CAPÍTULO 3

3.1K 337 53
                                    

Janette sacó un caramelo del bolso y le quitó el envoltorio para después poder introducirlo en su boca. Había muchas personas como ella esperando en aquella sala para recibir su sesión.

Saboreó el dulzor del caramelo y se convenció a si misma para no abandonar el lugar. Al menos, no ahora que había sacado las fuerzas para salir de casa y llegar hasta allí.

El reloj de la pared no dejaba de emitir ese tic tac tan irritante y las sillas eran de plástico duro, muy incómodas. Últimamente, cualquier cosa que pudiera permanecer en el interior de su cabeza por más de tres minutos le resultaba estresante.

Por eso no podía soportar estar recordándole constantemente.

Juraría que llevaba una hora allí confinada esperando su turno cuando en realidad apenas llevaba diez minutos esperando por el mismo. Quizá se debía a que no dejaba de pensar en lo mismo, en zanjar el asunto cuanto antes, incluso de manera obsesiva.

—Janette Hathaway. —pronuncia la doctora leyendo un papel.

La muchacha se levantó de manera automática, la doctora repitió el nombre por si acaso, leyéndolo de nuevo directamente del papel. Janette imaginó que escritos en el mismo estarían todos los nombres de los pacientes a los que debía atender aquel día. Se separó de la silla y siguió a la doctora hasta su consulta. Una vez allí, la psicóloga le ofreció tomar asiento y sacó una libreta.

—Soy la doctora Arnold. —le lanzó una mirada que la pilló desprevenida. —¿Y tú?

Janette estaba convencida de que ya lo sabía; pero se presentó de todas formas. Suponía que era una de esas tácticas que tenían los profesionales de ese estilo, para aligerar el ambiente y eliminar los prejuicios, para poder entablar una conversación con el paciente en paz y confianza.

—Janette.

Estaba muy nerviosa, recta e incómoda sobre la silla de la consulta. La única verdad es que Janette no quería estar allí, y si lo estaba era para que su amiga dejara de darle la tabarra.

—Dime Janette, ¿por qué has venido a verme?

Tomó el bolígrafo y la libreta dispuesta a tomar nota. Lo cierto era que ni ella misma sabía porqué estaba allí. Había sido Leia quien había insistido para que fuera, creyendo que podrían ayudarla.

—He venido porque necesito su ayuda. —susurró, que era exactamente lo que su amiga le dijo que harían allí.

La señorita Arnold no escribió nada por el momento. Se subió las gafas y se echó hacía atrás en la silla, poniéndose más cómoda.

—Cuéntame un poco. ¿Para qué necesitas mi ayuda, Janette?

No sabía por dónde empezar. Fue al médico hace unos días, llevaba una semana sin dormir bien y con repetitivas pesadillas tras el incidente con ese chico. No era sano para ella continuar de esa forma, y menos cuando tenía un horario tan estricto en cuanto a asistir a la Universidad y trabajar de manera simultánea.

—Bueno, es por recomendación médica. —no mentía, el doctor también se lo dijo, pero la muchacha simplemente se negaba a escuchar a los hombres que llevaban una bata blanca.

La doctora asintió, esperó a que Janette continuara, sin embargo, no lo hizo. Por ello, fue la psicóloga quién volvió a intervenir, tomando las riendas de la conversación.

Instinto |Jeff The Killer| [Book #1]  •օղҽ•  ✔ #CreepyAwards2019Donde viven las historias. Descúbrelo ahora