• KATY •
Para sorpresa de todos, Jimin era un maldito genio de las artes marciales y un muy buen bailarín. En la primera clase de baile, las mujeres casi no podíamos salir de nuestra fascinación. Cada movimiento, cada paso al ritmo de la música eran como el péndulo de un maestro hipnotizador. Y cuando llegó la clase de artes marciales... joder ni siquiera se como describirlo, juro solemnemente nunca jamás provocar su ira, demonios ese chico podría matarte con solo un golpe.
—Creo que estoy enamorada. —Zac bufó y yo reí.
—No te atrevas a acercarte a él. —Clary rodó los ojos y Zac volvió a soltar un bufido.
—¿Podemos dejar de hablar del señor impresionante?
—¿El caliente Zac está celoso? —Preguntó Ash en tono burlesco.
—¿La eternamente enamorada de Zac, Ash, se olvidó de su existencia? — Replicó Zac. Auch, eso fue golpe bajo. Le dió una mirada cargada de dolor y sentí lástima por ella.
—¿Y es qué esperabas tenerme de por vida detrás de ti? En algún momento debía madurar. —Y la compasión se fue.
—Perfecto para mi entonces, ahora puedo conquistar a Katy sin sentir culpa por ti. —Y de nuevo auch.
—¡Zac! Deja de ser un idiota. —Para mi sorpresa fue Clary quién contestó, la miré, era lo que siempre había querido, que Ash reciba un poco de lo suyo—. No necesitas herir los sentimientos de nadie.
—Katy. —Volteé, Jimin me miraba desde arriba con las manos en los bolsillos—. Yo ya me voy. ¿Vienes conmigo?
—Claro —Me puse de pie y me despedí de los demás.
El silencio nos rodeó durante las primeras cuadras, era incómodo, pero a la vez se sentía bien, como algo íntimo. Sus manos nunca abandonaron los bolsillos de su pantalón.
—Entonces. ¿Estudiaste danza? —dije lo único que llegó a mi mente en ese momento.
—Estudié danza durante unos cinco años cuando era un niño, fue antes del accidente de mis padres. Mi madre era bailarina, yo tenía cuatro cuando me inscribió en las primeras clases.
—Yo... otra vez, siento que pregunté demasiado.
—No lo hiciste. —Sonrió débilmente con la cabeza agachaba. Quisiera saber que piensa, que lo hace sonreir, sonríe tan poco que podría contar con los dedos la cantidad de veces que lo hace.
—¿Y artes marciales, cuando lo estudiaste?
—No lo hice. —Lo miré estupefacta, se encogió de hombros—. Supongo que viene con el paquete.
—¿Con el paquete? -La curiosidad no tardó en llenarme.
—Oh, ya sabes, ¿todo eso de ser oriental? —Hizo un gesto con la mano señalando todo su cuerpo—. Debe estar en mi sangre. —Su mano regresó al bolsillo.
Todo lo que iba a decir murió en mi boca cuando llegamos a la entrada del terreno, la casa de los Herondale se veía totalmente normal, pero la mía, oh Dios, la mía tenía la puerta abierta y una ventana atravesada por un jarrón. Me paralicé, el corazón saltó en mi pecho y salí disparada al frente. A mitad de camino unos fuertes brazos me rodearon, luché pero no conseguí escapar, miré al dueño de los bien marcados biceps. Jimin.
—¿¡Estás loca!? No puedes simplemente correr así, aún podría estar adentro. —El aire se estancó en mi pecho y mis ojos se agrandaron, miré hacia la puerta abierta—. Quédate quieta aquí, iré a revisar. —Esperó unos segundos con su mirada clavada en mis ojos y me soltó, sentí inmediatamente el frío.
Ingresó y luego de lo que pareció una eternidad salió y caminó hasta mi.
—Está un poco desordenado pero no hay nadie. —Yo sólo lo miré, las palabras ni siquiera salían de mi garganta—. ¿Qué tienes?
—Ch-Charlie... —Me abrazó, guiando mi mejilla contra su pecho.
—No tengas miedo, yo estoy aquí, él no va a lastimarte, ya no más. —Acarició mi cabeza.
—Pero, él, él está armado, va a hacerte daño. —Hundió su rostro en el espacio entre mi cabeza y mi hombro, respiró profundo enviando un escalofrío que recorrió todo mi cuerpo.
—Oye, has visto lo que puedo hacer, no va a hacerme daño, ni a ti. —Separó nuestros cuerpos y dejó un muy cálido beso en mi frente—. Vamos adentro, te prepararé un té, y luego limpiaremos todo. —Tomó mi mano y me arrastró adentro, me acercó una silla y rodeó la barra de desayuno y comenzó a sacar cosas de los estantes. Cinco minutos después una humeante taza de té de tilo estaba frente a mi.
Mi pecho se sentía caliente, no estaba segura si era a causa del té, o por él. Su dulce trato hacia mi, su brillante mirada de ternura. No hace mucho de que llegó a mi vida en un momento muy turbulento, juré nunca enamorarme, me dije a mi misma que los hombres eran todos iguales y que debía alejarme de ellos, pero ahora no estoy segura de querer que se vaya. Me puse nerviosa ante ese pensamiento.
