One shots/Harry styles

*40*/I Part

Si gustan formar parte de nuestro grupo de whatsapp, envien un mensaje privado!, Y si quieren una dedicatoria tampoco duden en enviarme un mensaje, saludos !

-----------

Era un día normal, un día como cualquier otro, el día un poco lluvioso, pero así era en Londres.

Sahori preparaba alegremente un pastel de chocolate, el favorito de todos. Tenía una lasaña y el pastel horneándose y la mezcla de olores despertaba a cada minuto su hambre. Faltaban quince minutos para las tres de la tarde, sus hijos no tardaban en cruzar la puerta principal, gritando y jugando llegando de la escuela, casi siempre eran los últimos en bajar del autobús, ya que su casa se encontraba a las afueras de la cuidad.

Abrió el horno checando como iban ambas cosas, la verdad es que realizar postres no era su fuerte, le gustaba bastante, pero sentía que siempre los postres que realizaba no se veían deliciosos o apetecibles, pero a sus hijos y a Harry le encantaba.

Escucho el sonido de alguien bajando las escaleras, era su esposo, ese día llegaba temprano a casa, era viernes, así que en la constructora había tomado la tarde y el día siguiente, ventajas de ser el dueño de su propia empresa. En la entrada de la cocina entro su esposo con el pelo un poco mojado y sonrió. Estaba perfecto, igual que hace doce años.

-Huele fenomenal-.

Ella sonrió agradecida a su comentario, se acercó para darle un beso en los labios a su esposo. Nunca se cansaba de él.

-He hecho el pastel de los niños y tu pay favorito está en el refrigerador-. Comento ella y dio un último beso en su mejilla, para regresar a sus labores, prepararía un poco de café y chocolate caliente, tenía pensado hacer una limonada, pero el clima frio de ese dia se lo impedía.

-Ni me recuerdes este día-. Musito el con el ceño fruncido.

Ella rio por lo bajo, Harry era un exagerado, cumplía cuarenta años y si lo veías bien detalladamente, jamás imaginarias que tuviera esa edad, al parecer estaba un poco traumado y siempre corría por las mañanas cinco kilómetros más, estaba en plena forma, mejor que otros chavales a sus veinticinco, pero él no lo entendía.

Sus hijos y Harry, decidieron nacer el mismo día, y a ella le encantaba eso. A ellos no tanto.

Escucho un gruñido y el chirrido de la silla al sentarse frente a la barra, casi siempre tomaban sus alimentos ahí, era menos formal y de verdad que era menos trabajo que limpiar tres veces al día la gran mesa del comedor.

-Harry cumples cuarenta años, no setenta-.

-Lo dices tú que tienes treinta, corazón-.

Ella prendió fuego a la leche con chocolate y volteo a verlo, estaba cruzado de brazos en la barra y con un gesto no muy agradable.

Sonrió y se acercó a él, abrazo su gran cuerpo de lado y deposito un pequeño beso en el cuello.

-Te ves de veinticinco amor-.

El volvió a gruñir y dijo –Patrañas-.

Sahori simplemente negó riéndose, era un tema perdido con Harry.

Unos ruidos en la puerta indicaron que habían llegado los mellizos a casa. Por lo menos ellos si estaban felices por su cumpleaños.

Entraron apresuradamente a la cocina tirando a su paso la mochila en quien sabe donde.

-Eh, eh, eh, no habrá pastel si no levantan sus cosas y las ponen en el sillón-.

Harry sonrió, a veces Sahori podía ser un General. Pero los niños eran muy educados gracias a ella, así que cuando ella decía algo a sus hijos, el no intervenía ni de coña.