Vamos a cocinar

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Max Allen.....

Han pasado ya tres meses desde que me decidí a confesarle a Lía todo lo que siento por ella y han sido los mejor días de mi vida, a pesar de que sigo teniendo constante problemas con mi padre y con Nathalia, Lía siempre me levanta el ánimo, ella me cuida y se preocupa por mí, es como mi ángel, sólo mío y eso me hace muy feliz.

También me he reunido en varias ocasiones con mi madre pero Lía siempre, siempre me acompaña, no puedo ir solo, me siento mejor con mi novia a mi lado. Aun a pesar de que he hablado con mamá muchas a veces, no me atrevo a preguntarle por qué me abandonó, aun tengo miedo. Pero lo mejor de todo es que ya es Septiembre y falta poco para mi cumpleaños, así me podré ir pronto de esta casa.

Hoy invité a Lía a mi casa aprovechando que Nathalia no estaba, nos pusimos a ver películas y comer algunos dulces, mi pequeña princesa ama el chocolate.

Por lo general me es preferible estar con Lía a solas pues ella es muy tímida y vergonzosa, no asume la idea de que alguien nos vea tomados de las manos o actuando como novios pero cuando estamos solo los dos para ella esta bien, hasta puedo robarle uno que otro beso. Creo que a cualquier chico le molestara eso pero a mí no, yo la quiero y pienso que de esa manera se ve adorable.

-quiero más nutella-me dijo Lía-

-pero cariño te compre una ayer-le dije-

-si pero quiero más-me insistió-

-no me digas que ya te la comiste toda-la miré divertido-

-algo así-me sonrió-

Solo moví mi cabeza en forma de negación y besé su frente, ella sonrió tímidamente y bajó su cabeza, es perfecta para mí de esta y todas las maneras.

-quiero chocolate, Maxwell-me hizo puchero-

-que dices de ir a la cocina y preparar dulces ¿eh?-le sonreí-

-¡si!-se levantó del sofá y corrió a la cocina-

Nos demoramos un buen tiempo en la cocina pues nos pasamos jugando más que todo lo demás, a la final Lía encontró con que hacer masa para galletas y nos pusimos hacer. Me dio mucha hambre.

-Maxwell deja de comerte la masa-me reprendió-

-pero tengo hambre-metí el dedo en la masa otra vez-

-Max, ya-me dijo-te acabarás todo

Sonreí y le puse masa en la nariz.

-¡Max!-me miró desafiante y me embarró la mejilla-

-yo solo te manche poquito-le dije-

-igual-sonrió-

Me acerqué a ella hasta dejarla contra la barra del mesón y coloqué mis manos en su cintura.

-te quiero tanto-le susurré mientras acomodaba un poco su rebelde cabello-

-y yo a ti Maxwell-me dijo con sus mejillas sonrojadas-

Me apoderé de sus labios en un largo y profundo beso lleno de todo eso que sentíamos uno por el otro, la respiración empezó a faltar y tuvimos que parar.

-a veces exageras-me dijo en broma-

-mejor que quedarme con las ganas-le guiñé un ojo-

Ella se sonrojó y se giró para seguir preparando las galletas, yo por mi lado la abracé desde atrás y mi coloqué mi mentón por encima de su hombro.

Esta es la mejor manera de cocinar.

Tú lo cambiaste todoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora