Y aquí estoy yo, a escasos 30 minutos de las campanadas, sobrellevando la última crisis de este año.
Ni siquiera me atrevo a decir la causa por la cual tuve esta, solo diré que tuvo algo que ver con Daniel.
Eso que todo el mundo me decía -2025 va a ser tu año- tiene pinta de que no va a ser así, puesto que media hora antes de terminarlo, estaba llorando cual magdalena.
Por lo tanto, jodiendo el maquillaje que tanto me había costado realizar para poder disfrazarme de nuevo, aquí estaba yo, arriuinadolo una vez más.
Y aquí estoy yo, con mis 12 uvas en el plato, mi ropa interior roja -incluida una liga puesta en mi muslo izquierdo-, el anillo de oro en la copa para poder brindar, y mi pie derecho puesto en el suelo para poder dar el primer paso con este, para el año nuevo, con la esperanza de que todas estas supuestas supersticiones funcionen.
Me he dado cuenta de que no, que una hora más, o un día más, o incluso un año más, no van a cambiar mi vida radicalmente por arte de magia.
Mi vida va a seguir siendo la misma porquería que este año que hemos dejado atrás.
Puesto que lo he terminado de una forma que sinceramente no esperaba para nada.
Sinceramente, pensé que empezaría el año en el hospital, en mi ya conocida *sala de espera de psiquiatría* puesto que esta crisis no fue de las más suaves.
¿Como no voy a acabar ingresada, si me estáis volviendo loca entre todos?- me refería a mi madre con esta frase, mientras mi maquillaje se estaba destrozando gracias a unas lágrimas enormes.
Comí mis uvas, una vez más, pidiendo un deseo por cada una de estas 12, atragándome una vez más.
Pero quedaba toda la noche por delante.
Habíamos quedado todo el escuadrón.
Haciendo la previa en casa de Jimena, como era de esperar.
Yo fui la primera en llegar, y necesitaba despejar mi mente de una forma demasiado arrebatadora para mi gusto.
Empezamos a brindar por el año nuevo, en estos momentos lo que menos me importaba era la medicación.
Solo quería dejar de pensar, si no era de una forma en vida, sería de otra manera.
Sinceramente en estos momentos, no quería seguir así.
Creo que lo único que me haría desconectar de mi vida, sería estar encerrada en un hospital, sin saber absolutamente nada de nadie.
Creo que sería la única forma de poder dejar de atormentarme.
Y pasó la noche, una vez más jugando a juegos estúpidos, para poder embriagarnos de esta forma.
Salimos de casa de Jimena bastante tarde como para poder comenzar el año en unas condiciones decentes.
Pero así fue.
Llegamos a nuestro lugar de confianza.
Pero después pasamos por varios más.
A cada sitio que íbamos sonaba mi artista favorito, como si el destino, quisiera jugar conmigo de una forma bastante desagradable, puesto que se de sobra que este año, como es de costumbre, no será el mío.
Quiero ingresar.
Quiero dejar de pensar.
Y aquí estoy yo, pensando en que a altas horas de la madrugada, haciendo justicia a la promesa que habíamos hecho con Jimena de desayunar el día de año nuevo.
Corrí, hasta llegar al lugar donde comprábamos pizzas Daniel y yo, cuando yo salía de trabajar a las 2 de la mañana, puesto que estaba debajo de nuestra casa.
Corrí tanto que dejé a mis amigos atrás.
Mientras yo gritaba por la calle a todo aquel que se me cruzase -feliz año-, un hombre, de mi edad -más o menos-, se paró a hablar conmigo.
Soy de Lanzarote, Canarias, feliz año- me dijo este chico, sabiendo perfectamente dónde estaba situado, puesto que fue el último destino que visité con Daniel.
De la nada, me salió responder -quiero mudarme a Tenerife- sabía que este ser no me iba a juzgar puesto que no me conocía en absoluto.
Hazlo- no dijo nada más y desapareció de mi vista.
Como si de un ángel de la guarda, se tratase, o algo del destino que me hizo ver , que mi futuro no está puesto en otra ciudad la cual no es mi cuidad natal.
Después de esta noche, acabando el año, y empezando uno nuevo, sinceramente ya no me veo aquí, donde pensé que iba a pasar toda mi vida entera.
Mientras en la cena, mi madre me preguntaba que si mi flotador me había felicitado el año, cuando la repuesta fue en negativo.
He pensado dejar todo atrás.
El que no ha querido permanecer a mi lado, que se vaya, y no vuelvas nunca más.
Es curioso como pensamos que de un minuto a otro nuestra vida va a cambiar.
En un minuto en el que simplemente cambiamos de año.
En el cual, casi todos se basan en un dicho conocido como "año nuevo, vida nueva".
Tendremos que confiar en esto, y lo único que quiero es poder sanar de una vez por todas.
Así que.
A todos ustedes, les deseo feliz año.
Que todo lo que deseen se cumpla.
Aunque no cambia nada, solo una cifra más en un nuevo calendario.
No va a cambiar nuestra vida de un minuto a otro como por arte de magia.
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Y aquí estás tú. En mi mente.
CasualeUna historia tan triste como real. Se tocan temas sensibles pero que existen, y son poco visibles. La salud mental es lo más importante del ser humano. En esta historia le daremos la importancia que conlleva.