II. Marca de Dragón

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Miraba asombrada, impactada y espantada a la criatura en frente mió, que con un simple aleteo de sus alas, las llamas que le cubrían se extinguieron, cuando las llamas cesaron comenzó a tranquilizarse y respirar hondo para tratar de asumir que lo que ahora veía no era un sueño, había leído cuentos, mitos y leyendas sobre la existencia de los dragones en la tierra pero ninguna daba un indicio de que fuera verdadera, ella jamás creyó que fueran ciertas, el animal agito las alas

¿Quién sabe cuánto tiempo habrán estado así?

Las agito colocándolas a sus costados, el lugar que a partir de ahora deberían estar, la piel del dragón que ahora se había puesto en cuatro patas, era muy parecida a la de las serpientes y cocodrilos con la diferencia que su color lo distinguía, el color de sus escamas era igual a la del huevo, un profundo color rojo magenta, las alas se mantuvieron cerradas como las de un pájaro expectante en una rama, se tambaleaban cuando el dragón se movía, la cabeza tenía una forma triangular dividida a la mitad por el orificio bucal en ambos maxilares descansaba una hilera de dientes puntiagudos y afilados de un profundo color mármol y sobre el maxilar superior habían dos orificios nasales por los cuales el animal respiraba constantemente, por la parte angulosa del cuello había una constante vibración que producía unos chillidos y por la parte superior del cuello se veía como los rodeaban unas espinas desde su cuello hasta llegar  la cola, era un animal fabuloso que tenía forma de serpiente muy corpulenta con pies y alas de extraña firmeza y voracidad… pero de un aspecto noble y digno de alabanza.

Retrocedí un paso, no sé si fue el ruido que hizo o el que los animales percibieran el miedo de las personas pero el dragón volteo la mirada de inmediato a su persona prestándole toda su atención al observarla con sus enormes ojos de gato, el rojo de los ojos del animal eran… como si la estuviera ardiendo en llamas, se clavaban en ella y no la dejaban escapar hasta que comenzó a avanzar en su dirección

¿Qué haría ella si decidía atacarla?

Realmente sería un enemigo capaz de matarme en abrir y cerrar de ojos, fue retrocediendo hasta casi quedar acorralada, me miro detenerme observando algo en mi percibiendo que yo le tenía más miedo supuso que no era un enemigo fue entonces cuando el color de sus ojos cambio al verde y su rostro se volvió amigable y bueno. Movió la cabeza a un lado y el animal la imito cuando esta comenzó a tenerle más confianza el animal le abrió la boca –como queriéndole desesperadamente comunicarle su inquietud-, Ella no entendió lo que le trataba de decirle hasta que el animal retrocedió buscando algo debajo de su escritorio lo cogió mordiéndolo con la boca hasta soltarlo en frente mio, observo el tazón viejo de su gato muerto entonces lo entiendó, buscaba comida el animal la miraba con ternura como un perrito pidiéndole exactamente eso, sonrió de repente y sin querer, le empezaba a tener cariño al animal 

-De acuerdo. Comprendí la indirecta… Claro que te daré comida –me encamine a la puerta, extrañamente sentía una paz y no inquietud era como si me conociera de toda la vida, volteo a verlo el animal la seguía quieto donde estaba pero miraba con más afán, apenas abrí la puerta se movió en mi dirección, tratando de seguirme

-No, no no… Esperá aquí -dije alzando las manos y pidiéndole que se quede, pareció entender se mantuvo quieto mientras yo cerraba la puerta, una vez cerrada me encamine abajo hacia la cocina haciendo el menor ruido posible escabulléndome por las escaleras al bajar llegue a la cocina, abrí el refrigerador y en la parte donde naturalmente guardaba la res encontré la carne, corte un puñado y colocándolo en un plato volví a mi habitación en completo silencio, al entrar encontré al dragón junto al tazón de mi difunto gato, vacíe la carme sobre el tazón el dragón lo olfateo al principio y luego devoró la carne y habiéndola terminado la miro sonriente, ella se arrodillo y trato de tocarlo pero el dragón se movió en rumbo a la cama tratando de subir con un solo salto pero no lo logro, en cambio choco con la esquina agarrándose de la frazada al igual que un gato que no logro su salto, me propuse ayudarlo pero antes que lo hiciera batió las alas y eso lo impulso a subir y lo logro, me encamine a la cama hasta sentarme en ella le sonreí al ver que logro su Azaña, el dragón llego a mi lado y se acurruco contra mis piernas

-Estás cansado… –murmure al tiempo que cerró los ojos sobre sus patas al comenzar a descansar, era tierno ver aquello pero mientras lo miraba dormir detenidamente… viéndolo ahí feliz y tranquilo, nada peligroso reflexione…Q-qué tal si me lo quedaba, total me lo había encontrado en medio de un bosque deshabitado por si acaso pasaría por ahí de ida al cole, si no encontraba un rastro de algún animal o un indicio, tal vez y solo tal vez podría criarlo en secreto, nadie tendría porque enterarse… Encontraba muy dudoso que me hallara a un dragón adulto en medio del bosque, pero con el tiempo iría a crecer y ya no podría tenerlo escondido en mi habitación, pero eso… ¿Cuánto llegaría a tardar?.. Por otro lado tenía un gran problema, tener de mascota a un dragón no era lo más fácil del mundo, ¿Cómo me las arreglaría para que nadie se dé cuenta de que por las noches salía misteriosamente al bosque a alimentar a una criatura extinta? Por lo que sabía este no era un pueblo en el que se apreciaran las criaturas mágicas que los atormentaron en la antigüedad, ellos serían capaces de matarlo si lo veían o me descubrían, pero a pesar de todo ya me había encariñado con el dragón, lo quería y tampoco podía dejarlo ahora ahí a la intemperie, estaba segura de que pase lo que pase yo iba a protegerlo.

Mientras meditaba sobre lo que haría con el dragón, comenzó a sentir un profundo dolor en las piernas en las que descansaba el dragón, el dormía con la panza reposando entre sus piernas por su estómago resulto que le propinaba calor de hecho estaba hirviendo como un horno. Rápidamente muevo al animal de mis piernas despertándolo al empujarlo lejos, la mano que atajo al dragón también resulto lastimada, me veo la mano para asegurarse que si la había quemado. El dragón al darse cuenta de aquel hecho se acercó a mi, yo tocaba con cierta cautela su mano herida, llega a su lado y comenzó a lamerle la palma parecía que le apenaba haberme lastimando y que si lo hizo fue sin querer. Tras cada lamida la herida descubró que cicatrizá. El dragón se apartó para ver su obra en Mí. Sentía un gran cariño por él, tanto que sin importarle que le pasara abrazo al animal. Esté sorprendido retrocedió en poco tiempo como si estuviera pensado, y decidido algo se le acerco.

Con rasguños y mordidas pidió mi mano izquierda, quise calmarlo e intento tocarla pero el animal empujo mi mano y con su garra retuvo la palma de su mano (izq.), y con una luz en la cabeza de el brillo y este la dirigió a mi mano. Inquieta trato de zafarme, No lo logro el dragón la toco y al momento de tocarla, sientó como toda la energía que tenía fuera succionada de mi cuerpo, tanto así que mis fuerzas flaquearon y caigo inconsciente sobre la cama.

JINETES: La leyenda de la jineta Fénix'sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora