Nicoletta
Los siguientes tres días pasan en completa agonía. Dante se queja, se remueve de dolor y solo entre sueños parece recuperar la consciencia. Entre más tiempo transcurre, peor se vuelve hasta que no es capaz de levantarse de la cama. Parece escéptico a que otros cuiden de él así que soy la única que pasa la mayor parte del tiempo a su lado y le doy baños de esponja para bajarle la fiebre. Además de obligarlo a comer cuando hace falta.
Lynette también viene a verlo de vez en cuando, aunque casi nunca se queda más de dos minutos dentro. A veces me pregunta si necesito algo, luego se marcha sin mirar a Dante. El personal sigue excusándose con que el componente con el que fue envenenado es algo nuevo y extraño. Sugerí que enviáramos un escuadrón para indagar en el mercado negro, con suerte podríamos encontrar al creador o a un buen imitador, pero la situación no ha mejorado. Lo único que logramos indagar es que fue envenenado por el canal respiratorio.
No fue el agua.
Me siento idiota por no haberme dado cuenta antes, pero entre más lo analizo con los días más sentido tiene. Fue Frederick en el bosque cuando intercambiaron de armas. Recuerdo la "pólvora" que salpicó el rostro de Dante.
Me encamino hacia donde tienen a Marcelo de rehén, cerca de la zona trasera De la Villa, aunque no haya sido él eso no quita la probabilidad de que sea un traidor. La cúpula sabe que Ruslavok está a cargo ahora, pero él me obedece a mí y actúan con respeto a mis demandas incluyendo mis constantes interrogatorios.
—Por décima vez, ¡yo no hice nada! —Marcelo mira molesto, está atado a un muro en el piso con un grillete en el tobillo—. ¡No soy un maldito traidor como tú!
—Estás comenzando a exasperarme.
—Vete al infierno...
—Oh, con gusto me iré. —Sonrío, furiosa de la última media hora sin resultados—. Pero vas a tener que acompañarme.
Saco la daga que siempre llevo y en un movimiento rápido la paso por su mejilla, se desliza con la misma facilidad que si fuese mantequilla. La sangre brota y se lleva una mano a la herida con cierto asombro.
—Alguien de aquí dentro se reunió con Alenko y Frederick para traicionarlo en la cacería. ¿Estás seguro que no sabes nada?
—Eres una perra loca.
Me pongo de pie y pateo su estómago con la punta de mi tacón, haciéndolo caer boca abajo contra el suelo. Los hombres que lo vigilan se mantienen ajenos a mis acciones, pero le ordeno a uno de ellos que me traiga un cuchillo alargado como los de carnicería y asiente con un gesto sumiso antes de dármelo.
Me acomodo el cabello lleno de frizz tras las orejas, algunas gotas de sudor me escurren por el rostro debido al esfuerzo y me pongo de cuclillas frente a él con una mirada retadora. Él también parece exhausto.
—Te escuché haciendo llamadas sospechosas. No intentes engañarme.
—Eso no prueba nada.
Sujeto a Marcelo por el cabello, sus ojos continúan desafiándome pero no dice nada apresurado, sabe que si quiero puedo matarlo y nadie lo impedirá. Y ya estoy desesperada por curar a Dante.
—No te creo una mierda, así que dime, ¿sobre qué fueron esas llamadas?
—¡Púdrete! No eres más que su mujer de trofeo.
—Supongo... Que entonces tú serás mi premio de consolación.
Mi movimiento es brusco y ágil, un corte limpio. El filo del metal parte su meñique arrancándole la yema, suelta un aullido mientras un río de sangre se esparce por el piso manchándome los zapatos. Limpio mis manos en la orilla de mi camiseta y lo sujeto con fuerza por el cuello, enterrando la uñas contra su piel hasta hacerlo sangrar. Sus ojos llorosos se mueven agitados.
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Legado maldito [2.0]
Mystery / ThrillerContinuación de Legado Oscuro. Nicoletta ha seguido adelante, dejando atrás una vida que no quiere recordar, pero, ¿se puede olvidar el pasado si el hombre con el que te casaste vuelve a encontrarte? Con mentiras, traiciones y engaños sin resolver...