RACER - L.N

030, saviour

RACER.
(Baby, we're so rare,
can't stop it, like a monster)

El sol brillaba a través de las cortinas, filtrándose en la habitación con una luz cálida y suave, envolviéndolo todo en un resplandor dorado. Sentí cómo el calor se deslizaba por mi piel, y un sentimiento inusual de flojera y serenidad me recorrió. Por primera vez en mucho tiempo, mi cuerpo estaba relajado, mi mente libre de esa tensión constante. Me permití unos segundos de paz, cerrando los ojos y disfrutando de la sensación de reposo. Me froté los ojos suavemente, intentando sacudirme el sueño, pero la suavidad de un par de brazos rodeando mi cintura me hizo detenerme.

El olor en el aire era inconfundible, una mezcla familiar de su loción y algo intrínsecamente suyo. Estaba envuelta en un abrazo, en el calor de un cuerpo que conocía tan bien, uno que me había dado fuerza en los momentos más oscuros y que, sin darme cuenta, se había convertido en un refugio.

"Lando", susurré, aunque sabía que él estaba ahí desde antes de abrir los ojos. La noche anterior había sido una especie de remanso entre tantas tormentas, una pequeña victoria sobre la soledad y la duda. Habíamos hablado durante horas, hasta que el cansancio nos venció. Lo miré de reojo, y una sonrisa involuntaria se dibujó en mis labios al verlo dormir profundamente, su pecho subiendo y bajando con cada respiración pausada.

Deslizarme de su abrazo se sintió un poco como renunciar a un escudo, pero necesitaba unos minutos para ordenar mis pensamientos antes de enfrentar la realidad que nos rodeaba. Me levanté de la cama en silencio, cuidando de no despertarlo, y me acerqué a la ventana. El mundo afuera era sereno, como si por un instante la vida frenética que llevábamos hubiera hecho una pausa.