Infinity/I Part

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Con los pies en la Tierra
Dejándolos caer cuando sé que duele
Yendo más rápido que a un millón de millas por hora
Tratando de recuperar el aliento de algún modo, de alguna manera
Con los pies en la Tierra
Es como si estuviese congelado, pero el mundo sigue girando
Atrapado en movimiento, pero las ruedas siguen girando
Moviéndose en reversa sin salida


Yidali Pov's

Justo a tiempo, la pequeña pantalla azul marcaba una palomita verde indicando que había dado entrada al trabajo antes de las 8:01 am, suspire en alivio. Era la tercera vez en esta semana que me quedaba dormida, y llevaba apenas un mes en este trabajo. Había postulado en cuanto vi la vacante, para una chica con carrera trunca a veces era difícil encontrar trabajo. Así que en cuanto me habían ofrecido el trabajo lo había tomado rápidamente, estaba un poco cansada de ser mesera y trabajos temporales en los que era mandadera de alguien.

Bueno no es que aquí hubieran cambiado las cosas, era mandadera, pero por lo menos estaba escalando para obtener la planta en la empresa, era el sueldo promedio y descansaba los fines de semana, sin tener que desvelarse ni tampoco trabajar horas de mas, para mí eso era suficiente. No era conformista, para nada, me había mudado rápidamente a los dieciocho años de con mis padres, no importara que hubiera tenido tres trabajos para mantenerme, mientras estuviera alejada del ambiente toxico de mi familia, todo estaba bien.

Camine rápidamente al carrito repartidor que tenía, así es.

Era la chica correo.

Bueno así me decían todos.

No era exactamente mi puesto, bueno en realidad había entrado como un tipo comodín a la empresa, y ahorita la chica correo, me refiero a la chica correo original no la copia que soy yo, probablemente estaba de parto, estaba cubriendo su incapacidad. Llevaba casi cuatro semanas entregando sobres y papelería por todos los veintiocho pisos del gran edificio.

Llevaba un pantalón de vestir algo pegado, mis muslos eran algo gruesos así que casi todos mis pantalones quedaban así, a juego con una blusa gris y unos tacones cómodos de unos cinco centímetros. Joder que recorrer 28 pisos en tacones de doce centímetros, ni que estuviera loca para hacer eso.

- ¡Hey Yidali! -. La voz de Alicia mi jefa atravesó mis oídos, dejando por un momento el acomodo de la papelería en el carrito, trataba de realizar mi trabajo lo más eficiente posible y sin errores, digo entregar papeles no es difícil, pero prefería poner por carpeta y así tener más fácil todo.

-Hola, Buenos días jefa-. Trate de sonreír un poco, la verdad es que era un poquito amargada no en el mal sentido, simplemente no era la mujer más simpática en el mundo.

-Querida, ya no necesitas decirme jefa, necesito que cubras de aquí al viernes a Liliana, llamo urgentemente que no podía llegar creo tiene gripe, el punto es que tienes que cubrirla, aquí tienes tu tarjeta para acceder y las llaves de su escritorio-. Tiro prácticamente hacia mí una tarjeta blanca y un anillo como con unas quince llaves.

Maldita sea ¿Qué tenía que hacer?

Alicia así como llego se fue, resonando sus tacones a cada paso.

Olvide el carrito lleno de papeles, para correr rápidamente al pequeño locker donde colocaba mis pertenencias. Dios mío tenía que prácticamente correr, sabía que Liliana trabajaba en el piso veintiocho, era raro cuando entregaba papelería en su escritorio, si acaso era una vez por semana. Para ser sinceros el trabajo de chica correo era bastante fácil en estos momentos, digo el internet, el e-mail y todo eso facilitaban la entrega de papel.

Me apresure hacia la estación de Liliana, maldita sea ¿Qué jodido haría en este trabajo? Literal no sabía ni cómo empezar. El escritorio de la chica era bastante amplio, y para entrar a su oficina que era completamente de paredes de cristal tenía que introducir la tarjeta blanca, su jefe no se encontraba por el momento.

Sabía que los CEO de la empresa se encontraban en el último piso del edificio, y obviamente siendo los jefes tenían privilegios, algunos no trabajaban algunos días, no tenían horario de entrada o a veces trabajan de su casa.

En fin, cosas de ricos que no entendía ni entenderé.

Coloque mi bolso en el perchero de la esquina y con las llaves y la tarjeta blanca me acerque al escritorio, moví el ratón de la computadora con un poco de miedo.

En realidad, si estaba asustada por el trabajo que me habían asignado estos días.

La pantalla se desbloqueó rápidamente, no se requería una contraseña así que fue fácil ingresar al correo y ver el buzón de correos no leídos.

Si sabía moverle a una computadora, tampoco no era un ignorante en el tema.

Estaba enfrascada tratando de traducir un correo que estaba en francés, no me culpen estaba utilizando traductor Google, el sonido de la puerta abriéndose y la voz de un hombre me desconcertaron.

-¿Dónde está Liliana?-.

Me quede pasmada al ver al Joven-Señor frente a mí, le calculaba unos treinta y pico de años, era muy guapo y sus ojos verdes me tenían ruborizada por completo.

Me levante rápidamente de mi asiento acercándome un poco a él y extendí mi mano. Ya lo había observado unas dos o tres veces a lo lejos cuando estaba yo primer piso y el saliendo de las oficinas.

El tomo mi mano y rápidamente se alejó.

-Mi nombre es Yidali Walter, estaré cubriendo a Liliana esta semana, se ha reportado enferma con Recursos Humanos, y me han mandado a mi Señor...-. Dije tartamudeando un poco y maldita sea no sabía ni su nombre, voltee rápidamente alrededor mío para buscar por algún lugar su nombre, al parecer se percató de mi acción porque replico en un segundo.

-Styles-.

Wow, que apellido. Literalmente que apellido, así era el nombre de la empresa. Me sentí realmente idiota.

Yo asentí rápidamente con mucha vergüenza, maldita sea mi pálida piel ha de estar como tomate, sentía mi cara arder.

- ¿Hay algo en lo que le pueda servir Señor Styles? -. Dije mientras acomodaba mis manos frente a mí, no sabía ni como pararme bien frente a este hombre.

-Señorita Walter, pase en quince minutos a mi oficina con el iPad para que pueda realizar algunos apuntes-. Dijo mientras quitaba su abrigo lentamente frente a mí, yo simplemente asentía a cada una de sus palabras, sostuvo su abrigo en su brazo mientras caminaba hacia la entrada de su despacho.

Pero que idiota era, justo al lado de la gran puerta de madera se encontraba una placa con el nombre "Harold E. Styles"

-Señorita Walter-. Interrumpió antes de cerrar su puerta, yo voltee a verlo rápidamente poniendo atención a sus palabras. –Olvide lo de traer el IPad, tenemos que hacer cosas más importantes-. Recorrió su mirada por mi rostro y después por un segundo en mis pechos, lo pude notar no soy estúpida.

¿En qué lio me había metido mi jefa?

Hay perdon, ex jefa.

One shots/Harry stylesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora