Y aquí estoy yo, sentada frente al mar, de noche.
Hemos venido a pasar un finde de "empresa" como solemos decir Paula, Jimena, Joaquín y yo .
Mientras ellos están correteando, embriagados de alcohol y de varias emociones, yo por lo contrario, he necesitado apartarme un momento para poder relajarme.
El mar me da paz.
Escuchar las olas romper en la orilla, simplemente alumbrada por la luz que desprenden de la Luna y las estrellas, es un orgasmo para mí.
Hoy he decidido cumplir mi promesa.
Quemar la carta que escribí hace varios meses.
Una carta de despedida para mis progenitores.
Recuerdo el día que la escribí.
Me despedí de un viejo amigo, porque me iba a dormir.
Esta persona se asustó de mi forma de despedirme, y minutos después, yo estaba recibiendo una llamada de la policía por un presunto "aviso de suicidio".
Recuerdo que esa mujer, al otro lado del teléfono, me hizo varias preguntas, y finalmente me pidió hablar con la persona con la que convivo.
Ese es mi padre.
Y todos estos me obligaron a ir al hospital, de inmediato.
No era para tanto, simplemente me había tomado dos pastillas más de lo realmente pautado.
Sinceramente no sé si quería dormir unas cuantas horas, o realmente quería dormir para siempre.
Pero yo entre lágrimas, y dudas, escribí esa carta tan desgarradora, por si en algún momento necesitaba utilizarla.
Así que, me prometí, que el día que superase todo esto, o simplemente tuviese las mínimas ganas de vivir, la quemaría en el mar, donde realmente siento paz.
Y aquí estoy yo, cumpliendo mi promesa.
Rodeada de mis amigos, sin que estos, no tengan la mínima idea de lo que realmente estoy haciendo.
Ahora veo el mar.
Lo profundo que puede llegar a ser este enorme océano, y ya no quiero un flotador.
Lo único que quiero, es ser mi propio flotador.
Como Paula me dijo una vez tras leer esta historia -está bien tener un flotador, pero es mejor aprender a nadar-.
Y estoy totalmente de acuerdo.
Quiero empezar a nadar.
Aunque tarde días, meses o años.
Quiero luchar.
Y cueste lo que me cueste, quiero llegar a esa orilla y por fin, poder ver tierra firme.
Finalmente he llegado a la conclusión, de que quiero dejarme ayudar, porque no, no estoy sola.Al igual que todas esas personas que están pasando por lo mismo, o algo similar .
Recordad, por favor, no estamos solos.
Cueste lo que cueste, necesito ver esa luz al principio del pozo.
O ver ese faro que me ayude a nadar en la dirección correcta, hasta finalmente llegar agotados a la orilla, para poder simplemente respirar.
No va a ser nada fácil este viaje. Va a ser agotador, pero yo ya he llegado a este punto.
Quiero salir de aquí.
Y por mucha ayuda que necesitemos, lo primero que debemos cambiar es nuestra forma de pensar. Y doblegarnos, dejarnos guiar.
No siempre se puede uno solo con todo.
Pero en esa orilla, siempre habrá gente esperando por ti con los brazos abiertos.
Esas personas las cuales se sentirán orgullosas de todo lo que hemos necesitado nadar para poder llegar donde quiera que lleguemos.
He dejado de pensar que la felicidad existe.
Pero quizás hay algo muy parecido al otro lado.
Lo importante, y el primer paso, y sinceramente creo que lo que más cuesta, es aprender y querer nadar.
Pero cuando se está más hundido, es cuando por fin quieres hacerlo.
Puede que mañana cambie de opinión, ya que ahora simplemente estoy en calma, en el lugar exacto donde quiero estar.
A 1h30min de mi casa.
Esos km parecen un mundo cuando te sientes perdida.
Pero el simple echo de llegar, ver el mar, escuchar el rugir de las olas.
Eso, queridos, eso es paz.
Yo a estas alturas, ya no espero nada de este año nuevo, que acabamos de comenzar, lo que tenga preparado el destino para mí, que así sea.
Solo le pido que no haya más dolor, y que por favor, este que ya habita en mi, poco a poco se vaya esfumando.
Así que, si me permiten, ahora me despido en este capítulo.
Voy a levantarme de esta arena húmeda, y voy a disfrutar con mis amigos.
Voy a reír, gritar, saltar, y por qué no, pegarnos un baño.
Esta noche quiero sentir eso que es parecido a la felicidad.
Voy aprovechar este finde de ibuprofeno al máximo.
Lo voy a exprimir tanto como pueda.
Y solo utilizaré ese flotador-que seré yo misma- para poder descansar en este viaje tan largo, cuando esté a punto de rendirme por agotamiento.

ESTÁS LEYENDO
Y aquí estás tú. En mi mente.
RandomUna historia tan triste como real. Se tocan temas sensibles pero que existen, y son poco visibles. La salud mental es lo más importante del ser humano. En esta historia le daremos la importancia que conlleva.