XIII. Vuelo Mágico

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-Anika Por favor piénsalo mejor, Apenas y sales con vida. No puedes volver a intentarlo -me decía Roger

-Lo hare de todas formas con tu ayuda o Sin ella Roger -digo decidida.

Saphira tenía razón, Era mi deber recuperar esta tradición. No perdería una oportunidad de una vida mejor por el miedo. Lo haría, cojo el cierre de la maleta hasta dejarla cerrada, mientras terminaba de asegurar el cinturón, ya cambiada.

-Anika, por favor -suplico

-No Roger, ya lo decidí. Todos confían en mí para esto. No lo voy a decepcionar

-Pero... -me insistía. No quise escucharlo más. Me cargue la lonchera en el hombro y salí por la puerta de la habitación, Roger no se quedó ahí, ni así dejo de seguirme, caminando a mi lado dijo

-Anika, por favor, piensa en las posibles opciones que no salgas con vida -me detuvo, obligándome a ver su rostro preocupado

-Roger, no me pasara nada. Se lo que hago -me suplico con la mirada, negué y comencé a caminar, antes de poder salir del lugar me encontré con Mirian recién entrando

-Hola, Anika ¿Cómo estás? -me saludo

-Hola Mirian -salude rápidamente abriendo la puerta

-¿A dónde vas tan apurada? -no le contesto.

-Va a volver a volar -le informa Roger a mí atrás. Ella me vio incrédula

-Pero Anika... -indicaba, me canse de escuchar más reproches asique salí por la puerta suspirando.

Me siguieron, Mirian al igual que Roger comenzó a caminar, ellos trataban de igualarme el paso, tratando de detenerme.

-Digan lo que digan. No harán que me retracte -les advertí

-Pero escúchanos, Te vas a matar

-Eso ya es problema mío -dije firmemente

-Está bien -dijo Roger rindiéndose, viendo que no podía detenerme. Mirian en cambio se paró en frente de mí impidiendo mi avance

-Anika admiro tu valor, lo digo en serio. Intentarlo así de nuevo es una locura -suspiro cansada de sermones -...Al menos lo es SI lo haces sola. Además tengo una idea que podría ayudarte a evitar la parte de la muerte -dijo Mirian calculadora y pensativa.

Roger y yo la miramos raro y les prestamos atención.

-¿Cuál es tu idea? -pregunte invadida por la curiosidad de saber cuál era su brillante idea que tanto presumía

-no, no, no, -negó con el dedo, -Si quieres saber, veámonos en el prado

Asentimos mientras ella corría en dirección contraria.

.

La vista el hombre recostado sobre el suelo de piedra se mantenía inerte en el suelo. Cerraba los ojos recordando que lo que una vez le había dicho su padre.

"Protegerás este Secreto con tu vida.... La ultima Llama no debe caer en sus manos..."

-S-seré...el señuelo perfecto...-repite el hombre en la celda. Esas mismas palabras que le había contestado a su padre.

Luego como se había dado la vuelta, le daba la espalda, dejando que la capa roja que portaba en los hombros se hondeara con el giro del viento. Y el continuara su camino por el pasillo, dejando que el brillo del sol a su izquierda. Le diera aquella caricia del sol, esa que calentaba sus mejillas. Este calor entraba por las columnas de mármol del castillo, el agua de la fuente cantaba graciosa al esparcir sus chorros al suelo. El hombre continúo su camino sin detenerse, las sombras de las columnas le tararon levemente en el rostro cuando avanzo en rumbo a esas puertas. Por las que sería el príncipe de Dilagar. Formo un puño disimulado en su mano cuando le pusieron la corona en la cabeza, mientras que la gema de la espada de Victorio Duran mostraba un brillo sospecho.

JINETES: La leyenda de la jineta Fénix'sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora