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La operación para liberar a los cautivos restantes de la red de tráfico había sido intensa. Taehyung, a pesar de su estado, no había permitido que Jungkook lo mantuviera al margen. Con su determinación intacta, decidió que quería ayudar, aunque su participación se limitara a brindar apoyo emocional a las víctimas liberadas. Jungkook, aunque preocupado, no tuvo más remedio que aceptar su deseo.

-Pero prométeme que no harás nada imprudente -le dijo Jungkook con un tono protector mientras le acariciaba la mejilla.

-Lo prometo -respondió Taehyung, sonriendo suavemente mientras descansaba una mano sobre su vientre, que ya empezaba a notarse.

La fábrica donde se encontraban los nuevos rescatados estaba llena de actividad. Médicos y agentes trabajaban frenéticamente para evaluar el estado de las víctimas, muchas de las cuales estaban desorientadas o demasiado traumatizadas como para hablar. Taehyung caminaba entre ellos, ofreciendo palabras de aliento y sonrisas cálidas, consciente de que cada gesto podía marcar una diferencia.

En una de las esquinas del almacén adaptado como centro de apoyo, una pareja llamó su atención. Eran un hombre y una mujer mayores, sentados uno al lado del otro, abrazados como si el contacto físico fuera su única fuente de consuelo. Sus rostros reflejaban años de sufrimiento, pero sus ojos, especialmente los de la mujer, brillaban con una esperanza renovada.

-Hola -dijo Taehyung, acercándose a ellos con cautela-. ¿Puedo sentarme con ustedes?

El hombre asintió, y la mujer esbozó una pequeña sonrisa.

-Por supuesto, joven -dijo ella, mientras hacía un espacio en el banco donde estaban sentados.

Taehyung tomó asiento y comenzó a hacerles preguntas básicas, siguiendo el protocolo establecido por el equipo de apoyo. Descubrió que habían sido capturados hacía muchos años y que, a pesar de las circunstancias, siempre habían soñado con encontrar a su hijo perdido.

-Estoy seguro de que lo encontrarán -les dijo Taehyung con convicción-. No importa cuánto tiempo pase, siempre hay una forma de reunir a las familias.

El hombre suspiró, pero asintió.
-Eso espero, joven. Mi esposa siempre dice que nuestro hijo está vivo, en algún lugar. Yo... perdí la fe hace tiempo, pero ella no.

La mujer lo miró con dulzura y luego dirigió su atención a Taehyung.
-Él, cuando era niño, siempre decía... Tata quiere a mamá.

El corazón de Taehyung dio un vuelco. Su respiración se detuvo un momento mientras procesaba esas palabras. Al ver su reacción, la mujer lo observó más de cerca, como si algo en su rostro le resultara vagamente familiar.

-¿Se encuentra bien, joven? -preguntó el hombre, notando que Taehyung parecía perdido en sus pensamientos.

-S-sí, disculpe -respondió, tratando de recuperar la compostura. Se puso de pie apresuradamente-. Creo que... necesito verificar algo.

Antes de que pudiera alejarse demasiado, la mujer lo llamó con la voz quebrada.

-Mi niño... estás muy grande.

El tiempo pareció detenerse. Taehyung se giró lentamente hacia ella, sus ojos llenos de lágrimas. La mujer también lloraba, llevándose las manos al pecho, mientras el hombre la miraba, confundido pero comenzando a comprender.

Taehyung se acercó lentamente, sus labios temblando mientras murmuraba:

-¿Mamá?

Ella asintió con fuerza, extendiendo los brazos hacia él con desesperación y amor.

La escena se llenó de emociones contenidas y reencuentros silenciosos, mientras madre e hijo se abrazaban por primera vez en años, rompiendo con el peso de la separación y el sufrimiento.

the fate of omega  (Kookv)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora