049, weird behavior

325 44 1
                                        

RACER

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


RACER.
("champ" that's my title,
speed up till the maximum.)

32 votos y 6 comentarios para prox cap

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


32 votos y 6 comentarios para prox cap

La noche había caído sobre Zandvoort, pero yo seguía despierta

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


La noche había caído sobre Zandvoort, pero yo seguía despierta.
Mi habitación de hotel estaba en penumbras, iluminada solo por el reflejo de la ciudad en la ventana. Las sábanas estaban desordenadas, pero ni siquiera había intentado dormir. Demasiadas cosas giraban en mi cabeza.
El eco de la carrera.
El peso de los abucheos.
Las cámaras.
Max.
Apreté los labios y miré mi muñeca.
La marca seguía ahí.
Un leve enrojecimiento, la piel caliente bajo mis dedos. La había estado frotando inconscientemente durante toda la noche, como si pudiera borrar el rastro de lo que había pasado.
Max me había sujetado con tal fuerza que todavía podía sentir su agarre fantasma en mi piel.
No era solo el dolor físico.
Era la maldita sensación de saber que había cruzado la línea.
Yo no me dejaba intimidar. Nunca.
Pero esta vez, había sido diferente.
Solté un suspiro y me dejé caer en la cama, mirando el techo.
Sabía que no iba a poder dormir así.
Saqué mi teléfono del buró y lo desbloqueé. Una llamada.
No lo pensé demasiado.

📲 Llamando a João...

El tono de llamada sonó tres veces antes de que respondiera.
—¿Mía?
Su voz sonaba normal. Pero algo estaba raro.
—Hey —dije en voz baja, sin saber muy bien qué decir. Solo quería distraerme. Quería escuchar una voz que no estuviera cargada de tensión o resentimiento.
Hubo un pequeño silencio.
—¿Estás bien? —preguntó finalmente.
—Sí. —Mentira.
Obviamente era mentira.
Y por la forma en que João tardó en responder, supe que no me creía.
—Vi la carrera —dijo al fin, su tono era neutro, como si estuviera midiendo sus palabras.
—Sí... —respondí, sin saber bien qué agregar.
Otro silencio.
Demasiado largo.
—¿Quieres hablar de eso?
Esa pregunta hizo que mis músculos se tensaran.
Porque no quería hablar de eso.
No quería recordar los gritos de Max, su mano sujetando mi muñeca con rabia. No quería recordar la forma en que todos nos miraban, esperando que alguien explotara.
—No —dije finalmente, mi voz sonó más áspera de lo que pretendía.
Esperé que João se riera o hiciera algún comentario para aligerar el ambiente. Pero no lo hizo.
Solo se quedó en silencio.
Fruncí el ceño.
—¿Y tú? ¿Cómo te ha ido? —intenté cambiar el tema.
João suspiró al otro lado de la línea.
—Bien.
Mentira.
Era la misma mentira que yo había dicho hace minutos.
Lo conocía lo suficiente como para notar cuando algo no estaba bien.
—¿Seguro?
—Sí. Solo... estoy cansado.
Eso no era todo.
Definitivamente había algo más.
La conversación se sentía pesada, como si algo invisible estuviera atrapado en el aire entre nosotros.
Antes, cuando hablábamos, João sonaba relajado, natural. Hoy sonaba distante.
Como si estuviera en otro lado.
O como si no quisiera estar en esta llamada.
La sensación me incomodó.
¿Había hecho algo? ¿Pasó algo y no me había enterado?
Mordí mi labio, sintiendo la irritación crecer en mi pecho.
—João... si tienes algo que decir, hazlo.
Un segundo de silencio.
Dos.
Y luego:
—No es nada, Mía.
Mentira.
Pero no insistí.
Si él no quería hablar, yo tampoco iba a rogarle.
Suspiré, sintiendo mi pulso acelerarse de frustración.
Llevé mi mano a la muñeca otra vez, frotándola sin darme cuenta. João tenía que haber visto lo que pasó.
¿Era eso? ¿Era por Max?
Me acomodé en la cama, apoyando la cabeza en la almohada, tratando de ignorar la sensación de incomodidad en mi pecho.
—Voy a viajar en un par de días a Londres —dije, más por llenar el silencio que por otra cosa.
João tardó en responder.
—¿Sí?
—Sí —murmuré—. Después de todo el drama de hoy, necesito un respiro.
Silencio.
Y luego, su voz, más apagada de lo normal:
—Eso suena bien.
Fruncí el ceño.
¿Eso suena bien?
João nunca respondía así. Normalmente haría una broma. Preguntaría si nos veríamos.
Pero esta vez, no.
Esta vez, parecía que ni siquiera estaba poniendo atención.
Algo definitivamente estaba mal.
—João, en serio... ¿qué pasa?
Un silencio más largo que los anteriores.
Tanto, que por un momento pensé que la llamada se había cortado.
Pero luego habló.
—Nada, Mía. Estoy... estoy en otra cosa ahora mismo.
En otra cosa.
El malestar en mi pecho se volvió un nudo.
¿Qué significaba eso?
—Si estás ocupado, dímelo y cuelgo —solté sin poder evitar que mi tono sonara seco.
João suspiró.
—No es eso...
—¿Entonces qué es?
Nada.
Silencio otra vez.
Dios, me estaba hartando.
Froté mi muñeca, sintiendo el calor en mi piel.
Todo el maldito día había sido una montaña rusa de emociones. Primero la carrera, luego Max, ahora esto.
No tenía paciencia para más mierda.
—Olvídalo —murmuré finalmente, sintiéndome agotada de repente—. Hablamos otro día.
João tardó en responder.
—Mía...
Pero ya no tenía ganas de seguir esta conversación.
No con esta incomodidad flotando entre nosotros.
—Buenas noches, João.
Y colgué.
Solté el teléfono sobre la cama y me cubrí los ojos con el brazo, tratando de calmar la rabia silenciosa que me estaba carcomiendo por dentro.
¿Qué carajos fue eso?
¿Por qué estaba tan raro?
No sabía si era mi paranoia, si era la tensión de la carrera, o si realmente algo estaba pasando.
Pero una cosa era segura.
No me gustó ni un poco.

RACER  - L.NDonde viven las historias. Descúbrelo ahora