adiós, mi ángel.

Capítulo 24

Capítulo 24 - Inquietud

Los días después de que Matteo se fue fueron extraños. No sabía si debería preocuparme o si solo era mi mente jugando trucos. Sabía que no era nada grave, solo un chequeo médico de rutina, pero aún así, algo se sentía diferente. Había algo en el aire, como si faltara algo. No me gustaba estar solo en el departamento, pero al mismo tiempo, tenía la sensación de que necesitaba un respiro. De alguna forma, la ausencia de Matteo me hacía pensar demasiado, y tenía miedo de quedarme atrapado en esas dudas.

El reencuentro con Alexa y Leo

Decidí salir un poco de mi cabeza y acepté la invitación de Alexa y Leo para pasar un día con ellos. Habíamos planeado algo sencillo, una salida para desconectar, lejos de los exámenes que se acercaban. La universidad, con sus exámenes finales de semestre, me estaban volviendo loco. Estaba cansado de estudiar todo el tiempo, de sentir que el peso de los libros me aplastaba, así que la idea de tomar un descanso, aunque solo fuera por unas horas, era un alivio.

Nos encontramos en una cafetería pequeña en el centro, un lugar que Alexa había recomendado porque tenía ese toque acogedor, el tipo de lugar que te hace sentir cómodo, como si el tiempo se detuviera por un rato. Mientras tomábamos café, tratábamos de mantener la conversación ligera, pero no pude evitar que las palabras sobre Matteo salieran de mi boca.

—Entonces, ¿cómo va todo con él? —preguntó Alexa, curiosa, como si fuera algo obvio que estaría hablando de él.

Sonreí, sin pensarlo mucho, mientras dejaba que la calma que su presencia me brindaba llenara el espacio.

—Está bien. La verdad, parece que está mejorando, ¿sabes? No he tenido que preocuparme mucho estos días. Aunque... —mi voz se apagó un poco— ...me siento raro, como si aún no supiera cómo encajar todo esto.

Leo, que había estado observando en silencio, me dio una palmada en la espalda.

—Daniel, está claro que él también te quiere. No tienes que sobreanalizarlo todo. A veces las cosas son más simples de lo que pensamos.

Alexa asintió, sonriendo con esa expresión tranquila que siempre me daba un poco de paz.

—Lo importante es que estés bien. Sabemos lo que has pasado, y nos alegra verte tan tranquilo últimamente. Solo disfruta del momento, lo que pase con Matteo, ya lo veremos.

Eso me hizo sentir un poco mejor. Tal vez me estaba preocupando demasiado. Tenía que dejar de pensar en todo lo que podría ir mal y concentrarme en lo que realmente importaba. Matteo estaba volviendo. Eso era lo único que necesitaba saber.

Preparación para los exámenes

A pesar de la distracción de la salida con mis amigos, sabía que los exámenes finales se estaban acercando rápidamente. Había mucho que estudiar, y aunque la carga no era tan pesada, siempre me ponía nervioso antes de cada prueba. Estaba acostumbrado a la presión, pero aún así, me sentía abrumado por los libros y las notas.

Me pasaba horas en la biblioteca, revisando todo lo que había aprendido durante el semestre. En los descansos, Alexa y Leo se unían a mí para repasar juntos. De alguna manera, eso hacía que el tiempo se pasara más rápido. A veces, entre el estudio y los exámenes, también encontrábamos tiempo para reír y relajarnos. Pero lo cierto era que mis pensamientos seguían regresando a Matteo, preguntándome si todo estaba bien, si él realmente iba a estar allí cuando terminara todo esto.

Las noches en las que estudiaba solo eran las más difíciles. Me sentaba en mi escritorio, rodeado de libros, con la mente a mil por hora. Pensaba en Matteo, en todo lo que había pasado, en lo que aún no había dicho, y me preguntaba si yo era el único que sentía esa presión. No quería ser el que estaba siempre dudando. Tenía que confiar en que todo iría bien. Sin embargo, había algo dentro de mí que no podía callar, algo que me hacía preguntarme si las cosas realmente eran tan simples.