XVI. Primera Misión

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-Concéntrate Anika.... – me dice su voz tosca de hombre mayor, a unos pasos por mi delante.

-... ¿Qué es lo que puedes ver? –pregunta al segundo siguiente.

-La verdad, tengo los ojos vendados y no puedo ver nada –suelto algo humorística

-Niña, ve más allá de los que tus sentidos mundanos dicen...

Lo hago, trato de hacerlo pero soy muy inquieta. Además que me distraigo con facilidad. Suspiro, Aunque parezca fácil no lo es.

-Siente... -me aconsejo, abriendo un ojo descubro que él también los tiene cerrados.

-Escucha, pon atención a toda la naturaleza a tu alrededor... -voy obedeciéndolo.

-¿Qué es lo que puedes sentir? ¿Qué es lo que tú limitaba visión le permite percibir a tu cuerpo?

-El calor...-contesto de manera automática y obvia.

-Los rayos del sol me pellizcan las mejillas como un regaño... -digo a tiempo que aprecio el descender de las columnas de sol, una a una, a través de las ramas de los árboles, allá arriba, contra mis mejillas, mi madre siempre me reprendió así. Agarrándome de los cachetes. Si me mejilla no se ponía roja, entonces no había aprendido la lección.

-Los recuerdos fluyen en una persona de misma forma que la sangre que circula en nuestro cuerpo. –explicaba, le asiento sin abrir los ojos. Limitándome al contacto del sol sobre mi piel otra vez. Llegan a quemarme, el sol se ha concentrado en mí, y yo pues me puse en su camino. Sonrió, lo extraño es que siento que ya no puede lastimarme como antes. Ahora también soy parte de él.

-Las moléculas de calor, están esparcidas en el aire, flotando delante de ti... Lo único que necesitas para hacer que el calor aparezca es reaccionar, un simple toque... -me va quitando la venda de los ojos, dejándola caer a mi barbilla y cuello.

-...Una colisión provocaba por una chispa... -explica con entusiasmo. Yo lo siento caminar a mi lado, y luego volver a estar en frente de mí.

-Un Fenix's es capaz de sacar una tormenta de fuego de una sola chispa. Tienes que entender, que el calor humano... Tú mismo cuerpo será tu defensa. Tu sangre quema, jineta.

"...La Ardiente sangre de la guerrera del Sol... Aquella Ave que reencarna de las cenizas. La llave de la vida, y la soldadura de la muerte. Un presagio que traído desgracia a los tuyos... " –me balbucea una voz melancólica al oído, reposar parte de esa esencia en mi hombro, provocando que girara levemente en su dirección al sentirla desvanecer.

–En tus venas arde mucho legado Anika. Para controlar el fuego, tu elemento, primero debes dominarlo –suelta una ligera risa de la mueca de su mandíbula. Se fue acercando a mí paso a paso al explicar, pidiéndome que extienda las manos en mi pecho.

-Busca el punto en el espacio en el que te encuentras, donde quieres que se concentre y... –diciendo lo último chasquea en mis dedos y enciende fuego en frente mío. Observo como las llamas emergen, irradiar el calor hacia arriba desde mis manos.

–Woa –no puedo evitar abrir la boca de la sorpresa.

Lo llego a comprender, El fuego es una fuente de vida. El calor humano es la prueba de que tienes dentro un corazón vivo, que bombea calor. Sonrió sosteniendo la llama en mis manos.

-Ahora Anika, quiero que domines ese fuego... Dale un propósito... Hazlo hostil –me ordena. Lo miro con incógnita.

-Allá en Andreferl fuiste capaz de usar a voluntad tus llamas, retraer el mal que las dominaba y doblegarlas a tu voluntad. –digo formando ambos puños a sus costados.

JINETES: La leyenda de la jineta Fénix'sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora