2 Ways/I Part

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Estaba aquí de nuevo, en este mismo bar de todo el tiempo, sola, si sola.

Veía gente entrar y salir, pero a mis ojos eran simplemente invisibles, no los distinguía o finalmente no me interesaban.

Cerré mis ojos, tratando de acordarme de algún momento siendo feliz en mi corta vida.

No encontraba uno.

Me dolía demasiado la cabeza, tal vez era el estrés de toda esta semana o simplemente el licor que estaba ingiriendo en estos momentos.

Mi cigarro se consumia en el cenizero, no, no estaba borracha o algo por el estilo, este era mi primer vaso y creo que sería el último.

Tenía esta maldita costumbre en el que todos los viernes, me acercaba a este bar, claro con una identificación falsa, anqué nunca me la pedían ya que me veía mayor.

Tomarme uno o dos vasos con dos o tres cigarros era el vicio de los viernes, después del trabajo.

Levante la mirada, a ver si encontraba algo interesante, y créanme que lo encontré.

Algo demasiado interesante.

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Si, había encontrado algo interesante.

Demasiado, diría yo.

Ojos verdes y cabello oscuro, alto y bronceado.

Debía ser mi jodido dia de suerte.

No, no iba a a acercarme a el, ni que estuviera loca.

Di un trago a mi vodka con piña.

Si que era guapo, pero el como los demás hombres, no se iban a acercar a mi.

Y no me malinterpreten, no me quiero hacer la bonita con baja autoestima.

Simplemente era alguien normal, no bonita, no fea.

Normal.

Una jodida Fiona.

Reí internamente, este vaso me estaba afectando.

Regrese mi mirada al guapísimo que estaba en la entrada, buscaba a alguien, lo deduje gracias a que sus ojos paseaban por todo el bar en busca de alguna persona.

Regrese mi mirada a mi gran libro, bueno a mi libro electrónico.

Era una sucia, al leer este libro.

Sabia cosas sobre el sexo, pero no algo tan fuerte como lo había en este.

Cincuenta jodidas sombras de Grey.

Maldito.

Maldito Grey sensualmente perfecto.

Sonreí, ojala tuviera a un guapísimo millonario que estuviera enamorado de mí.

Pero no, esto no era una novela cursi.

Cerré mi libro electrónico y me dispuse a fumar mi cigarro, a ver si así me relajaba un poco.

Estaba sentada en la barra alta donde el barman servia las bebidas.

Él se acercó y pregunto si quería otro vaso, simplemente negué.

Y no porque no quisiera, si no que tenía que cuidar mi dinero.

Suspire.

Maldito dinero, ¿por qué tenías que ser tan importante?

Hice cuentas mentalmente, me faltaba pagar el alquiler del departamento y unas cuantas facturas más.

Gracias a dios, me habían pagado hoy.

Y al parecer y si mis cuentas no me fallaban, tenía cubierto todas mis necesidades y hasta me sobraban veinte euros.

Dirigí mi vista hacia las promociones del mes, y tenian a tres euros el tarro de cerveza.

Sí.

Genial.

Fantástico.

-¡Deme un tarro por favor!- le dije al barman y este solo sonrió y asintió e inmediatamente me sonroje, porque no solo había hablado, sino que grite para toda la gente presente.

Vergüenza.

Mucha vergüenza sentía.

Enfrente de mí, del otro lado de la barra, estaba el moreno ojos verdes y este tenía su vista fija en mi.

Yo solo le sonreí un poco y el me ignoro olímpicamente para dirigirse a la morocha que estaba a un lado de él.

Rodé los ojos.

Ni siquiera había sido una sonrisa coqueta, simplemente fue una sonrisa no sé, ¿amistosa?

Si, había sido amistosa.

Acomode mi cabello claro atras de mis orejas y busque dentro de mi bolso mi cajetilla de cigarros.

Saque uno y prendí fuego con mi encendedor.

-Gracias- dije una vez que el mesero puso el tarro frente a mi.

Me estaba aburriendo.

Cerraba mis ojos buscando paz, pero lo único que encontraba era que me iba a quedar dormida sentada.

Decidí entonces darle un trago largo a mi bebida para acabármela.

Eran las ocho en punto.

Tenía veinte minutos para tomar el ultimo autobús que se dirigía a la zona este de Londres.

Así que tome mi encendedor y lo puse en mi bolsa.

Di un gran y profundo respiro.

Sé que sonara estúpido y tal vez infantil, pero llevaba simplemente un short negro y una blusa suelta color durazono a juego con unas zapatillas sin tacon.

Y no.

No quería pasar enfrente del hermoso hombre de ojos verdes, ¿Para que viera las imperfecciones de mi cuerpo y mis piernas? No gracias.

Pero tenía que irme o si no perdería el único transporte que podía llevarme a mi casa.

Así que me arme de valor y tome mi bolso para dirigirme a la salida.

Caminaba hacia ella teniendo la mirada en el suelo, corrección en mis muslos.

-¿______?- escuche que decían y voltee.

Santa mierda.

One shots/Harry stylesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora