SAKURA
Un collar de perlas era otra recompensa más por su ausencia. Sentir la suave textura entre mis dedos y ver lo brillante que era me hizo dejarla nuevamente en la caja. No podía aceptar esto, era un alto valor que no merecía. ¿Por qué dármelo? ¿Qué hice para obtenerlo? Nada a lo que fuera obligada, ni un favor. Simplemente no lo quería, no quería ser recompensada de esta manera.
Esa mañana desperté gracias a los rayos del sol, ningún ruido había perturbado mi descanso, ni siquiera sentí cuando el señor Sasuke abandono la cama. En su lugar dejo este collar. Salí a buscarlo a la sala pero no había rastro de él, tal parecía que hoy también volvería tarde.
Acostumbrada a sus pocas palabras, me resigne a pasar el día sin su compañía.
En una mesa tan amplia era difícil ocultar la soledad, muy al contrario de mi casa de campo, donde solía sentarme en una pequeña mesa que opacara la ausencia. No lo había notado, pues en los primeros días de mi estancia aquí, el señor Sasuke me acompañaba siempre.
Claro que eso no duraría tanto.
El timbre sonó anunciado mi desayuno. Como todas las mañanas abrí la puerta para recibir a Kizashi, el guardaespaldas que se preocupaba por mi alimentación. O bueno, eso quería pensar, pero la realidad es que Sasuke lo mandaba a vigilarme.
— Buenos días, señorita. Su entrega especial. —Mostro la bolsa y me dedico una sincera sonrisa, de hecho era al único que veía sonreír, los demás solo dejaban la comida frente a la puerta como si yo fuera un animal salvaje enjaulado.
— Gracias.
Verlo seguido se había vuelto una rutina, si lo juzgara por su apariencia diría que no era un tipo malo, ni rudo. Es más, no pensaría que formara parte de la mafia, más bien pareciera que vende libros. Él no era nada de eso, es un yakuza, alguien a quien debería temer y justo ahora me regala una sonrisa.
Quiso despedirse con una reverencia, pero lo detuve antes de que partiera.
— ¿Quiere pasar a desayunar conmigo?
Minutos después estaba sirviendo su plato. Se ocupó de que yo no hiciera nada y solo deje que sirviera mi porción generosa de comida. No llegaba a ser tan alto como el señor Uchiha, pero si lo suficiente para verse temible. Usaba esos trajes negros a todas horas, como parte de su uniforme. Comenzaba a detestar el formalismo.
Le di unos bocados al rico desayuno y me di cuenta que acomodaba sus lentes negros para que no se le opacaran con el vapor. Pero era un acto inútil, se notaba que no podía ver con ellos en la sombra.
— Señor Kizashi, ¿es necesario traer esos lentes siempre?
Rio como si fuera una estupidez.
— No realmente. —Prosiguió a quitárselos y dejarlos a un lado restándole todo el misterio que guardaban. Tenia que ser algo común y sin importancia, sin embargo no pude pasar por alto sus ojos verdes, casi color olivo. Él no era asiático como todos los demás.
Debo admitir que me tomo por sorpresa. Muy pocas veces he visto ese color en las personas.
— ¿De dónde es usted?
— Inglaterra. —Respondió casi al instante, sin titubear. Como si esperara esta pregunta.
— Creía que los yakuzas eran celosos con sus nativos.
— Lo son, pero yo jure lealtad a los Uchiha. Fui desechado de mi país, así que no tienen objeción a eso.
— Ya veo...
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NO DEBERÍAS (SasuSaku) En Emisión
FanfictionSasuke es un hombre solitario, gana su vida haciendo trabajos para la mafia y todo se convierte en un problema cuando a su puerta llega una niña llorona de pelo rosado, de quien deberá hacerse cargo. Obra de mi completa autoria, personajes del man...