30/05/2015

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30/05/2015

Caminaba por las calles de la ciudad con la cabeza gacha, en dirección al hospital.

La semana había pasado más rápido de lo normal, cuando lo que yo quería era que pasara lo más lento posible, y si era necesario, que no pasara nunca.

El día definitivamente estaba en mi contra, las nubes grises inundaban el cielo, la gélida brisa pasaba por las calles. Bajé un poco más mi gorro, tapando así mis orejas.

- Hola -me dijo el portero cuando llegué. Sonreí forzadamente.

- Hola -dije- Paige Savey -el portero asintió y me dió la entrada. Extrañaba a Vince.

Entré, no me sentía bien, ni mal, me sentía vacío. Y creo que eso era peor.

Subí las escaleras, sin querer hacerlo, con las pocas ganas que tenía de caminar. Llegué sin pensarlo a la oficina de Elena. Estaba viendo algunos archivos, supusé que eran los de Paige y suspiré fuertemente, haciendo que ella saltara en su asiento por la impresión.

- Spencer Coulby, jamás me vuelvas a espantar así -dijo con una mano en su pecho, tratando de controlar la respiración. Reí suavemente.

- Lo siento Elena -me dió una pequeña sonrisa.

- Siéntate -señalo la silla vacía en frente de su escritorio.

Me senté sin ánimos, lanzando la mochila a un lado.

- No vienes de humor, eh -la miré y negué con la cabeza- Yo tampoco vengo de muy buen humor el día de hoy -asentí.

- ¿Extrañaras mucho a Paige? -pregunté.

- Demasiado -asintió- Ella se convirtió en la hija que siempre quise tener -respingó- Es mi pequeña niña, y ahora se va, así, sin más. Hice hasta lo imposible para que estuviera a salvo, mira que cambiarme de hospital sólo por ella es mucho -rió sin gracia- Ella es mi bebé, por supuesto que la voy a extrañar -me miró enternecida esperando a que dijera algo. Pero las palabras se quedaban atrapadas en mi garganta. Asentí y mordí mi labio, intentando no empezar a llorar.

- Odio ser tan sentimental -susurré- Odio llorar por cualquier cosa -negué con la cabeza.

- Eso demuestra que tienes sentimientos.

- ¿Y eso es malo?

- No, quiere decir que eres humano.

Asentí suspirando.

- ¿Quieres ir a su habitación? -asentí, pero rápidamente negué- ¿Por qué no? -Elena puso los codos en el escritorio.

- No quiero que se vaya Elena -murmuré.

- Spencer -suspiró- Es mejor que aproveches lo que queda de día junto a ella, ¿no crees? -cerré los ojos, y tardé un momento, pero al final terminé asintiendo- Vamos, anda.

Elena se levantó de su asiento, yo la imité tomando mi mochila y colgándola en un hombro. Salimos de la oficina, Elena cerró con llave y comenzamos a caminar en el pasillo hacia la habitación de Paige.

Elena abrió la puerta y entró, para después dejarme pasar.

Paige estaba sentada en su cama, mirando por la ventana hacia el jardín. Bufé cuando vi sus maletas hechas al pie de la cama.

- Paige, Spencer ha llegado -dijo Elena acercándose a Paige a pasos lentos, esta parecía estar en un trance- Spencer -se dirigió a mi- Déjala un minuto, ya sabes -asentí- Tengo que ir a hablar con su hermano sobre los trámites, cuídala -miré mis zapatos un segundo y mi vista volvió al frente.

- Siempre la cuido, Elena.

Elena se fue de la habitación, dejándome a mi en un silencio algo incómodo. Paige no se movía, no emitía ningún sonido.

Me acerqué de a poco a la cama, intentando no sobresaltara. Me senté dándole la espalda.

- No me quiero ir Señor Gato -escuché atento- Lia está aquí, y quiero estar con ella -guardo silencio- Li me ha dicho que siempre va a estar conmigo, pero ya casi no me habla, Perfecta ha desaparecido, y yo que tanto la quería -suspiré- Spencer se va a quedar aquí, él no irá de nuevo tras de mí, nuestra casa está muy lejos, ¿lo recuerdas? Él se tiene que quedar aquí...Lo amo Señor Gato, lo amo, y ni siquiera tengo conciencia de que es el acto de amar...

Giré mi cabeza hacia ella, su cabello reposaba sobre sus hombros, su piel estaba algo pálida, hablaba con un personaje inexistente, pero aún así seguía siendo perfecta para mi.

- Spencer -me sobresalté cuando escuché mi nombre- Hola -giró su vista hacía mí, sus ojos estaban cristalizados e irritados.

- Hola Paige -sonreí a medias y me levanté, para después sentarme a un lado de ella.

- Hoy me voy -susurró viendo de nuevo hacia la ventana.

- Lo sé -tragué saliva y tomé su mano.

- No quiero irme.

-Y yo no quiero que te vayas.

Comenzó a sollozar y la acerqué a mí, juntando nuestros cuerpos en un abrazo. Acaricie su cabello y limpié sus mejillas, antes de comenzar a tararear una de mis canciones favoritas, intentando calmarla.

- ¿Quieres ir un rato al jardín? -dije con la voz entrecortada. Quería distraerla. Asintió y se levantó.

Bajamos las escaleras en silencio.

Necesitaba algo que le subiera el ánimo, algo que la hiciera la Paige divertida y juguetona de siempre.

- Está lloviendo -dijo viendo a través del cristal.

- ¿A quién le importa? Ya hemos hecho esto antes -sonreí y la tomé fuertemente de la mano, haciendo que sonriera.

Ambos corrimos hacia el jardín, haciendo que la lluvia nos mojara, saltando en los charcos que se habían formado, ensuciándonos con el lodo que estaba en el suelo, y riendo como si no hubiera un mañana.

Y esa era la situación, ya no iba a poder reír con ella mañana, ni en una semana, ni en un mes, probablemente nunca.

Cuando la lluvia intensifico su fuerza, corrimos hacía unos árboles, evitando las gotas.

- Paige -la llamé. Su cabello estaba mojado, pegado a sus mejillas, y temblaba un poco dado al frío. La abracé.

- Eso ha sigo genial -rió.

- Paige -volví a decir.

- ¿Si?

- Te quería preguntar algo -dije con una sonrisa, ocultando mi nerviosismo.

- ¿Qué es? -me miró curiosa. Mordí mi labio y la abracé más fuerte.

- ¿Quieres ser mi novia, Paige?

Los ojos de Paige se iluminaron, y sus labios formaron una sonrisa encantadora.

- Claro que quiero, Spencer.

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¡Hola!

Sólo quería decirles que este es el último capítulo, falta el epílogo^^

Y muchas gracias por las 30,000 leídas, no sé ni cómo agradecerles lo que hacen por mí:')

LOS AMO

xa.

Esquizofrenia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora