❝La noche oscura.❞
El constante tintineo que hacía la cuchara de plata contra su plato comenzaba a parecerle repetitivo. Llevaba al menos cinco minutos emitiéndolo, pero no es como si tuviera algo mejor que hacer. Su madre estaba de espaldas haciendo aseo, mientras que ella estaba sentada en la mesa, mirando fijamente la sopa que había preparado. No tenía hambre. Solo curiosidad.
—¿Mamá?
—¿Sí, hija?
La equidna le dio un somero vistazo antes de volver a lo que estaba haciendo, que era usar un estropajo viejo para limpiar la cocina. La menor se mordió la punta de la lengua con nerviosismo.
—¿Crees que podré llegar a ser una buena guerrera?
—Por supuesto. ¿Qué te hace pensar lo contrario?
—Yo... los hijos de los altos mandos no me dejan jugar con ellos. Dicen que una equidna no debería ejercer esa profesión, ¿eso es cierto?
Su padre era el proveedor de cubertería de su tribu. Una profesión poco valorada, y hasta algo aburrida en comparación con la de otros equidnas que protegían su vida como la conocían, pero realmente era bueno en lo que hacía. Además, uno de los mejores guerreros de su tiempo. Por otro lado, su madre era ama de casa por esos mismos prejuicios que buscaban imponerle an ella.
No quería tener ese mismo destino.
Respetaba que algunas equidnas no tuvieran problema con eso, pero ella quería defender a su pueblo de amenazas, ayudar a los que más lo necesitaran, y ¿quién sabe? Tener un aprendiz al cual transmitirle lo que había aprendido. Ser una héroe admirable en la que su gente pudiera confiar. Observar las estrellas y sentirse orgullosa de haber logrado algo significativo.
Madre caminó lentamente hacia ella, arrodillándose a su costado. La miró con una expresión que no pudo descifrar en su momento, preguntándose porqué sus ojos reflejaban tanta tristeza. Como si supiera lo que estaba a punto de pasar.
En un parpadeo, todo eso se había ido. La aldea en la que se había criado estaba prendida en llamas. El humo era tan espeso que las estrellas no podían verse. Su casa llena de recuerdos alegres se incendiaba con una poderosa llamarada que alcanzaba todo a su paso. Dentro de ella, los cuerpos inertes de sus padres eran consumidos. Habían hecho de todo por protegerla, batallando con lo que estaba a su alcance, sin éxito. Ella, por otro lado, estaba en el suelo, arrastrándose para alejarse lo más posible del peligro, ya mareada por haber inhalado tanto humo.
El tintineo se hace más fuerte.
Sus puños sangrantes se aferraban al fuerte resentimiento de los búhos que le habían arrebatado todo. Los ojos sombríos de las criaturas aladas coincidían con su incendio provocado. La pérdida de su vida. No había podido salvarlos. Se culpaba por no tener la suficiente fuerza para defenderlos.
Otro parpadeo más tarde, y se encontró a sí misma en medio de una enorme metrópoli. La rodeaban humanos que la observaban con terror, como si fuera un monstruo que debía ser eliminado. Había viajado durante siete años, sin propósito, ¿para llegar a ese punto? ¿Ser un fenómeno de circo, un entretenimiento?
«No se preocupen, amigos, le sacamos todos los dientes».
Con eso comprendió que su nueva misión era eliminar al descendiente de los que le arrebataron su felicidad. ¿Cómo es que podía andar libremente por ese pueblo, sin importarle las consecuencias? Aquel erizo azul merecía tanto como ella ser observada con disgusto, y lo iba a lograr. Aunque en ello se le fuese la vida.
Un científico trató de hacer que se uniera a él para destruir al erizo, y casi lo logra, pero su sentido común fue más fuerte y simplemente lo dejó hablando solo. Era algo que debía hacer por ella misma, sin recibir ninguna ayuda.
Sus guantes blancos, que todavía seguían ensuciados con sangre seca de los búhos que había derrotado, golpeaban sin cesar al erizo cobalto. Todos esos años, y no se había atrevido a limpiarlos. Le servía como recordatorio de lo que debía lograr, y a la vez, un cruel recuerdo del día en que lo perdió todo. Sonic intentaba repeler los ataques, sin comprender el porqué de su enojo. Aquello le sacó una risa amarga. Ese maldito fingía demencia.
«¿Quién está asustado de mí?».
El pecho del cuerpo moribundo se elevaba con dificultad. Sonic estaba muy malherido. Durante toda su pelea, después de haber derrotado a aquel doctor lunático, un enemigo en común, intentó hacerla entrar en razón diciéndole que la venganza no era la respuesta, que eso no le traería de vuelta a sus padres.
—¿Crees que no lo sé? El odio consume mi alma, siento que me estoy pudriendo. Pero para eso estoy haciendo esto: matarte será la purificación definitiva de mi tribu. Jamás podrías entender esto.
Alzó su puño, lista para acabar con todo eso.
—Esto no ha terminado.
El erizo se reincorporó. Varias veces se desplomó nuevamente, pero volvía a intentarlo, apoyando sus codos en el asfalto rasposo. Verlo tan vulnerable la hizo reír más que nunca. Una carcajada tan sádica, que incluso ella misma se estremeció por lo ruidosa y maquiavélica.
En un abrir y cerrar de ojos, pasó de eso, a ser una pusilánime que amaba la música y los cómics sobre superhéroes. Todavía no comprendía cómo es que Sonic la había hecho cambiar tan rápido, y para bien. La sonrisa del cobalto, que antes tanto odiaba por sentir que se burlaba de su pérdida, ahora la hacía sentir segura. Estando tan sola en ese mundo, y llegaron sus amigos para cambiarlo todo. En especial cierto equidna. Así como cambió para mejor en tan poco tiempo, podría empeorar.
«¿Quién tiene miedo de la pequeña yo?».
Bueno, pues deberían tenerlo.
Abrió los ojos abruptamente, despertando de su pesadilla. Estaba empapada en un sudor profuso que hizo que se le pegaran las cobijas que la cubrían al pelaje, lágrimas resbalaban por sus mejillas rojizas por lo soñado.
—¡____!
—¡Tranquila, tranquila! ¡Estás bien!
Cuando se recuperó se tomó un momento para observar a su alrededor. Estaban Sonic, Tails y Knuckles mirándola con genuina preocupación. La mano del equidna estaba sobre su hombro a modo de consuelo. No sabía qué había soñado, pero eso no importaba: estaba ahí para ella.
El tintineo se detiene abruptamente, dejando lugar a un silencio que, además de dejarla dormir tranquilamente, dio lugar a una conclusión que había llegado desde hace mucho: ya no estaba sola.
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MASTER EMERALD, knuckles the echidna.
Fanfictie⠀ 𖤛 ِ࣪ 𝒎𝒂𝒔𝒕𝒆𝒓 𝒆𝒎𝒆𝒓𝒂𝒍𝒅 ֢ׅ݂ٜׄ ❗ ██████████████████ ˖ִ ∿݁ ❝━𝓷o puedo creer que arriesgamos nuestras vidas por la "gema" legendaria de nuestra tribu, por la cual nuestros ancestros dieron la vida... pero valió la pena, ¿ve...