XIX. Dos Corazones

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-No. No puede ser que No hagan algo para rescatar a Anika –espete

-Lamentamos infórmate que ninguno de nosotros puede hacer nada –contraataco Alberto. El líder de los Ancianos en el Consejo sentado al medio de esas siete sillas posicionadas en el estrado, donde deberías estar la silla de Rey.

-¡Pero "¿Cómo que NO puede hacerse NADA?"! ¡Eso No puede ser cierto! –Avanzo un paso hacia adelante -Podemos hacer algo y es; ¡Ir a Rescatarla!

-Su sangre la guiara al enemigo en la batalla Roger –me argumenta.

-¡Eso es absurdo! La dejara morir por una Prueba –recrimino lleno de rabia que esta los dientes me tiritan de tanto apretarlos

-Se ande sacrificar las vidas que sean necesarias en batalla para que despierte el nuevo Rey

-Serán···

-Señor, -la voz de Erick interrumpe mientras hace uso de sus pies y su estúpido pasó para llegar aquí, a un par de centímetros de donde estoy parado.

-Con su permiso, yo quisiera reportarme participante en el grupo de rescate –apenas lo dijo palidecí, acaso no sabe que....

-No hay ningún rescate Erick –contesta bastante sereno, el anciano representante de consejo. Me quedo viendo su rostro lleno de confusión.

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[Erick]

-Perdón Señor, pero tenía entendido que Rogelio y mi hermano formaban parte de dicho grupo –recalque

-No –me vuelve a negar, ¿Qué pasa aquí?

-Entonces ¿Qué se hará? ¿Cuál es el plan para···?

-No habrá Rescate

-¡Pero Señor! –alzo la voz, ya veo la razón de la porque Roger andaba gritando. No pueden hacer eso

-Anika es un Jinete también, no podemos dejarla atrás después de que nos···

-Jinete Roger, Erick, les queda terminantemente prohibido intentar un rescate a favor de Anika Duran la Jinete Fenix's, su destino quedara en manos del enemigo ahora... -el anciano de cabello cano se mueve en el asiento mientras los miro con reto -...Para impedir un futuro peor, a cual quiera que intente alguna acción en contra de lo que aquí se ha dicho será destituido de su cargo y rebajado a la principiante que desea rescatar. Les ha quedado claro –repite la pregunta para ambos.

-Sí, señor –suelto como de costumbre, está claro lo que debo hacer. Salgo del edificio dándole la espalda tanto al consejo, como a los Jinetes.

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Estando afuera el cielo esta nublado como si recién hubiese terminado de llover. El viento que se estrella en mi rostro lo siento tan helado, hace el intento de apaciguar el ardor dentro de mi ser.

"El viento orgullo esconde sus sentimientos y sufrir en el aire"

Me llega ese pensamiento, aunque yo soy el menos perceptivo de los dos y mi hermana es la inexperta, es ese sentimiento en que llego a descubrir en la brisa. Frunzo el ceño, se acabó. No puedo permitir que esto continúe así.

Acelero mi paso de formo inconsciente, yo iría y haría lo que fuese necesario para recuperar a Anika. El perderla es algo que no puede dejar pasar. Si esta en mis manos salvarla, aun si voy solo o si soy el único, la traería de vuelta. A esa chiquilla necia y testaruda. Yo la traje a este mundo asiqué yo voy a traerla de vuelta.

A los pocos minutos de caminar regresa la lluvia, mi furia hace tronar los rayos en el silencio y el agua es derramada en el cielo a causa de la tristeza de mi hermana. Estoy más firme y dispuesto a todo que antes, por llegar a las orilla del bosque para refugiarme de la lluvia y abrir un portal a Ghemtahl, el último lugar donde se halló pista de ella. Escucho un llamado a mí detrás, el llamado de Rogelio, que se me acercaba jadeante debió correr mucho para alcanzarme. Realmente estaba apurado por rescatarla, o tal vez impaciente es la palabra adecuada.

JINETES: La leyenda de la jineta Fénix'sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora