Capítulo 25

5 1 0
                                    

Capítulo 25 - Sombras del silencio

La semana había comenzado tranquila, pero a medida que pasaban los días, algo en el aire había cambiado. No era algo que pudiera identificar de inmediato, pero lo sentía. A veces, cuando Matteo me miraba, había una ligera pausa en su mirada, una sombra que pasaba por sus ojos antes de que la sonrisa volviera a su rostro. Había algo en él que no terminaba de encajar, algo que ya no podía seguir ignorando.

No quería ser paranoico, pero no podía dejar de pensar en los pequeños detalles. El viaje al hospital, las tardes en las que él se quedaba pensativo, los días en los que parecía tan distante. No podía explicarlo, pero algo me decía que Matteo estaba guardando algo, algo importante, y no sabía si debía ignorarlo o enfrentarlo de una vez por todas.

El viernes, después de pasar el día juntos, nos sentamos en el sofá, en silencio, pero no era el tipo de silencio cómodo al que estábamos acostumbrados. Esta vez, había algo tenso en el aire. Matteo estaba más callado de lo habitual, como si estuviera preocupado por algo, y yo no podía dejar de pensar en lo que había notado. No podía seguir ignorándolo.

—Matteo, ¿hay algo que no me estés contando? —La pregunta salió de mis labios antes de que pudiera detenerla, y en ese mismo momento su cuerpo se tensó.

Me miró, pero no dijo nada al principio. La ansiedad creció en mi pecho, y el silencio se hizo más pesado.

—¿De qué estás hablando? —su voz sonó más tranquila de lo que realmente sentía, como si intentara disimular algo.

Pero yo lo conocía. Había algo en su actitud que no me cuadraba.

—No lo sé, Matteo. Últimamente he notado que... que te comportas diferente. Hay algo en tus ojos, algo en tu forma de actuar. Y no me gusta. Siento que me estás ocultando algo. Algo importante.

Matteo suspiró y se echó hacia atrás en el sofá, sus dedos entrelazándose nerviosamente. No era algo que hiciera normalmente, y eso solo aumentaba mi incertidumbre.

—Daniel, no hay nada que te esté ocultando. Todo está bien. —Su voz era firme, pero había algo en su tono que me hizo dudar.

No estaba convencido. Algo no estaba bien, y él lo sabía. No podía seguir fingiendo que no lo notaba. Había momentos en los que parecía evadir mis preguntas, o simplemente cambiaba de tema de una manera tan sutil que no me daba cuenta al principio, pero ahora todo eso me parecía tan claro.

—No puedes seguir diciéndome que todo está bien cuando yo sé que algo no lo está —respondí, mi voz temblando de frustración. —¿Qué estás ocultando, Matteo? ¿Por qué no puedes ser honesto conmigo?

El silencio se alargó entre nosotros, y él me miró con una expresión que no supe interpretar. Estaba indeciso, como si estuviera evaluando si debía contarme algo o no. Finalmente, se levantó del sofá y comenzó a caminar por la habitación, su rostro serio, casi tenso.

—Daniel, de verdad no hay nada —dijo, con una calma que me hizo aún más desconfiado.

—No te creo. ¿Por qué no me miras a los ojos cuando dices eso? —Mi voz subió de tono, sin quererlo.

Matteo se giró hacia mí, y por un segundo, nuestros ojos se encontraron. Hubo algo en su mirada, algo que no podía describir, como si estuviera atrapado en un conflicto interno. Vi un destello de algo en su rostro, una mezcla de dolor y desesperación que rápidamente trató de esconder.

—Daniel, por favor, no lo hagas más difícil —dijo con un susurro. —No quiero hablar de esto. No ahora.

Su respuesta me dejó helado. ¿Por qué no quería hablar de ello? ¿Qué podía ser tan grave que no pudiera compartir conmigo? Las preguntas seguían acumulándose en mi mente, y con ellas, la creciente desconfianza. ¿Estaba siendo paranoico? ¿O era que realmente algo estaba pasando y él no quería decirme la verdad?

adiós, mi ángel.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora