CAPITULO 24

955 140 17
                                    

No me voy, pero bebo y me divierto dentro de mis posibilidades. Al irse todas las "amigas" de mi enemigo, estoy tranquila y puedo observar y darme cuenta de que son guapísimos los chicos del grupo.

Thiago tiene una belleza muy misteriosa, es silencioso, observador e intimidante, pero yo soy una mujer segura y no consigue intimidarme. En una de las ocasiones empezamos a hablar y descubrí que era abogado, muy inteligente y seguro de sí mismo. Escucharle era música para mis oídos, y sus ojos, de un color entre miel y verde, me fascinaban, pero no me despertaron nada más, lo cual era mejor porque su novia era encantadora, y odiaba admitir que me caía bien una Corberó.

«Te acuestas con uno, que te caiga bien su prima es lo de menos».

Ignoro a mi subconsciente y sigo pasándomelo bien. Lucía es prácticamente como yo; tenemos una personalidad muy similar y, por eso, me cayó bien, independientemente de que también odie a Gael.

—Me encanta esta canción —grita poniéndose en pie y bailando.

Me suena de algo, pero no sé de qué. Intento mirar y buscar dónde la conocí. Descarto que haya tenido algo con Gael, así que no sé de dónde la conozco.

—Hablas con todos menos conmigo —se coloca a mi lado y me susurra al oído—Recuerda quién te da los orgasmos soy yo, no ellos —le miro de reojo—Podrías ser más simpática conmigo.

—Gael buscando atención de una mujer —me giro y lo enfrento—Te recuerdo que el borde eres tú.

—¿Yo? —parece sorprendido. Me niego a que no sepa cómo es—Eres tú quien me evita.

—Eres tú quien, nada más levantarnos, me ignoraste.

—Es por lo de la ducha —me analiza.

—Es por tu actitud —me acerco más, y me da rabia que no estemos a solas para decirle las cosas claras—. Lo que haces.

—¿Qué hago? —Creo que él también quiere que estemos solos, porque coloca las manos en sus bolsillos para no tocarme.

—Luego te lo digo —doy un paso atrás—Pero hoy, si estás cachondo, te haces una paja —me aparto, pero una mano me frena.

—¿Con tus manos? —gruñe.

—Más quisieras, amor.

Me suelto y me acerco a la barra para pedir otro gin con limón. Es mi cuarto, pero me da igual, necesito desestresarme y no me emborracharé. Gael se sienta en nuestra mesa y me mira como si fuera un cazador; por suerte, Marcos se coloca delante y hace que deje de mirarme.

Vuelvo también a la mesa porque no soy una cobarde, y me pongo a hablar con Lucía.

—¿Nos conocemos? —achino los ojos—Siento que nos hemos cruzado antes.

—No —se ríe—Algo estoy haciendo mal si no me conoces.

—No caigo —Audrey se ríe y Lucía la mira mal.

—Soy modelo.

—Lucía Bianchi —indica Audrey.

—Ah, claro, claro —me disculpo—. Perdona, es que apenas tengo tiempo ni para ver ni leer nada —le quito importancia—Pero me hubiera encontrado con Brad Pitt me hubiera pasado lo mismo.

—Sí, sí, intenta arreglarlo.

—Lucía es rencorosa, como su hermano.

—¿Quién es su hermano? —¿Otro famoso?

—Él —señala a Thiago.

—¿En serio? —me río—Entonces sois cuñadas, ¿no?

—Yes, yo soy la que tiene el buen gusto —se burla Lucía—Mi hermano es difícil.

Todos los te quiero que odié decir. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora