El momento en donde nos perdimos NishikataXTakagi

Capítulo Final: Promesas al Viento

Era un día como cualquier otro cuando Takagi, después de varias semanas de silencio, finalmente le dio la noticia a Nishikata. Había intentado no hacerlo, había retrasado esa conversación todo lo que pudo, pero sabía que ya no podía ocultarlo más. Después de todo lo vivido, el dolor de la separación ya no era solo una opción. Takagi, con una expresión de seriedad inquebrantable, le miró por última vez en el pequeño café donde solían reunirse después de la escuela.

—Nishikata... —empezó, las palabras pesando sobre ella como una condena que no deseaba decir. Él la observaba fijamente, como si pudiera ver a través de ella.

—¿Qué pasa, Takagi? —preguntó él, frunciendo el ceño. El aire a su alrededor se sintió repentinamente denso, como si el universo estuviera guardando silencio para escuchar lo que iba a decir.

Takagi respiró hondo antes de hablar.

—Me voy a Tokio... —la frase salió rápida, pero cortante, como un cuchillo entrando sin previo aviso. Nishikata no podía procesarlo inmediatamente.

—¿Tokio? —dijo él, completamente desconcertado. No sabía si estaba escuchando bien. Era como si la palabra se repitiera en su mente, pero no lograba encajarla. Tokio... Takagi se iba a Tokio.

—Sí... —Takagi asintió lentamente, su rostro serio pero triste—. Mi padre recibió una oferta de trabajo allá, y ya no hay forma de que lo pueda rechazar. Mi familia se muda allí el próximo mes.

El silencio entre ellos se hizo pesado. Nishikata no sabía qué decir. Sentía una mezcla de incredulidad y desesperación. No podía dejar que todo acabara así, no podía aceptar que Takagi, la chica que había estado constantemente en su mente, se fuera tan repentinamente. ¿Cómo iba a seguir sin ella? ¿Qué iban a hacer?

—Pero... —empezó a decir él, su voz temblorosa. No sabía cómo expresar lo que sentía. —¿Y nosotros? ¿Qué pasa con nosotros?

Takagi bajó la mirada, evitando sus ojos. Sabía lo que estaba a punto de decir, pero la incertidumbre y el miedo la atormentaban. ¿Realmente merecían estar juntos si sus caminos estaban a punto de separarse?

—No lo sé. —su voz se rompió por un segundo, pero luego se recompuso—. No quiero que sea así, Nishikata. No quiero irme, pero... tengo que hacerlo.

Nishikata sentía un nudo en el estómago, como si algo se estuviera rompiendo dentro de él. Era como si toda su vida hubiera sido una ilusión, un sueño pasajero. Las palabras de Takagi sonaban como un eco distante. No quería aceptar que ella realmente se iría, que la tendría lejos por siempre.

—No puedo... —susurró, apenas audible—. No puedo dejar que te vayas sin luchar por esto.

Pero Takagi lo miró con una tristeza tan profunda que le atravesó el corazón.

—Nishikata, no es una cuestión de luchar. No podemos seguir con lo que tuvimos. La distancia entre nosotros es... demasiado grande.

Nishikata se quedó en silencio, incapaz de articular una respuesta. ¿Era esto lo que realmente pasaba? ¿Habían llegado tan lejos solo para separarse al final? Los recuerdos de todo lo que vivieron juntos, todas las pequeñas disputas, las risas, los momentos silenciosos compartidos, parecían desvanecerse con cada palabra que Takagi pronunciaba.

—¿Qué voy a hacer sin ti? —preguntó finalmente, con un tono que denotaba vulnerabilidad, algo que nunca había mostrado frente a ella antes. Sentía que todo lo que había ganado durante esos meses con Takagi se desmoronaba, como un castillo de cartas. Pero a pesar de su tristeza, Takagi no pudo evitar sentir una profunda pena. Ella quería que él entendiera que no era algo que ella pudiera controlar. No era solo su decisión.