CAPÍTULO 7

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La castaña no dejaba de fulminarle con la mirada. Jeff se estaba enfadando más de la cuenta, y todo era culpa de Toby. El maldito loco se había empeñado en llevarla consigo, y ahora era el asesino de la sonrisa eterna quién tenía que aguantar sus miradas de desprecio y odio. Era imposible, le llevaba hasta el límite, y Jeffrey en el límite era peor que el mismísimo rey de los demonios.

La muy estúpida no se dejaba tocar por él; pero si por Toby. Miraba mal a Jeff y no ocultaba su rechazo, trataba de alejarse de él en cuanto podía. El asesino de la sonrisa eterna estaba convencido de que, si pudiera, le hubiera escupido en el rostro. No obstante, ahí estaba, caminando de la mano del asesino de las hachas, fulminándole a él, que les acababa de salvar a los dos, con la mirada.

—¡Par de idiotas!

Caminaban por el interior de las alcantarillas tapándose la nariz. Jeff ya estaba acostumbrado al olor de las cloacas, por lo que era el único que no se protegía del hedor. Aquel salvoconducto era su vía habitual de escape.

De pronto, Jeff se detuvo y se sentó en mitad de uno de los conductos. Toby le miró escéptico, pero después procedió a hacer lo mismo, esperando escuchar que sería lo siguiente que debían hacer.

—Shh. —le dijo a la chica, que obedeció solo porque no era Jeff quién se lo pedía.

Ambos se sentaron al lado del asesino de la sonrisa eterna y esperaron a que el pelinegro dijera algo. Sin embargo, Jeffrey no pretendía dirigirles la mirada a ese par de inútiles. Ya había asumido que sus cabezas no servían para pensar, así que de debía hacerlo por su cuenta, y para ello, necesitaba relajarse un momento.

—¿Qué hacemos ahora? —interrumpió Tobías.

No era un buen momento para insistirle al pelinegro, bastante furioso estaba por tener que lidiar con aquellos dos imbéciles. Sobre todo con la muchacha, que continuaba mirándole como si quisiera fundirle con sus ojos.

—Vosotros no sé, yo voy a descansar. —contestó, despreocupado.

—¿Aquí?

—Silencio. Me duele todo el culo porque la chica que has traído como si fuera un souvenir de recuerdo se ha caído sobre mí. —le echó en cara, prácticamente rojo de la ira.

La tez del asesino era pálida como la luna llena, pero cuando se enfadaba, se ponía tan rojo que parecía el cráter de un volcán. Fue por eso queToby le hizo caso; pero sólo por unos segundos.

—¿Cómo salgo de aquí? —insistía, sin dejar que Jeff se tomara un respiro.

—Mañana te llevaré a la salida que deje más cerca del bosque. Ahora cállate.

—¿Y si nos encuentran?

—No lo harán. —aseguró. —Eres un cabeza hueca, creerán que te has adentrado en el bosque. —miró a la chica con desdén. —Probablemente piensen lo mismo de ella.

Se apoyó contra la pared fría con las manos en los bolsillos y la capucha bien puesta. Toby suspiró y decidió hacerle caso. Jeffrey era un caso perdido cuando no quería escuchar.

Desvío la vista hasta la chica que irradiaba odio con la mirada. Permanecía acurrucada junto a él; pero sin dejar de mirar con odio a Jeff. Toby no entendía que era lo que unía a esos dos. No obstante, no era problema suyo. Tenía muchas otras cosas en las que pensar.

Instinto |Jeff The Killer| [Book #1]  •օղҽ•  ✔ #CreepyAwards2019Donde viven las historias. Descúbrelo ahora