XVIII. Interrogatorio.

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-¡Oigan no! ¿Qué hacen? ¿A dónde me llevan?

No importaba las preguntas que hiciera ellos no me respondían. Solo trasladaban mi cuerpo en sus manos. Llevándome a un lugar que desconocía.

Me dedique a patalear, y hacer lo posible con mi poca fuerza para soltarme de aquellas manos. No conseguí nada. Llegamos a lo que parecía un pequeño cuarto oscuro, había un artefacto al fondo, una especie de aparato de torturas. Era de madera, no entendí su propósito, solo se encargaba de filtrar el agua que caía de la pared húmeda al barril donde se acumulaba el agua.

-Es ella... -pregunta el hombre de bata, a los sujetos que me tienen.

-Esta es la linda fenix's... -me sueltan, empujándome adelante -...La ultima ave viva que queda.

-vaya vaya, es joven -dice mirándome a la cara -... y bastante hermosa, -ahora pasa sus dedos por unos de los mechones de mi cabellera.

-¿Qué quieren que haga con ella? -formula la pregunta que me hace estremecer. Soy su juguete entonces.

-Trato de escapar, hágala obediente. Quémela -sentencia uno de ellos.

¿Quemarme? Van a prenderme fuego acaso,... una cucharada de mi propia medicina. Debí incinerarlos cuando pude. Ellos se alejan, dejándome sola con el sujeto. En lo personal, ya no le temo al fuego. Si iba atarme a un palo y quemarme,.. Bueno, no creo que le funcione.

Contrario a lo que pienso el hombre, me agarra con fuerza del cuello, levándome al barril de agua. Empuja dentro. El acto reflejo pongo mis manos en el borde. El solo inclina mi cabeza dentro, queriendo sumergir mi rostro en el agua.

-Eres una principiante, ¿no? -Dice -... Sabes acaso lo que le pasa a los fenix's cuando tocan el agua...

Vuelve a empujar mi rostro dentro, pero no me dejo meter nada, parte de mis mechones entra dentro pero nada más. En eso no me había percatado, que al contacto de esa agua, el mecho se quemaba, desprendiendo un ligero humo.

-Un instinto nato que tienes, que te obliga a alejarte de esta agua -me dice, agrando los ojos, viendo a un par de milímetros el agua

- ¿No quieres saber jinete de fuego, lo que te pasara si entras en esta agua? -dice flexionando mi cuello lo suficiente, para que mis manos se doblegaran. Entra la mayor parte de mi rostro y cuello dentro del barril.

Dentro del agua, no podía hacer más que sentir dolor. Mi rostro se quemaba, así de literal. Esta agua al contacto de mi piel caliente se volvía un ácido muy potente contra. El hombre levanta mi rostro cuando ve que saco varias burbujas de alguna, el cabello se cuela a mi rostro.

-Esta agua -decía deslizando sus dedos en la superficie del agua, formando pequeñas ondas. -..Es el extracto del agua más pura, la de un dragón agua. Un agua cualquiera no afecta a un fenix's pero las lágrimas de este... -deja caer una gotas en mi mejilla enrojecida.

-Pueden lograr dañar ese bello rostro de quinceañera... -me dice. Le sostengo la mirada el tiempo que puedo, pues lo ojos me están pesando.

-Llévenla al calabozo. -demando otra voz, recién entrando. El hombre suelta mi rostro, quiero girar en dirección de esa voz. Pero a mis ojos solo veo una sombra que entraba por la puesta antes de que perdiera la conciencia.

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Desperté elevando la cabeza la cabeza del, a mi parecer, suelo de piedra. Mi cabellos esta alrededor de mi rostro y pate del brazo. Abra los ojos con pesar, elevando de a poco la vista hasta distinguir un grillete en mi mano, era mucho más ancho y grueso que el anterior, me dedique a moverlo hacia delante descubriendo que me tenían atada la pared por esos cuatro grilletes. Sujeta de ambas extremidades a esa pared húmeda y fría, chocaba contra mi espalda el escalofrió. Viendo mi situación actual comencé a inquietar y jalar de nuevo las esposas para liberarme. Cuando escucho la voz de un hombre a mi delante, en la oscuridad del cuarto.

JINETES: La leyenda de la jineta Fénix'sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora