22. Mala sensación corporal

41 3 4
                                    

Dean ya no estaba a la vista. Rodé los ojos al pensar que entró al bar sin mí. Pero qué caballeros tenemos hoy en día. Entré en el bar sintiendo la mirada de los pocos que había dentro sobre mí. El chico en cuestión estaba sentado en una esquina tecleando en su teléfono. Caminé hacia él lo más digna que pude.

- ¿Se puede saber qué pasa contigo?- me preguntó en cuanto se cansó de fingir que hacía cosas en el teléfono. Se pasó una mano por la cara. Mientras tanto, un chico joven se había levantado para cantar en la pequeña tarima.

- No.- dije perdiendo la paciencia y me volví para mirarlo a él en vez de al chico cantante.- ¿Se puede saber qué te pasa a ti conmigo?

Dean alzó las cejas casi hasta la entrada de su cabello en la frente.

- ¿Te has visto últimamente?

Lo miré igual que él me miraba a mí. ¿Le molestaba acaso mi vestido? ¿Mis zapatos? Pues ya se puede ir jodiendo, ya es lo que a mí me gustaba y él no me podía decir nada sobre eso. Le pegué con mi puño lo más duro que pude en su brazo, sin embargo, él ni se movió. Cansada de todo, bufé y me levanté del asiento. Paré un momento para bajarme la falda del vestido y luego salí a la noche. Suspirando, saqué el porro que había alistado momentos antes en mi habitación. Metí mi mano hasta el fondo de mi sujetador, encontrando la hierba, para luego prender el papel con mi súper encendedor.

- ¿Podrías, por el amor de Dios, volver adentro de una vez?- dijo la voz de Dean sobresaltándome hasta el punto de un mini-infarto. Cuando vio lo que tenía en mi mano izquierda abrió sus ojos hasta que casi se salieron de sus órbitas.

- ¿Estas...fumando...marihuana?- rodé los ojos.

- No Dean, estoy fumando té de manzanilla.

- Shara, por favor, deja tu puto sarcasmo de lado por un jodido momento.

- Tranquilízate Dean. No es tan malo.

- ¡Shara!- gruñó Davis rapándome el porro de las manos.

- ¡Shara Lee!- gritó una tercera voz desde la oscuridad de la acera. Tal vez mi visión jugó un poco conmigo en ese momento, pero podría jurar que mi hermana cojeaba un poco mientras caminaba hacia mí. O tal vez estaba viendo un espejo que no había observado antes. Se detuvo a tan solo unos milímetros de mi cara y me miró a mis ojos con los suyos, que estaban hinchados y rojos. Apretó su mandíbula.- Jamás pensé que te diría esto, pero has cambiado Shara y déjame decirte que me es imposible convivir con esta nueva Shara. Te odio como jamás he odiado a nadie y cuando te des cuenta de que todo esto está mal, no me busques Shara. Te lo suplico.

Estaba llorando. Por primera vez en varios años veía a mi hermana llorando. Y debo decir que, a pesar de que mi corazón se había convertido un poco en piedra durante la última semana, esto lo debilitó un poco. Quería decirle tantas cosas...pero ninguna salía de mi boca. Y se negaban a salir. Una parte de mi quería hablar, pero otra, la más fuerte, no. Susan me empujó con fuerza por los hombros. Tanto, que me golpeé la parte trasera de la cabeza con la pared a mi espalda. Suspiró y miró a Dean. Cambió su punto de interés varias veces para luego hablar de nuevo.

- Cuídala.

Soltando un último sollozo mi hermana desapareció por el callejón. Miré a Dean, me costó un poco enfocar la vista.

- Yo la llamé.- dijo suspirando pesadamente y metiendo sus manos en los bolsillos del pantalón.- Creí que a lo mejor ella te hacía entrar en razón. No me esperaba que comenzara a insultarte. También se preocupa por ti, Shara.

- No necesito que nadie...- tuve que detenerme para conectar la lengua con mi cerebro. Cada vez se hacía más difícil.-...se preocupe por mí, West.

Las Hermanas Lee©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora