Treinta y Cuatro: creer en él

12 2 17
                                    

Snow

Qué asco tener que trabajar otra vez.

La vida de adulto, guapa.

Pues vaya mierda. Yo quiero quedarme en mi camita, envuelta en una colcha calentita, y yo tullida por el tremendo frio que hace en Canadá a estas horas de la mañana.

––Qué asco de frio ––exteriorizo mis pensamientos, y mis acompañantes voltean a verme.
Increíblemente he hecho buenas migas con Aaron, incluso nos ponemos de acuerdo para molestar a Isaac, cosa que francamente es divertida… hasta que el me saca de quicio a mí y entonces ya no es divertido.

––Dijo la que se llama nieve ––ironiza Aaron, Isaac a su lado ríe.

––No tiene nada que ver. Aunque sinceramente, en Italia el frio era más insoportable.

––¿Mas?

––Inaguantable, como este –hago un gesto hacia Isaac con mi cabeza.

––Vamos a ver si esta noche te parezco igual de inaguantable ––murmura. El calor invade mi rostro con rapidez, pero pongo mala cara.

––Voy a aprender italiano solo para saber que dicen ––masculla Aaron.
––Suerte con Duolingo ––lo molesta
Isaac.

Poco tiempo nos detenemos delante de la editorial. Me da un poco de penita despedirme de ellos, realmente disfruto caminar a su lado. Es divertido.

––Nos vemos en la tarde ––dice Isaac antes de presionar sus labios algo fríos contra los míos en un beso corto. Me despido de Aaron, y de vuelta a la vida laboral.

Una reunión con el autor del libro que estoy ilustrando, otra con uno nuevo que verdaderamente tiene talento, y cuatro horas dentro de mi oficina después, estoy lista para salir a mi cita con Isaac.

Fue algo improvisado, como la mayoría de nuestros planes. Simplemente surgió mientras hablábamos por teléfono.
Recojo mis cosas mientras tarareo una canción que no sé dónde la oí. Al terminar, salgo y cierro mi oficina. Sonrió porque hoy pude adelantar mucho trabajo (más del que ya tenía), y eso me hace sentir feliz.

Cuando salgo, el frio me hace soltar una palabrota en voz baja. Alguien choca con mi hombro sin querer mientras camino. Lo hace con suficiente fuerza como para que mi teléfono caiga de mi mano. Me giro a recogerlo, y maldigo cuando me doy cuenta quien es: Louis, uno de los tantos y tantos que me hizo la vida un infierno, y el causante de mi último ataque de pánico hace unos meses.

––Pero mira quien es… ––habla con su todo desdeñoso. Me aferro a mi bolso con fuerzas. Los recuerdos amenazan por salir, pero no lo permito, no voy a doblegarme de esa forma. Él no lo merece. Enarco una ceja, manteniendo la calma.

––¿Querías algo?

––Oh, mira, ya no es una chica asustadiza ––ladea la cabeza viéndome con burla.

––Sinceramente no tengo tiempo para ti. Tengo una cita con mi maravilloso novio, y no pienso perder mi tiempo contigo ––soy tajante con mis palabras, como tuve que haberlo sido años atrás. Pero estoy orgullosa de mi cuando su sorpresa se hace evidente, y más cuando simplemente le doy la espalda y comienzo a caminar de vuelta a mi casa. No oculto mi sonrisa.
Realmente lo hice, y no tuve miedo. Es una verdadera victoria interior.
Incluso Ster nota mi buen humor cuando llego. Está por cumplir los dos meses de embarazo, y pues está más gruñona de lo normal, pero es adorable.

––¿Follaste? ––pregunta. Me ahogo con mi saliva.

––¡Ster! No folle, solo estoy feliz ––respondo.

Las Palabras De Snow [Inspiración 1] (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora