CAPÍTULO 9

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Curiosidad, así era. ¿Qué otra cosa más?

A Jeff le molestaba la compañía de cualquier persona; pero se estaba dejando seguir por Janette. ¿La causa? Esa curiosidad que le impedía librarse de ella tan fácilmente. Esa que le impulsaba a ver más y más de ella.

Ella era una bella muestra de como los malos deseos contaminaban y transforman a las personas. No la recordaba con la mirada tan sombría, con ese carácter tan difícil. La bella flor que le sacó la bala se había infectado con su veneno, y ahora se estaba pudriendo como él lo había hecho. Era algo inevitable.

Continúa dándole vueltas. Su sentido común le impulsaba a librarse de las molestias, y Janette resultaba una molestia para Jeff. Sentía unas fuertes ganas de hacerla hermosa. Sabía a ciencia cierta que sería su más perfecta creación. Ya fuera por su cabello largo castaño, por su nariz respingona, por sus ojos pardos o su piel de porcelana. Sería hermosa con una sonrisa eterna plasmada en el rostro.

Por otro lado, su faceta curiosa y juguetona le decía que se venía algo divertido. Un reto sin igual, ver quién de los dos caía primero. Estaba seguro de que sería ella; pero quería seguir jugando al gato y al ratón. Era entretenido.

La pondría a prueba, lo tenía decidido. Lo primero que haría sería comprobar que tan bien podía seguirle el ritmo.

Jeff estaba acostumbrado a moverse por el bosque, ente árboles y piedras. En realidad, estaba acostumbrado a moverse casi por cualquier sitio. Era por ello que había conseguido escapar de la policía y de situaciones peliagudas en tantas ocasiones.

Comenzó a correr más y más rápido. Pisaba de una manera específica para no dejar las huellas demasiado marcadas y se movía con virtuosismo. Janette apenas podía seguirle con los ojos; pero continuaba esforzándose por seguirle el paso. Y lo haría hasta en el fin del mundo si era necesario.

Janette comenzó a coger velocidad, le alcanzó. Creía que con eso era suficiente, que por fin le tendría cerca y a la vista. Se equivocaba. Hasta el momento, Jeffrey no había utilizado su entorno a su favor. Al contrario, había escogido las zonas más despejadas para cansarla y confiarla. Ahora que  había conseguido su objetivo, comenzaría la prueba de verdad.

Jeff se metió de lleno en un arbusto. Janette se quedó atónita y no le siguió. Podía escuchar el sonido de las hojas chocando con el cuerpo de él según avanzaba, y si su oído no le fallaba, lo estaba haciendo en círculos. No obstante, eso no solucionaba nada, pues Janette no se atrevía a meterse entre las plantas.

—Sal. —ordenó ella.

Janette sabía que él la estaba escuchando. ¿De verdad esperaba que el muchacho abandonara su escondite sólo porque se lo decía? ¿A cuenta de que?

Era una ilusa, una ilusa que causaba la curiosidad más tramposa que el asesino de la sonrisa eterna jamás hubiera experimentado. Era de locos.

—Encuéntrame. 

La retó, con una sonrisa genuina plasmada sobre los labios, no esa compuesta por dos cortes a los dos lados de sus mejillas. Janette pretendía encontrarle por el sonido de su voz; pero Jeff no era idiota.

—Háblame. —reclamó ella, como si fuera a obedecer de buenas a primeras. —¡Paliducho imbécil!

No lo hizo. No reaccionó aunque hubiera usado esos agravantes capaces de sacarle de quicio. ¿Qué podría decirle para que perdiera el control? Si meterse con esa hermosura que tanto le importaba, ¿qué otra cosa podría tener efecto? Janette estaba completamente desconcertada, no sabía que hacer.

Instinto |Jeff The Killer| [Book #1]  •օղҽ•  ✔ #CreepyAwards2019Donde viven las historias. Descúbrelo ahora