Capítulo 24

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-¿Segura que estamos en el lugar correcto?- apreté el volante de cuero sintético entre mis dedos y le lancé una mirada furtiva a July que tenía la mirada fija en el celular.

-Sí, según el GPS...además esta es la dirección que Edward me envió- Resoplé y aparqué en un callejón iluminado solamente por un farol que parpadeaba, amenazando con apagarse en cualquier instante.

-Sabía que no debíamos de fiarnos por su nombre, se llama igual que el el famoso vampiro de una novela adolescente.

-¿Edward Cullen?, ¿en serio?- alzó la mirada y bufó- Mi Edward es mucho mejor que Robert Pattinson, debes de conocerlo.

-Para eso estoy aquí, y en cuanto lo conozca, te daré mi opinión más sincera acerca de él.

-Más te vale- advirtió.

Descendimos del auto. Ambas nos sentíamos nerviosas, la zona por la que caminábamos era completamente desconocida para nosotros y según los noticieros uno de los barrios más peligrosos de todo
Chicago; para nuestra desfortuna Jared y Alex no llegarían hasta más tarde, por lo que prácticamente si algo sucedía, yo tendría que cuidar de Julieta.

Era tan irónico.

El sonido pesado de la guitarra eléctrica en conjunto con la batería invadió mis oídos.

-¡¿Al menos sabes qué tipo de música compone?!- grité sobre el ruidoso escándalo mientras doblábamos la última cuadra.

-¡No creo que sea pop!- le lancé una mirada cargada de sarcasmo y continuamos avanzando.

Nos detuvimos frente al recinto donde siete letras en neón presentaban el nombre del bar, un nombre que se acoplaba perfectamente al lugar y que provocó un zarandeo en mi cuerpo y en el de July.

-"The Hell"- susurró, probando el nombre en sus labios.

El sonido de las motocicletas a nuestro alrededor causó que July se acurrucara levemente en mi hombro.

-Entremos ya- tiré de su antebrazo y nos internamos en ese bar de mala muerte.

Droga, alcohol, cigarrillos y sexo fue lo único que mis fosas nasales lograron percibir. Varias de las miradas recayeron en nosotras dos, tal vez porque no estábamos usando ropa negra, corta y transparente, o tal vez por lo desorientadas que parecíamos.

-¡Aguarda aquí, lo iré a buscar!- mi cuerpo entero entró en tensión.

-¡La mejor idea es mantenernos juntas, vamos tras los bastidores!- el bullicio era increíblemente exagerado, sin embargo July asintió.

Tomé su hombro y dejé que me guiara entre las personas, entregándole mi confianza entera a su instinto. Los segundos se convirtieron minutos y al pasar cinco de ellos, estrellándome con cuerpos alborotados y sudorosos, perdí la paciencia.

Tomé a Julieta por el antebrazo con agresividad y comencé a guiarla. En menos de dos minutos estábamos tras bastidores, la gente
-en su mayoría hombres de cabello largo y andrajoso-recorrían el reducido espacio sosteniendo baquetas, guitarras, bajos entre otros instrumentos, logrando darles una apariencia despreocupada y rebelde.

-¿Dónde demonios está?- chilló mi amiga.

-Juls- declaró una voz profunda y grave que penetró mis oídos.

-¡Edward!- Julieta se lanzó en los brazos de ese hombre que aún era un completo desconocido para mí.

Lo único que logré presenciar fueron sus manos, compuestas por dedos exageradamente largos y níveos, que jugaban discretamente con los tirantes del vestido primaveral de mi amiga, cosa que me incomodó de la peor manera. Era como observar la escena de como una niña inocente se fundía entre los brazos de un hombre pervertido.

A Beautiful LieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora