8. Cartas de amor

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Me levanté temprano el jueves en la mañana para llegar a tiempo a mi entrenamiento de fútbol. Me vestí con el uniforme del equipo y algo de ropa extra para el frío. Alquilé la bicicleta y en cinco minutos llegué al polideportivo. Al llegar el entrenador nos puso a correr un par de vueltas para calentar. Luego hicimos algo de estiramientos y comenzamos con pases sencillos, tiros a la portería y perfección de varios movimientos. Como siempre habían algunas personas en la gradas como observadores del entrenamiento. Una vez terminó el entrenamiento caminé hasta las gradas para tomar la bolsa con todas mis cosas. Sin embargo, no me esperaba la sorpresa de ver a James King con una sonrisa torcida esperando junto mis cosas. Estoy bastante segura que este chico (como muchos otros) es bipolar. A unos pasos de él comencé a caminar más lento. Aún un poco insegura me crucé de brazos mientras lo miraba sin ninguna expresión en mi cara.

- ¿Qué haces acá?- pregunté a lo que James se encogió de hombros.

- Me gusta ver a las chicas entrenando. ¿Sabes? Cuando juegas te ves tremendamente sexy.

Rodé los ojos y tomé mis cosas rápidamente para darme la vuelta y desaparecer de su vida. Mas no sirvió de nada porque escuché sus pasos corriendo detrás de mí.

- Al ser la hermana de Susan Lee deduzco que irás a su fiesta de mañana, ¿o me equivoco?

Me quedé quieta en mi sitio y miré a James con los ojos muy abiertos. ¿Susan iba a hacer otra fiesta? Diablos, esa chica está más loca que una cabra.

- ¿Susan hará otra fiesta?- pregunté incrédula, James se encogió de hombros.

- Pues sí, y me preguntaba si te gustaría ir conmigo.- reí sin gracia y miré hacia otro lado.

- No sé si lo sabes compañero, pero a esas fiestas no sueles ir con una pareja, no es como el baile de graduación.- posé una mano en su hombro y lo miré con pesar.

- Pues podemos romper esa tradición, ¿irás conmigo a la fiesta de tu hermana?- preguntó con carita de ternero degollado. Puse la misma cara y me acerqué bastante a su cara.

- Ni en tus más preciados sueños.- negué con la cabeza.

- Oh, vamos.- dijo impaciente- Podría ser divertido.

- Tú mismo lo has dicho, PODRÍA ser divertido. Lamento decepcionarte pero, no lo será.- me alejé otra vez de él. Además, no me pasaba desapercibido lo que pasó la última vez que fui a una fiesta de mi hermana.

- Bueno, pues pasaré por tu residencia a las ocho.- exclamó James detrás de mí.

- ¿Qué?- me giré dispuesta dejarle muy claro que no pensaba ir a la fiesta, pero el gran James King ya había desaparecido.

***

Me la pasé la tarde del viernes dándole vueltas a mi cabeza. ¿Iría o no la fiesta? Por mi claramente no iría. Pero me sentía como una perra dejando plantado a James en ese circo.

Era un día especial, ya que hacia las once de la mañana había comenzado a nevar. Y, a pesar que el frío se acentuaba, amaba la nieve.

Me levanté de un salto y me metí a la ducha. Me arrepentiría de esto, seguro. Me puse una falda blanca con unas medias abrigadas. La combiné con una blusa azul ajustada y que resaltaba el tamaño de mis pechos. Usé unas lindas botas negras y ondulé mi cabello, de nuevo. Justo cuando estaba terminando mi maquillaje tocaron a la puerta. Abrí sabiendo perfectamente quién era.

- Hola.- intenté sonar amable y sonreír como nunca en mi vida. Por suerte, James se lo tragó.

- Cambiaste de idea.- dijo mirándome de arriba abajo.

Las Hermanas Lee©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora