18. No me secuestres, Davis

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- Michael.- dije.- ¿Qué haces aquí?

Mike sonrió y bajó la cabeza para dirigir sus ojos al piso. Aproveché la oportunidad para ponerme ropa interior. O bueno, al menos los pantis.

- Vine a disculparme.- dijo levantándose de la cama y caminando lentamente hacia mí. Me comencé a poner nerviosa. Es decir, estoy vestida solo con una toalla.

- ¿Disculparte?- pregunté moviéndome inquieta. Al ver que el chico no decía nada, seguí hablando.- ¿Por qué? ¿Por mentirme al decir que te ibas de viaje?

- No, de echo, si viajé.

- ¿Entonces?- pregunté sintiéndome mucho más desnuda y desprotegida. Quería que él saliera de aquí ahora.

- El día en que nos encontramos en la cafetería estaba con una chica.- asentí recordando ese día.- Ella me dijo que abriera los ojos. Que jamás me había visto mirar a alguien de la manera en que te miraba a ti.

Mi corazón se encogió hasta tomar el tamaño de una alverja. ¿Qué está tratando de decirme?

- Me gustas Shara.- dije a tan solo tres centímetros de mi cara.

Ay Dios, quiero morirme. Antes de reaccionar, Mike ya me había tomado de la cintura y me besaba de una manera que jamás había imaginado viniendo de él. Me quede petrificada. No podía moverme. No sabía lo que hacía. Su lengua pidió permiso para entrar, el cual concedí sintiéndome débil y estúpida. Pero no podía alejarlo, no ahora. No ahora que por fin había logrado sacar sus sentimientos. Además, el idiota besaba bien. Solo fui capaz de reaccionar cuando sentí que halaba un poco la toalla. Lo alejé poniendo una mano en su pecho.

- Para Mike.- respiré profundamente y lo miré a los ojos.- ¿Qué estás haciendo?

- Demostrándote lo que te digo.

- Vete, por favor. Necesito...necesito pensar.- dije agarrándome a la toalla con tanta fuerza que me dolieron los nudillos.

- Claro.- dijo acercándose otro paso y poniendo una mano encima de la mía, que aún sostenía la toalla.- Te daré todo el tiempo que necesites.

Luego dio media vuelta y salió de la habitación. ¿Cómo rayos había entrado? No sabía por qué estaba tan aterrada. Ayer estuve con un chico, desnuda, y no sentía esto que siento ahora. Aún temblaba en mi lugar. No pude evitar pensar que Chris, Michael y James se han besado indirectamente a través de mis labios. Más James que todos lo otros. Tomé una respiración profunda y continué con la tarea de vestirme.

Una vez vestida tomé mi celular y, sin importarme que estuviesen en horario de clases, llamé a Jess.

- Tengo un problema.- dije en cuanto contestó. Y menos mal que contestó.

- ¿Qué? ¿Qué pasa?- preguntó preocupada.

- Michael acaba de irse de nuestra habitación después de decirme que le gustaba y besarme.- dije mientras me sentaba en mi cama.

- Uh oh. ¿Y qué harás?

- ¡No lo sé!- exclamé llevando mi mano libre a mi cabeza.

- Mira, Sha. Es hora de que vayas tomando decisiones. Hasta ahora te has movido como la corriente quiere y tu vida se ha formado por lo que esos chicos hacen contigo. Es hora de que tomes las riendas de tu vida. ¡Tienes que tomar una decisión!

- ¿Pero cuál es la decisión correcta, Jess? ¿Qué camino debo tomar?

- Eso depende de ti. Pero piénsalo bien, Sha.

Las Hermanas Lee©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora