❝Hay una ciudad donde cada persona tiene un color especial y un significado propio.❞
Myoui Mina era paz y tranquilidad, sólo eso, nada más. Después de todo y podía vivir así para siempre.
O eso creía hasta que una persona nueva apareció.
Son Chaeyou...
Una sorpresa esperaba a Chaeyoung y Mina en el jardín de la parte trasera de su hogar.
La mañana más clara de la semana anunciaba las buenas nuevas cuando ambas chicas encontraron un pequeño capullo cerrado en medio de un lugar donde no había más que césped.
La chica azulada lo sintió en su corazón, sabía que Chaeyoung también lo había hecho. Ese capullo era solamente para ellas.
Mina creó un par de luces y las dejó alrededor de la solitaria margarita, mientras que la chica anaranjada hizo crecer más flores silvestres a su alrededor para que no se sintiera abandonada.
Compartieron un beso muy cortito, porque ninguna podía dejar de sonreír. La piel azulada de Mina brillaba, y la anaranjada de Chaeyoung parecía el atardecer más luminoso del mundo.
Eran la tormenta y el atardecer perfecto.
Se comprometieron a velar por la seguridad del capullo todos los días, hasta que él mismo decidiera abrirse y ser lo que fuera que estaba destinado para ellas.
Ambas jóvenes entraron al hogar de la mano, y la de la tranquilidad decidió no ir a trabajar para pasar el día con lo más importante de su vida. Son Chaeyoung la esperaba en la sala con una sonrisa en los labios y sus brazos abiertos.
No podían esperar para contarle la noticia a todos, sabiendo lo que ello significaba.
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