Y aquí estoy yo, repasando mentalmente mi día.
Hoy he quedado para desayunar con Aitor, últimamente se le ve preocupado -demasiado para mi gusto- por mi salud.
Dos cafés intercalados con cigarros y alguna que otra palabra.Este ser, no es de hablar mucho, como ya he dicho, pero últimamente intenta sacar tema de conversación, y es de agradecer, ya que si no, tomaríamos ese café en un absoluto silencio incómodo para ambos.
El nuevo tratamiento ya está empezando a hacer efecto -no se emocionen- efectos secundarios simplemente.
Problemas gastrointestinales. Hola de nuevo, no os echaba de menos en absoluto.
El día ha ido "tirando" como suelo decir cada vez que alguien me pregunta - ¿Cómo vas?.
Mi madre y yo nos tiramos la tarde jugando a nuestro juego favorito de mesa: el parchís.
El cual alternamos con ese veneno.
El tabaco.
Ese que tanto me han recomendado dejar o moderar su uso, pero incoherentemente, de alguna forma, es de lo que más me calma la ansiedad.
Digo incoherente, porque según los médicos, causa más de esta.Pero inhalar ese humo - o veneno, como prefieran decirle- que llegue a mis pulmones, e invadir mi cuerpo de ese veneno, me da serenidad.
Y aquí estoy yo, pensando en que hoy mi flotador y yo, nos dimos de bruces sin quererlo.
Si llega a ser por él, habría evitado este espontáneo encuentro, pero no fue posible.
Hola- saludé con un tono demasiado seco y cortante mientras él se limitó a levantar la mano en modo saludo.
Me sentí rara, extraña, fuera de lugar.
Como si nada hubiera pasado entre nosotros, meses atrás.
Quizás sea la decepción que tengo con esta persona ahora mismo, pero ya -casi- ni sentí las putas mariposas en el estómago.Quizás ya se me pasó la ilusión -por obligación-, aunque por el contrario siga esperando un mensaje de su parte.
Aunque no. Lo saben ustedes tan bien como yo, que -como de costumbre- no va a llegar.
Y aquí estoy yo, pensando en que ayer estuve unos breves minutos con mi amigo Jorge, el cuál insistía en que - me has alegrado el día, de verdad, verte aquí es genial-.
En realidad, el que me alegró el día, fue él a mi, su presencia me causa paz interior.
Hablar sin miedo a nada, sincerarme con él es como sacar una parte del dolor de mi pecho.Es esa clase de personas que te dan abrazos "de oso" y que te envuelven, te hacen pequeñita, y disfrutas de ellos como lo que más.
¿Hay algo más especial que un abrazo bien dado?
Y aquí estoy yo, intentando coger fuerzas, ya que en dos días, hace un año que pasé el peor día de mi vida, y eso me causa demasiada ansiedad, revivir ese día en mi mente, es aterrador.
Pero tampoco estoy dispuesta a dejar las cosas del pasado en el pasado.
Me niego, y aunque quisiera, no podría.
Es aterrador, pero así -de alguna forma- siento que ella sigue conmigo aquí, que me protege, y que el amor de mi vida aún sigue estando por aquí, entre nosotros.
Hablo de Gu, mi yorkshire a la que amaba -y sigo amando- más que a mi propia vida.Es un decir, ya que a esta última, no le tengo demasiado aprecio.
Recuerdo cuando la psicóloga me preguntaba -¿Qué es lo que más te ha dolido en todo este tiempo?-.
La falta de mi perra- no dudé en responder al segundo de escuchar esa pregunta.
Sí, aunque parezca mentira, me ha dolido más su falta, que la de mi propia abuela. - Sí, ya se lo que opina la gente, así que, es de agradecer que se lo ahorren-. No me malinterpreten, me dolió tanto que no se pueden llegar a imaginar, pero en la cuál estaba empastillada hasta las cejas y ni siquiera era capaz apenas de reaccionar.
Solo crisis de ansiedad y lágrimas incontrolables, mezcladas con malas palabras y formas de tratarme por parte de mi ex pareja.
Pero salí de ahí, y que libre me siento ahora, después de unos largos 3 años en esa jaula, en la cual no veía salida posible.
Estar con una persona controladora, celosa, manipuladora y que te maltrata psicológicamente, es -en resumen- quedarte sin vida propia.
Siempre me juré que nunca estaría con una persona así, y ya ven, me fallé a mí misma.
Pero insisto, salí de esa relación tóxica de manual, que es lo que importa.
Y aquí estoy yo, pensando en que esta persona no merece ni siquiera que le mencione.
Pero soy así, le he perdonado.
No confundan perdonar, con olvidar.
Pero vivir con rencor hacia una persona, es darle el protagonismo que no se merece, y tener la conciencia tranquila -en este aspecto- es un placer.
Sinceramente, le deseo toda la felicidad del mundo, la que él me brindó los primeros meses de relación.
Y aquí estoy yo, sintiendo que me llegan siempre los mismos pensamientos en bucle, incapaz de salir de este.
No te tomes las cosas tan a pecho - me suele decir mí círculo cercano.
¿Y cómo se hace eso?- nunca tienen respuesta para esta pregunta, que aparentemente suena demasiado fácil, pero su respuesta es inexistente.

ESTÁS LEYENDO
Y aquí estás tú. En mi mente.
RastgeleUna historia tan triste como real. Se tocan temas sensibles pero que existen, y son poco visibles. La salud mental es lo más importante del ser humano. En esta historia le daremos la importancia que conlleva.