Capítulo 18

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Me despierto cuando la enfermera viene para ayudarme a bañar, le repito veinte veces que me puedo bañar yo solita pero cuando llega mi madre de la cafetería de pone de parte de la bruja enfermera.

Me baño y me visto con una bata blanca, me miro en el espejo y arrugo la nariz. Que sea ropa de hospital no quiere decir que tenga que ser fea. Suspiro y me vuelvo a acostar en la camilla, mi madre lee una revista y yo la miro a ella.

- ¿ Qué miras Victoria?.- Me encojo de hombros y miro hacia la puerta cuando la abren, entra Stephen con su sobrina Megan y detrás su hermana Julia.

- Hola hermosa.- Megan me sonríe y Stephen la sienta a mi lado, él se acerca a mi y me da un corto beso, al principio me sorprendo pero después de unos segundos le sonrío.

- ¿ Por qué estas en el hospital princesa Victoria?.

- Por que me he hecho daño, pero tu tío me salvo.- La niña nos mira asombrados y me abraza.

- ¿Ahora tu también eres mi tía verdad?, por que mi tío ahora es tu príncipe.- Me río y asiento.

- Si, ahora soy tu tía.

- Me alegro que estés bien Victoria, cuando Stephen nos lo contó nos asustamos mucho.- Fiona me abraza y yo le sonrío.

- No ha sido nada.- Miro hacia mi madre que esta hablando con Stephen, frunzo el ceño y me pregunto si él entenderá es ingles de mi madre.

Tocan la puerta y después de unos segundos entra mi hermano con la pequeña Victoria y su mujer.

- ! Ala mira mami, una bebé¡.- Megan salta de la cama y se acerca a mi hermano, él se agacha hasta su altura y Megan agarra la pequeña mano de mi sobrina.- ¿ Es tu hija?.- Todos me miran a mi y yo niego eufórica con la cabeza.

- De eso nada, a mi no me cargáis con la responsabilidad ahora.- Todos ríen y yo los miro mal. Stephen se sienta a mi lado y me acaricia la cara.

- Algún día tendremos nosotros uno.- Lo miro mal y le doy un golpe en la mano.

- Tranquilo vaquero, a ver si con tanto tatuaje no te has enfermado.- Volvemos a reír y así pasamos el día.

A las doce se marcha la familia de Stephen y un poco mas tarde la mia. Después de esperar unas cuantas horas el médico me da el alta y por fin me puedo ir a casa.

Voy al baño y me cambio la fea bata por un vestido azul que me ha traído mi hermano, intento subirme la cremallera pero el dolor de las costillas me lo impide.

- Stephen, ayúdame por favor.- Él entra al baño y yo le señalo la cremallera.- Súbela por favor.- Stephen se acerca a mi y me acaricia la espalda antes de subirla, a mi se me pone los pelos de punta pero lo intento disimular.

- Eres preciosa, y esta noche vas a hacer toda mía.- Se me para el corazón al pensarlo pero disimulo mi enrojecimiento dándole un golpe en el pecho.

- Vamos.

Stephen conduce como si por coger un bache me fuera a partir, suspiro pero no le digo nada, sé que esto es importante para él y que se pondrá nervioso si le doy prisa, cuando llegamos me ayuda a bajar y yo le agradezco con una sonrisa, estoy mejor pero aun las costillas me duelen un poco al moverme.

Cuando entro en la casa de Stephen recuerdo a Nina, espero que no me de mucho la lata por que ahora estoy indefensa como un gatito pero como coja un jarrón se lo estampo.

- Bienvenida a casa.- Stephen me abraza desde atrás y yo sonrío.- Nina se ha marchado.- Lo miro sorprendida y él se encoje de hombros.- Te conozco desde hace poco, pero se cuando te preocupa algo Victoria.

Nos sentamos en él sofá cuando tocan el timbre, Stephen se levante y abre, espero un rato y veo aparecer a mi hermano, mi cuñada y Stephen con cajas, los miro dudosa pero no me da tiempo de decirles nada cuando suben las escaleras, mi madre entra detrás con mi sobrina en brazos, me la pasa y enseguida le hago mimos.

- ¿ Qué han traído en tantas cajas?.

- Tus cosas.- Miro sorprendida a mi madre y ella se encoje de hombros.- A mi no me mires, Stephen nos ha pedido ayuda para traerte todo y nosotros no nos hemos podido negar, tienes que ver a ese muchacho cuando se mete en sus treces, no hay quien lo baje del burro.

Suspiro cansada y decido no hacer caso, necesito tranquilidad. Juego con la niña y le doy el biberón que me pasa mi madre cuando bajan todos. Stephen se sienta a mi lado y pasa un brazo por mis hombros sonriéndome como si hubiera ganado algo, se que esta contento por que no haya puesto pegas a traer mis cosas, pero luego hablaremos eso.

- Nosotros nos vamos, mañana cogemos un avión muy temprano y la pequeña tiene que dormir.- Asiento triste y le paso la niña a mi cuñada.- Cuídate mucho hermanita.- Mi hermano me abraza y yo me sorprendo pero le devuelvo el abrazo.

- Hasta pronto mi pequeña guerrera, cuídate mucho y has el reposo que te mando el médico.- Abrazo a mi madre y ella me acaricia la espalda.- Cuida también a este muchacho, es muy bueno y veo como os miráis.

- Dale un beso a todos allí.- Acompañamos a mi familia hasta la puerta y me despido de ellos al borde de las lágrimas, cuando desaparece el coche de mi vista no puedo retenerme y comienzo a llorar como una niña pequeña en los brazos de Stephen, él me acaricia y espera hasta que me relaje.

Después de unos minutos me separo y me sorbo los mocos como cuando era pequeña, Stephen ríe y me lleva dentro de la casa, me coge en brazos y me sienta en la isla de la cocina.

- Pronto los volverás a ver, tranquilízate, odio verte llorar.- Asiento y él me limpia las lágrimas.- ¿ Quieres cenar algo o vamos directamente al postre?.- Miro sorprendida a Stephen y él se apoya en la nevera con una pose que hace que se me caiga la baba. ¿De donde ha salido este dios griego?. Suspiro intentando relajarme mientras el me sonríe de lado. ¿ Aguantaré toda una noche con este hombre que parece haberse esculpido?

MírameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora