Los pasillos del hospital parecían interminables mientras la camilla avanzaba a toda prisa. Taehyung mantenía una mano firmemente aferrada a la de Jungkook, respirando con dificultad mientras los enfermeros intentaban tranquilizarlo.
—Señor Jeon, debe cambiarse antes de entrar —le indicó una enfermera al llegar a la sala de partos.
—¿Qué? ¡Pero tengo que estar con él! —replicó Jungkook, claramente alarmado.
—Es el protocolo. No se preocupe, una vez listo podrá acompañarlo —respondió la mujer, guiándolo hacia un vestidor cercano mientras la camilla desaparecía tras las puertas dobles.
Taehyung lo buscó con la mirada antes de que las puertas se cerraran completamente. —¡Jungkook, no tardes! —gritó, entre el dolor y la preocupación.
Minutos después, Jungkook entraba con una bata estéril y gorro quirúrgico. Se acercó rápidamente a Taehyung, quien respiraba profundamente, siguiendo las indicaciones del médico.
—Estoy aquí, amor. Estoy contigo —le dijo, tomando su mano y acariciando su frente con delicadeza.
Taehyung lo miró con lágrimas en los ojos, apretando su mano con fuerza mientras una nueva contracción lo atravesaba. —No puedo... duele demasiado...
—Sí puedes, Tae. Eres el hombre más fuerte que conozco. Solo un poco más, estamos tan cerca de conocerlos —respondió Jungkook, inclinándose para besar su frente.
Pasaron horas de esfuerzo y aliento. Jungkook permaneció a su lado, su voz llena de calma y amor guiándolo en cada momento. Finalmente, el primer llanto llenó la sala.
—¡Es una niña! —anunció el médico con una sonrisa mientras sostenía a la pequeña en sus brazos.
Taehyung dejó escapar un sollozo al escuchar el llanto de su bebé, y Jungkook le besó el rostro una y otra vez. —Lo hiciste, Tae. Nuestra pequeña alfita está aquí.
No pasaron más de unos minutos cuando un segundo llanto resonó, más suave pero igual de conmovedor.
—¡Y tenemos un niño! —agregó el médico, entregando al pequeño en los brazos de las enfermeras.
Jungkook se quedó en silencio por un instante, sus ojos llenos de lágrimas mientras observaba cómo envolvían a los dos bebés antes de colocarlos cuidadosamente en el pecho de Taehyung.
—Son perfectos... —murmuró Taehyung, mirando con adoración a los pequeños que se acomodaban contra él. La niña tenía un leve aroma a cerezas maduras con un toque de lavanda, mientras que el niño emanaba un suave perfume a jazmín y miel.
Jungkook se inclinó, besando la frente de Taehyung con devoción. —Gracias, Tae. Gracias por darme esta familia. No sé cómo merezco tanto, pero prometo cuidar de ustedes con mi vida.
Mientras tanto, afuera de la sala, los padres de ambas parejas, junto con sus amigos, esperaban ansiosos noticias. Los minutos se sentían como horas.
Jungkook salió por las puertas de la sala de partos con una sonrisa que no podía ocultar, sus ojos todavía brillaban con lágrimas, pero esta vez de pura felicidad. Todos en el pasillo se levantaron de sus asientos al verlo.
—¡Nacieron! —exclamó, su voz emocionada—. Una alfita y un omega. Están bien... todos están bien.
El alivio fue inmediato, seguido por gritos de alegría y abrazos. Las dos madres de Jungkook corrieron hacia él, abrazándolo con fuerza.
—¡Oh, hijo! —dijo una de ellas, acariciando su rostro mientras lloraba—. Sabía que todo iba a estar bien, pero escucharlo de ti...
—Estamos tan orgullosas de ti, Jungkook —añadió la otra madre, tomando su mano con cariño—. ¿Cómo están Tae y los bebés?
—Tae está exhausto, pero increíblemente fuerte —respondió él, con una sonrisa que no se le borraba—. Y los bebés... son perfectos.
Los padres de Taehyung también se acercaron, abrazando a Jungkook con gratitud. —Gracias por cuidar de nuestro hijo, Jungkook —dijo su padre, con una voz llena de emoción—. Gracias por protegerlo.
—Es mi todo —respondió Jungkook con sinceridad—. Siempre lo cuidaré.
Hoseok y Jimin no tardaron en sumarse, con Hoseok prácticamente brincando de la emoción. —¡Vamos a ser los mejores tíos del mundo! —exclamó, mientras Jimin reía y asentía.
—Yo ya me los imagino corriendo por toda la casa —añadió Jimin—. Pobres de ustedes dos, no van a tener un segundo de paz.
—¡Y eso es justo lo que quiero! —respondió Jungkook, riendo junto a ellos.
Entonces, una enfermera salió al pasillo y se dirigió a Jungkook. —Señor Jeon, vamos a trasladar a su omega y a los bebés a una habitación privada. Necesitarán descansar antes de recibir visitas, pero estarán listos para verlos en unas horas.
Jungkook asintió y se volvió hacia el grupo. —Voy a volver con Tae, pero en cuanto se recupere un poco, podrán verlos.
—No te preocupes por nosotros —dijo Namjoon, dándole una palmada en el hombro—. Ve con ellos. Es tu momento de estar con tu familia.
Jungkook sonrió, agradecido, y volvió a entrar a la sala para acompañar a Taehyung y los recién nacidos.
Mientras tanto, en el pasillo, el ambiente seguía lleno de risas y emoción. Hoseok y Jimin ya discutían sobre quién sería el padrino favorito, mientras las madres de Jungkook y los padres de Taehyung se abrazaban, felices de ver a sus hijos formando una familia.
Dentro de la habitación, Taehyung descansaba con los dos bebés en sus brazos. Jungkook se acercó y se sentó junto a él, acariciando con ternura el cabello de su omega.
—Míralos, Jungkook —murmuró Taehyung, sus ojos fijos en los pequeños—. No puedo creer que sean nuestros.
—Son perfectos... igual que tú —respondió Jungkook, inclinándose para besar su frente—. Gracias, Tae. Por darme esta familia. Por ser tan increíble.
Taehyung sonrió débilmente y apoyó su cabeza contra el hombro de Jungkook. En ese momento, no había nada más en el mundo que importara.
Y así, mientras la noche caía sobre la ciudad, los dos se quedaron mirando a sus cachorros, llenos de amor y gratitud por la nueva vida que les esperaba juntos.
✨hope and gleam✨
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the fate of omega (Kookv)
FanfictionTaehyung, un joven serio y reservado que creció con su abuela, sin recuerdos claros de su infancia ni de sus padres. Jungkook, un alfa arrogante y coqueto que odia a los omegas. ¿Qué pasará cuando se encuentren? ¿Podrán sus personalidades llevarlos...