031, sweet nothings

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RACER

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RACER.
(Baby, we're so rare,
can't stop it, like a monster)

 (Baby, we're so rare, can't stop it, like a monster)

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La claridad del sol se filtraba entre las cortinas, iluminando la habitación en un dorado suave

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La claridad del sol se filtraba entre las cortinas, iluminando la habitación en un dorado suave. Sentí el calor extendiéndose por mi piel, pero, por primera vez en semanas, no desperté con el peso del día sobre los hombros. Me acomodé en la cama, sin atreverme a moverme demasiado para no perturbar el silencio que envolvía el cuarto.

A mi lado, el ritmo constante de su respiración seguía sereno. Al girarme, lo vi dormido, una expresión pacífica en su rostro, el brazo sobre mi cintura como si fuera lo más natural. Pero para mí, no lo era. Me sentía como si estuviera en un espacio desconocido, insegura de cómo actuar o de qué esperar. Aunque el corazón me latía con calma junto a él, mi mente se llenaba de pensamientos que no dejaban de hacerme preguntas.

El reloj marcaba ya media mañana, pero no me importaba. No quería mirar la hora, no quería pensar en nada que estuviera fuera de esta habitación ni recordar lo que quedaba detrás de esa puerta. Me quedé acurrucada en la cama, enredada en el calor de las sábanas, con el ritmo de mi respiración siguiendo la de Lando, su pecho subiendo y bajando bajo mi mejilla. La suavidad de su abrazo, la cercanía de su piel, eran un bálsamo que mi mente agotada necesitaba desesperadamente.

—Buen día, Mía —susurró, su voz aún rasposa por el sueño.

—Buen día —respondí, intentando que mi sonrisa no reflejara lo confusa que me sentía. No estaba segura de si mi instinto me decía que me quedara o que me levantara. Mis pensamientos me decían que debería tomar distancia, que tal vez me estaba dejando llevar demasiado, pero había algo en la cercanía de su mano, en la forma en que su pulgar dibujaba círculos suaves sobre mi piel, que me anclaba ahí.

RACER  - L.NDonde viven las historias. Descúbrelo ahora