—Iré a cambiar mi ropa. —Caminé rápido hasta la habitación, abrí el primer cajón del mueble y dí un paso horrorizada hacia atrás.• JIMIN •
El grito de Katy llegó desde la habitación y yo salté de la silla como si hubiera un resorte debajo de mi, la puerta se golpeó contra la pared cuando ingresé, Katy me miró con los ojos llorosos y las manos en la boca, me acerqué con precaución.
—¿Qué sucede? —ella miró el mueble—. Mierda. —En el cajón abierto había un pequeño gato blanco, con las patas amarradas y en su diminuto hocico había un apretado bozal hecho de cinta adhesiva, estaba herido pero no de gravedad, aún vivía. La furia corrió por mis venas como los rápidos de un río, cerré los ojos y apreté mi puño con fuerza, tomé ua profunda inhalación para calmarme, me aproximé obstruyendo la visión de Katy con mi cuerpo y dejando salir una garra corté las ataduras de cinta adhesiva. Ni bien fue puesto en libertad, el asustado gatito intentó huir pero fui más rápido, luchó por escapar pero sostuve su cabecilla para poder mirar directo a sus ojos, lo tranquilicé un poco y se lo entregué a Katy. Ella lo tomó, abrazó y besó como una madre que a recuperado a su bebé perdido.
—Oh Army, lo siento tanto bebé. —Me miró y pude ver demasiadas emociones cargadas en sus hermosos ojos grises, miedo, enojo y dolor eran las principales, estuve a un segundo de usar mi magia en ella y borrar todo eso, pero me detuve. Ella me gusta, mucho, y deseo que se enamore de mi, pero quiero que sea real, que no sea ficticio o producto de la hipnosis. Estiré mi mano y restregue su espalda para aliviar el dolor—. Gracias —dijo y apoyó su cabeza en mi pecho y por primera vez sentí vergüenza, mi corazón latió con fuerza y me sentí avergonzado de que ella lo escuchara.
Aclaré mi garganta. —Ven, vamos ha curar a este pequeño. —La llevé de la mano hasta el sillón de la sala, busqué el botiquín de primeos auxilios, ella lo sostuvo mientras yo curé su herida—. Creo que ya está, sanará rápido, no te preocupes por ello. —Miré alrededor—. Yo voy a limpiar la casa, y haré la cena. ¿Te gusta la sopa? —Asintió—. Bien, déjame todo a mi, tu quédate aquí y cuida de él, necesitará mucho amor. —Acaricié al gatito y besé la frente de Kat. Ya era de noche para cuando terminé de cocinar y acomodar todo lo que había sido destruido, Kat se mantuvo en completo silencio.
—Necesitas descansar, deberías ir a dormir. —Me miró nerviosa—. ¿Quieres que pase la noche aquí? — Asintió—. De acuerdo, vamos. —La llevé a su habitación, busqué unas frazadas en el guarda ropa.
—¿Qué haces? —preguntó con voz apenas audible.
—Son para mi, tu sólo descansa, yo preparé el sillón. —Me dispuse a salir de la habitación pero su mano en mi brazo me detuvo—. ¿Necesitas algo más? —Ella sólo me abrazó y comenzó a llorar, la senté en la cama y me arrodillé entre sus piernas para estar a su altura. Con mis pulgares quité las lágrimas de su rostro—. No llores, rompes mi corazón cuando lo haces. — Besé sus mejillas y demonios, debería pensar sólo en ella y su bienestar, pero en lugar de eso, cientos de malas ideas llegaron a mi mente, y me sentiría como un maldito abusador después pero no lo aguanté, me dejé llevar por mi instinto y la besé. Primero un suave rose, otro más y luego presioné con más fuerza pero infinitamente tierno a la vez, mi corazón dió unas cuantas volteretas felices, sus labios eran suaves, delicados, perfectos. Su sabor, oh Dios, era como morder un puñado de fresas, quise profundizar el beso pero toda la situación no era la adecuada, me estaba comportando como un gran idiota en ese momento. Me separé con gran esfuerzo. —Lo siento— Dije y creí que me iba a abofetear pero no, en cambio, volvió a unir nuestros labios.
—Quédate aquí, por favor— Susurró y supe a que se refería.
Quité sus zapatillas, abrí las frazadas en la cama y esperé a que se metiera en ella para bajarlas de nuevo, rodeé la cama, dejé caer mis zapatos al piso y me acosté a su lado. La acerqué a mi y la estreche entre mis brazos. Aspirando su dulce aroma caí en la inconsciencia.~~•~~•~~•~~•~~•~~•~~•~~•~~•~~•~~•~~
Por favor preciosas, denme su opinión. ¿Les gusta? ¿Las estoy aburriendo? ¿Les molesta algo? Si ustedes no comentan yo no puedo saber si lo estoy haciendo bien..
Gracias por leer mi historia ★_★
I Love U ★_★
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La Maldición de Ladón.
FanfictionPara Katy la vida no ha sido más que golpes, drogas y dolor. Ocultarse se convirtió en su razón de vivir. Jimin sólo conoce la oscuridad, el miedo y la soledad. Una maldición heredada lo obligará a elegir entre el bien y el mal. El amor será su ún...