Capítulo 28

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La torturante voz de aquel muchacho de rasgos asiáticos penetraba mis oídos como un par de cuchillas afiladas.

―Her name is Río and she's dancing on...

No estaba segura de cuánto tiempo más soportaría escuchándolo antes de que mi cabeza estallara, era terrible, en serio, su voz era similar al ruido de un perro enfermo gruñendo.

―¡Cervezas para todos! ―Desde hace unos minutos Colton no paraba de gritar sobre la música, lo que no hacía nada más que irritarme más de lo que ya estaba.

―¡Yo invito! ―se le unió Harry.

Mi cabeza comenzaba a palpitar, tanto ruido despertaba en mí el estrés que había tenido acumulado durante toda la semana y me hacía recordar que aún debía de empezar un largo proyecto sobre la enfermedad de personalidades múltiples que debía entregar el martes a primera hora, y yo ni siquiera había comenzado; sin mencionar que el martes comenzaba también la semana de exámenes.

―Necesito ir al baño ―susurré al oído de Jared, la música era tan alta que me vi obligada a repetírselo un par de veces más.

―De acuerdo ―estaba a punto de alejarme de ahí hasta que sentí sus dedos envolviendo mi muñeca― ¿Te encuentras bien? ―frunció el ceño.

―Excelente ―Mentí― Es sólo un pequeño dolor de cabeza ― me levanté de uno de los desgastados bancos que había alrededor de nuestra mesa y me incliné un poco para depositar un casto beso sobre sus labios.

―¿Se ven lindos ,no lo creen? ―La grave voz de Edward provocó una oleada de ira que tomo mi cuerpo. Lo miré y lo encontré sonriendo burlonamente con el puño bajo su barbilla, fingiendo que se encontraba interesado en nosotros. Junto a él se encontraba Colton sonriendo lascivamente. Al parecer habían comenzado a llevarse mucho mejor que antes.

―¿No tienen algo mejor qué hacer? ―Espetó Jared.

―No Jared ―tomé su rostro entre mis manos― No vale la pena.

―Tienes razón.

Con el fastidio y la irritación que llevaba acumulada desde el momento en el que había arribado al recinto, me dirigí al baño, no sin antes lanzarle a ese par mi mirada más fulminante.

El baño era una completa basura, un olor nauseabundo se instaló en mis fosas nasales desde el momento en el que entré. Cientos de papeles arrugados estaban esparcidos por el suelo y sobre el espejo había algunos grafitis y palabras escritas con lápiz labial rojo.

―Esto debe de ser una broma ―sellé mi nariz con el dedo índice y pulgar de mi mano izquierda y me miré en el reflejo del espejo. El estrés y la frustración con la que cargaba en mis hombros era evidente en mi rostro, debajo de mis párpados inferiores habían unas ojeras de un tono púrpura, mi boca se encontraba seca, tanto que algunas pequeñas grietas habían brotado sobre mis labios. Parecía que todo el maquillaje que me había puesto antes de ir a almorzar con los padres de Jared, se había evaporado por arte de magia.

Sólo relájate, declaró mi subconsciente, no hay mucho que puedas hacer ahora.

Lancé un suspiro antes de girar el grifo y echarme un chorro de agua helada sobre la cara. Sequé mi rostro con un pedazo de papel y después me dediqué a retocarme un poco el maquillaje.

―Soy una gran idiota ―declaré antes de polvorearme las mejillas con un poco de rubor.

―¿Por qué dices eso? ―preguntó una voz a la lejanía, era una voz familiar.

―Porque lo soy ―murmuré antes de guardar mi poco maquillaje en el bolso. Sentí como el escozor de las lágrimas se volvía una molestia tras mis párpados.

A Beautiful LieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora