraremos. Lo prometo.

De repente, uno de los agentes se acercó con una actualización.
—Capitán, tenemos algo.

Todos se reunieron alrededor de la pantalla del monitor portátil que llevaba el agente. Mostraba las imágenes de una cámara cercana al parque. Se veía a Taehyung sentado en la banca, seguido por un hombre que lo abordaba y presionaba algo contra su rostro antes de cargarlo en un auto.

—¡Congelen la imagen! —ordenó Jungkook, examinando el video con atención.
—¿Pueden rastrear el auto?

El técnico asintió.
—Ya estoy trabajando en eso, señor. Pero parece que tomaron una ruta hacia el sector industrial. Hay muchas fábricas abandonadas allí.

Jungkook se puso de pie de inmediato.
—Prepárense. Vamos a buscarlo.

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Mientras tanto, Taehyung seguía procesando la información que le habían dado los ancianos. Su corazón estaba destrozado al saber que sus padres habían estado en el mismo lugar antes que él, pero el hecho de que murieron intentando escapar lo llenaba de determinación.

—¿Qué les hicieron? —preguntó, con la voz temblorosa.

Hwan suspiró profundamente.
—No sabemos los detalles. Solo escuchamos gritos… y después nunca los vimos de nuevo.

Minha se acercó a Taehyung y puso una mano en su hombro.
—Ellos solo querían ver a su hijo una última vez.

Taehyung cerró los ojos, tratando de contener las lágrimas. En ese momento, escucharon pasos acercándose. Rápidamente, Minha lo empujó hacia la cama.
—Hazte el dormido. Esos hombres no son de fiar.

La puerta se abrió de golpe, y un hombre alto y corpulento entró. Miró a Taehyung con desprecio antes de dirigirse a los ancianos.
—¿Ya le contaron las reglas?

Hwan asintió.
—Sí, señor.

—Más les vale que ese omega no cause problemas. Si lo hace, ustedes pagarán por ello.

El hombre salió, dejando la puerta abierta por un momento. Desde su posición, Taehyung pudo ver un pasillo largo y oscuro, iluminado por débiles bombillas. Al final del corredor, alcanzó a escuchar risas y voces hablando sobre algo que parecía ser una entrega.

Cuando la puerta se cerró nuevamente, Taehyung se sentó en la cama, mirando a los ancianos.
—No puedo quedarme aquí. Tengo que salir.

—Es imposible —dijo Minha, con los ojos llenos de preocupación.
—Han pasado años desde que alguien intentó escapar.

—Pero alguien tiene que hacerlo —replicó Taehyung, con determinación.

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En otro punto de la ciudad, Jungkook, Namjoon y su equipo estaban listos para la operación. Habían localizado el auto en una de las fábricas abandonadas del sector industrial, pero sabían que el lugar estaba fuertemente custodiado.